Después del recreo que implicaron las últimas entradas del blog, volvamos a la filosofía política.
Tomo una charla cotidiana en una Facultad. Una persona dice a otra “No vamos a permitir que elijan Decano a otra persona que no sea la que queremos nosotros, porque somos mayoría entre los estudiantes de la Facultad.”
Cuando escuché la frase me resonaron las voces que debatían en la Facultad en los años 70`, en esos años eran frecuentes los debates acerca de quién representaba el interés de la clase obrera. Existía una multiplicidad de partidos de izquierda, que se arrogaban ser desde el embrión hasta el partido de la clase obrera. Todos sostenían que los obreros debían tener un partido que represente a sus intereses y se postulaban para el cargo.
En general este era un debate al interior del campo marxista, ya que era esta la teoría que enunciaba la necesidad de pasar del capitalismo al socialismo y de allí al comunismo por vía de la acción revolucionaria y violenta llevada a cabo por el sujeto revolucionario (la clase obrera) conducido por su partido de clase.
El problema era que había más partidos de la clase obrera que obreros, allí se agolpaban en las discusiones para dilucidar quien representaba genuinamente los intereses de los obreros, organizaciones más o menos numerosas tales como: el Partico Comunista Revolucionario, el Partido Comunista, el Partido Obrero, el Partido Obrero Revolucionario, el Partido Obrero Revolucionario de los Trabajadores, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (El combatiente), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (La verdad), Vanguardia Comunista, el Socialismo Revolucionario, los Grupos Revolucionarios Socialistas, la Línea de Acción Revolucionaria, el Partido Socialista Popular, el Partido Socialista Auténtico, el Frente de Izquierda Revolucionaria, etc., etc., un amigo muy obsesivo que llegó a contar los partidos y embriones de partidos de la clase obrera cuenta que contabilizó más de cien y le faltaron muchos que ni conocía.
Ahora bien, la mayoría de estas organizaciones se reclamaban marxistas y decían representar los intereses obreros, y que sus ideas constituían ni más ni menos que la ideología del proletariado. Pero casi todos, por no decir todos, los dirigentes de estas organizaciones eran parte de lo que ellos mismos denominaban la pequeña burguesía, provenían de familias de clase media con buen nivel de vida, eran en su mayoría profesionales o estudiantes universitarios, y la gran mayoría de ellos hoy viven en countries, barrios de clase media y disfrutan de una posición económica cuanto menos holgada, y dentro de vida cotidiana de estas personas, las ideas de izquierdas suelen ser un buen motivo para reunirse y contar anécdotas de militancia pasada. Algunos, mas nostálgicos de la política adscribieron al Alfonsinismo Radical de los ochenta, al Menemismo de los noventa o al Kischnerismo de comienzos del milenio (recuérdese por ejemplo quienes conformaron el Grupo Esmeralda, que elaboró el discurso progresista que Alfonsín enunció en Parque Norte en los 80´, o algunos gobernadores actuales y tantos otros que militaron y militan como asesores, diputados, etc. de esos partidos habiendo pasado antes por esa izquierda revolucionaria.
Cómo funcionaba la lógica discursiva de estos actores sociales para que, un miembro de una clase social, pudiera considerarse líder y conductor de otra.
En primer lugar diré que esto no es nuevo, por ejemplo Moisés, que condujo según la biblia, al pueblo judío a la tierra prometida no era ni más ni menos que un príncipe egipcio[1] miembro del antiguo linaje monoteísta del Faraón Amenhotep, que luego tomara el nombre de Akenatón, para proclamar la existencia de un solo dios, Atón.
Los judíos siguieron a Moisés en busca de la tierra prometida como si fuera uno de ellos
Volvamos a nuestro tema, pareciera que la lógica discursiva sería esta, existe una propiedad sustancial y material de la vida en sociedad, la conciencia[2], que es susceptible de ser elaborada por fuera de los grupos que son portadores de la misma.
Los grupos que se constituirían en sujetos históricos del cambio social, serían a la vez grupos objetos, que deben comprender su destino histórico a través de la producción de sentido realizada por lo que Antonio Gramcsi, denominó los intelectuales orgánicos de clase.
Como determinan estos intelectuales orgánicos que ellos y no otros son los que enuncian la conciencia revolucionaria de la clase obrera, pues bien, la cuestión es sencilla, si uno lee “Del socialismo utópico al socialismo Científico[3], los marxistas se constituyen en los portadores de la conciencia proletaria por cuanto disponen del método científico para analizar la realidad, el Materialismo Histórico, la posesión del método hace que todos sus análisis sean objetivos, y por lo tanto son los únicos que pueden enunciar el desenvolvimiento histórico social. Siguiendo a Grancsi podríamos agregar que los marxistas son los intelectuales orgánicos de la clase obrera y que por lo tanto los partidos comunistas que los agrupan, se convierten en la organización de los intelectuales revolucionarios.
