viernes, 26 de agosto de 2016

Como decía la tía Veneranda, de vuelta la burra al trigo.


Desde que en Argentina asumió el gobierno de derecha del presidente Macri los argentinos asistimos a un déjà bú, lo curioso es que el mismo está anclado a diversas dictaduras y gobiernos “democráticos”. Aparecen ante nuestros ojos imágenes de lo ya visto que, en vez de una sensación, es una cruel percepción. Nuevamente vemos aparecer el relato sobre los salarios como un costo, declaraciones sobre el ausentismo y el abuso de los trabajadores de las normas, los ataques a todo lo público, especialmente a los empleados del estado, un feroz discurso discriminatorio que hace blanco en las organizaciones piqueteras y en lo incómodo para el tránsito de las movilizaciones de los trabajadores en reclamo de sus derechos, la necesidad de someter a los llamados “delincuentes” a la tortura de cárceles que los llevan a sobrevivir en condiciones infrahumanas, contradiciendo lo que dice la constitución, que dice "[...] Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, [...], es decir que la constitución considera que las cárceles son para la reeducación y no para castigo de los reos, el discurso de los dos demonios, etc., etc. Cuando reflexioné sobre el discurso de los dos demonios, que básicamente intenta convencernos que, si la dictadura genocida fue mala y asesina, no fue menos malo y asesino el accionar de las organizaciones guerrilleras, si se juzga y se condena a los militares y civiles que participaron del genocidio, también hay que hacerlo con los militantes de las organizaciones guerrilleras. En los noventa este discurso perverso le permitió a Menem instrumentar el indulto a los guerrilleros y por la puerta de atrás indultó a los genocidas. A mi edad ya no cuido las formas, escribo lo que pienso y lo que siento. Es falso que los guerrilleros hayan cometido delito alguno, la constitución nacional establece el derecho de los ciudadanos a levantarse en armas contra el usurpador, y los que llegaron al poder mediante un golpe militar que abatió a un gobierno constitucional eran usurpadores. Segunda cuestión, sin negar los muertos causados por las organizaciones guerrilleras, existía una relación asimétrica entre los integrantes cívico-militares de la dictadura, que tenían a su disposición el poder del estado y los jóvenes que luchaban contra la dictadura. Los masacraron por enfrentarse a un enemigo poderoso que disponía del estado y por lo tanto de las fuerzas de seguridad y aún de parte del periodismo y del aparato judicial (muchos de los cómplices de la dictadura, como el fiscal Moldes todavía están en el aparato judicial). Tercera cuestión, el gobierno cívico-militar de la dictadura genocida ni siquiera respetó sus propias normas, ellos crearon grupos de tareas clandestinos e ilegales para capturar ciudadanos y someterlos a torturas en los chupaderos (cárceles ilegales) del régimen, estos grupos de tareas asesinaron a miles de personas que ni siquiera tenían vínculos con las organizaciones guerrilleras. Por ello es que la justicia caratuló como delitos de lesa humanidad a los cometidos por la dictadura cívico militar, y los crímenes de lesa humanidad no prescriben, ni siquiera es ético o moral permitir a los imputados tener cárcel domiciliaria por la edad avanzada, otorgarle cárcel domiciliaria convierte a los jueces y fiscales en cómplices de estos asesinos. Realmente produce asco escuchar a algún ciudadano hablar de los delitos de los jóvenes integrantes de las organizaciones guerrilleras, quienes esto afirman son irresponsables que solo están abonando el terreno para que exista la posibilidad que en nuestro país se vuelva a cometer un nuevo genocidio, porque los asesinos del ayer están (algunos) en la cárcel, pero ello no implica que en nuestro país no haya un sector de la burguesía que piense en algún nuevo plan genocida para eliminar el estorbo que significan los librepensadores a sus planes de explotación y opresión. O acaso no es común escuchar en las calles, en los bares, en mesas familiares, personas que afirman “con los militares esto no pasaba”, “con los delincuentes hay que tener mano dura”, “una cosa es la libertad y otra el libertinaje, no se puede cortar las calles o las rutas, el gobierno tiene que reprimir”. Lo extraño es que este discurso no apareció cuando las patronales del campo cortaron rutas y calles, desabasteciendo ciudades, obligando a los ciudadanos a hacer largas colas para conseguir combustibles, alimentos, etc., causando la muerte de personas que eran transportadas de urgencia en ambulancias que no eran dejadas pasar por los piquetes. En los doce años de gobierno kirchnerista pudimos gozar de la libertad de pensar, de decir lo que pensábamos, de hacer lo que decíamos. Hoy, como durante el anterior gobierno, periodistas falaces levantan sus voces mercenarias para decir que entre el 2002 y el 2015 no se podía hablar, se perseguía a los que pensaban distinto, había