Con este curioso artilugio dialéctico un sector de la pequeña burguesía jacobina se constituye en la guía de los obreros en su lucha por l construcción del socialismo. Quien es que autoriza este espacio de representación de estos intelectuales, pues ni más ni menos que ellos mismos, que habiendo estudiado el marxismo son portadores del método científico para analizar objetivamente la realidad.
El problema es que no existe una realidad, ni tampoco una realidad objetiva, la realidad es una construcción que cada sujeto social realiza en función de la información que dispone, las herramientas con que cuenta para analizarla, la formación que posibilito que posea esas herramientas y los intereses individuales y sociales que sostienen la organización de su pensamiento.
Habrá tantas realidades como sujetos puedan pensar la experiencia y lo que denominamos “realidad” es la resultante del intercambio de todas esas maneras de analizar el entorno mediato e inmediato. Por lo tanto esa realidad, que denominamos objetiva, no es más que una construcción subjetivamente organizada en el espacio social del intercambio entre los seres humanos.
Un ejemplo simple pero ilustrativo, para un turista las montañas o las sierras constituyen un paisaje en el cual se siente transportado a la naturaleza, para un residente de las mismas puede no ser más que el lugar en el que vive, así como la ciudad no es para el turista antes referido, un paisaje, sino el lugar en el que vive, y puede serlo para el visitante ocasional que reside en las montañas o las sierras.
Lo interesante es que en la U.R.S.S. todas esas personas que compartían el método científico terminaron exterminándose unas con otras y sobrevivió el más fuerte, Joseph Stalin, y lo mismo ocurrió en todos los experimentos socialistas que se realizaron en los últimos cien años, lo que no significa desvalorizar o rechazar los principios que el socialismo tiene, los logros alcanzados por estos experimentos y los valores que a lo largo de su corta historia desarrollaron en los respectivos colectivos sociales.
La revolución francesa fue importante no solo porque derrocó a la monarquía en Francia, sino porque extendió el pensamiento liberal construido en los siglos XVI, XVII y XVIII a toda Europa exportando las instituciones democráticas a los puntos más apartados del planeta.
Estos dos movimientos del pensamiento, la democracia liberal y el ideario socialista, no son antagónicos, por el contrario son complementarios, y representan el punto más alto de la evolución del pensamiento humano que tiene como antecedentes históricos la filosofía griega de los siglos IV y V.
Pero ningún pensamiento lleva dentro de sí el carácter de verdad, ni constituye el fin último de la historia, la humanidad evoluciona en forma continua y no en forma lineal, con avances y retrocesos, a altos puntos de civilización los interrumpe la barbarie como por ejemplo los genocidios del siglo XX[4] en plena vigencia de la democracia liberal.
En este encuadre es que debemos ver la cuestión de la representación y su relación con la democracia. No existe una sola forma de democracia, lo que tenemos en general en los países occidentales y por supuesto en Argentina es una de esas formas que denominamos democracia indirecta o representativa, al decir de nuestra constitución, “el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes”. En el ciudadano no reside la soberanía de gestión, sino la soberanía de representación, es decir que Ud. cuando vota no gobierna sino que escoge a quien va a gobernar en su nombre. Ni siquiera otorga un mandato preciso a su representante, por cuanto ningún gobernante está obligado a cumplir lo que promete en campaña, y más aun muchas veces hace cosas que nunca prometió.
El representante no se compromete a nada con su electorado, puede votar, en el gobierno central o en el parlamento lo que le plazca, aun cuando haya prometido lo contrario y al fin de su mandato no rinde cuentas a nadie, más aún la generalidad de los ciudadanos no sabemos que es lo que votó la persona que dice representarnos.
Analizando un poco más en profundidad el sistema electoral de nuestro país, el ciudadano vota listas completas, lo que significa que vota a personas que no conoce, nunca escucho lo que piensa hacer si son elegidos y nunca le van a rendir cuentas. Y si Ud. ciudadano piensa que puede participar de una contienda electoral y proponerse para un cargo público cualquier persona, está muy equivocado, puesto que para poder participar tiene que hacerlo dentro de esas listas sábanas y ser miembro de algún partido legalmente reconocido. Esto último es muy importante, porque si un grupo de ciudadanos se reúne para acceder a la gestión, no necesariamente quiere decir que va a poder hacerlo, ya que para poder participar en una contienda electoral un partido debe tener reconocimiento legal es decir cumplir con los requisitos de la ley electoral que entre otras restricciones fija que los partidos políticos para poder participar en la siguiente elección, tienen que lograr un piso electoral mínimo que los habilite.