represión. Digámoslo con claridad, refutemos estas falsedades, la represión era tan grande que se ridiculizaba, se difamaba, se ofendía a la presidenta Cristina casi a diario. Vean sino los programas de Lanata y todas la mentiras y falsedades que desde ese programa se decían sin que nunca Lanata haya sido siquiera molestado por sus dichos, vean las tapas del grupo Perfil, tapas que superaban el límite de lo escatológico para ofender e injuriar a la presidente Cristina. Vean las tapas de Clarín infestadas de mentiras que, una vez demostrado que eran falsas casi nunca eran desmentidas. Se le pide autocrítica al kirchnerismo, y la autocrítica de estos medios falaces y sus esbirros, los periodistas empleados de esos medios, ¿para cuándo? Los medios ajustician mediáticamente a los funcionarios kirchneristas, sin darle lugar a defensa siquiera (en los programas del Grupo Clarín no participan ex funcionarios para defenderse de sus burdas falsedades), pero nada se dice de la corrupción de los dueños de esos medios como la estafa al fisco de La Nación suspendida por un amparo que tiene doce años, o el robo a mano armada de Papel Prensa cometido por Magneto y los CEOs de la Nación y La Razón. No se denuncia la corrupción del gobierno Macrista, para ello hay que esperar que la justicia se expida nos dicen, casi no se habla de la evasión fiscal de Caputo, SOCMA y demás empresas vinculadas a la gran burguesía en el poder. No se ventila el carácter de los llamados “jueces y fiscales” de la justicia federal como Moldes que asumieron durante la dictadura y fueron cómplices de ella negando a los desaparecidos o presos políticos recursos de Habeas Corpus. Esto es la teoría de los dos demonios, condena sin pruebas, ni proceso como lo que intenta hoy el fiscal Marijuan, que de esta manera paga favores al macrismo, como el de su hija empleada en el Ministerio de Patricia Bulrich, manchando el honor de la ex-presidenta con acusaciones falsas y maliciosas, cometiendo prevaricato. Denuncias mediáticas de personeros del régimen dictatorial como Carrió (ex funcionaria judicial de la dictadura genocida), Stolbizer (empleada del mes de Macri en busca de una plaza en la Corte) u Ocaña (ex funcionaria incompetente y corrupta del kirchnerismo), que primero son ampliamente difundidas por los medios hegemónicos sin verificarlas y luego, cuando se ha instalado el tema en la población, son tomadas por algún fiscal corrupto para llevar adelante procesos judiciales viciados de nulidad. Los integrantes de los grupos guerrilleros, aunque equivocados en algunos puntos de su accionar, fueron héroes que salieron a defender el derecho de los argentinos a vivir en paz y democracia, mientras que sus acusadores de hoy, eran cómplices de la dictadura. Los miembros de los grupos de derechos humanos como abuelas y madres de plaza de mayo son símbolos de la lucha contra la dictadura genocida, mientras lo que las critican son parte de un siniestro plan para envilecer su memoria porque ellas resultan disfuncionales a sus planes explotación y opresión. Por eso reflotan la teoría de los dos demonios y la tratan de instalar nuevamente de la mano de sus comunicadores corruptos y falaces como Lanata, Plager, Viulouta, Majul, Franco, Viale, Santoro, Obarrio, Levinas, Bonelli, Van der Koy, Wyñaski, y tantos otros que hace rato dejaron de ser periodistas para convertirse, como he dicho en más de una oportunidad, en sicarios de la palabra al servicio de la mafia mediática y de la gran burguesía concentrada. De lo que se trata es de aparecer en los medios con un discurso monolítico, único, para que la mentira y la injuria sean creíbles, por eso no invitan a personas que piensen distinto en esos programas, la cuestión es atropellarse para difamar a Cristina, para instalar la sospecha, lo demás es pan comido. Lo mismo hacen con Venezuela, con Brasil, lo mismo hicieron con Lugo en Paraguay, la burguesía no soporta gobiernos que acoten su avaricia y su codicia, la burguesía no soporta gobiernos que otorguen derechos a los vulnerables, la burguesía no soporta gobierno que redistribuyan riqueza. No es extraño que al corrupto gobierno de Temer no lo critiquen, a al heredero gobierno paraguayo de Stroesner, el partido Colorado no lo critiquen. La cuestión es que vos, las personas cercanas, yo, las personas cercanas, la sociedad toda, asumamos que el orden injusto y explotador es natural, que esperemos que a los ricos les sobre para que tiren para abajo, como hacía la nobleza en la Francia pre-revolucionaria, claro cuando el pueblo se cansó y todos esos nobles visitaron la guillotina. Por eso defiendo a los jóvenes revolucionarios de los sesenta y setenta. Por eso critico la teoría de los dos demonios, por eso creo en la equidad y la igualdad, por eso creo en la lucha anticapitalista, porque es hora que los ciudadanos tomemos el toro por las hasta y protagonicemos un cambio real. Hasta la próxima

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