En conclusión la democracia representativa constituye un filtro a la participación en la gestión de la “Res-pública” de los ciudadanos, permitiendo establecer controles para que el poder de gestión y los privilegios sean defendido por un sector especial del colectivo social de un país, la burocracia de gestión, seleccionada desde adentro de los partidos políticos y formada por los mecanismos internos de sujeción ideológica de esos conglomerados.
¿Que otras formas de democracia podrían existir?, son varias, pero la que más nos interesa es la democracia directa. La democracia directa, que una cierta corriente de pensamiento erróneamente asimiló con las experiencias llamadas del socialismo real[5], consiste en la gestión de los intereses comunes a través de formas decisionales que se basan en el libre y autónomo ejercicio de la democracia de manera directa. Es la asamblea de ciudadanos reunidos en lo que los griegos denominaban la Ekklesia, la que toma las decisiones por mayoría.
La democracia directa implica la anulación de la representación y la reivindicación de la autonomía, el ciudadano no posee intermediarios, es él el que toma las decisiones y en los casos más extremos el que las ejecuta. Supone la eliminación de la sociedad heterónoma en la que el sujeto es sujetado por normas externas a él no solo físicamente, sino en la mayoría de los casos históricamente, por cuanto nos sometemos a normas establecidas, en no pocos casos, por los miembros de una o varias generaciones anteriores a la nuestra. Habilita la construcción de una sociedad autónoma, regida por normas votadas por los propios sujetos de las instituciones, normas que surgen de la voluntad y el debate entre pares y que son anuladas por ese mismo método de discusión y gestión.
Un lugar común es la crítica que se realiza a esta manera de tomar decisiones, argumentando que ello solo es posible en comunidades pequeñas. En primer lugar debemos decir que aun en comunidades pequeñas, como lo es por ejemplo una Facultad de una Universidad se usa la democracia representativa y los Decanos y demás autoridades, son elegidos en forma indirecta, ni siquiera por el voto directo de los actores universitarios, y en segundo lugar la democracia directa habilita pensar e imaginar al país desde una perspectiva estructural que va mas allá del paradigma federal imperante por ejemplo, en nuestro país.
Supone autonomizar los municipios, transferir todos los servicios y responsabilidades al Estado Municipal, en los grandes conglomerados federalizar esas comunas en varios municipios, en los cuales sea posible la gestión colectiva de la cosa pública. Se puede conjugar esta forma de tomar y ejecutar decisiones con formas federales que articulen y organicen el Estado Federal de manera de garantizar la equidad entre las diferentes unidades territoriales y el desarrollo autónomo pero homogéneo.
Vistas estas dos formas de democracia, no quiero cerrar este dialogo sin tocar el tema de la representación desde la perspectiva de la conciencia y los peligros que ello conlleva. En la década de los 70` era frecuente que los diferentes grupos de izquierda argumentaran la necesidad de la violencia y la toma del poder por la vía armada para construir la nueva sociedad socialista, para ello se autodefinían como representantes legítimos de los intereses de los sectores más vulnerables.
Más allá del debate que supone pensar que medidas económicas y sociales es necesario tomar para lograr la igualdad, y más aún que tipo de igualdad propugnamos, lo que estos grupos a los que nos referimos, tenían como fuente de legitimación de su conciencia de auténticos representantes de los sectores más desfavorecidos de la sociedad, era su propia representación, es decir, representaban los intereses progresivos de la sociedad porque ellos, a través de su análisis “científico” lo habían decidido, y el uso de la violencia los constituía en un grupo social diferenciado que buscaba imponer en forma autoritaria un modelo social al conjunto. No existe ningún grupo que pueda arrogarse la representación de una fracción de la sociedad (una clase por ejemplo) y menos aún de toda la sociedad, porque las colectividades humanas (sean estas países, barrios, grupos étnicos, etc.) son esencialmente heterogéneas, están constituidos por representaciones comunes o imaginarios colectivos, pero también por intereses y percepciones diferentes de ciudadano a ciudadano, de grupo a grupo, de clase social a clase social.
Cuando en una organización, colectividad o país un grupo no puede definir las diferentes posiciones a su favor, necesariamente no es mayoría, porque el resto aunque se constituya por sujetos que piensen diferentes se conforman en una mayoría circunstancial, y el hacer democrático define que esa mayoría circunstancial[6] es la que decide.
Y si algún grupo no está de acuerdo con las normas establecidas para tomar las decisiones, debe tratar de lograr una mayoría circunstancial que permita cambiar en ese momento histórico social esas normas.
Porque en definitiva, amigo mío de eso se trata la democracia, de debatir y tomar decisiones que luego pueden ser cambiadas por nuevos consensos.
Hasta la próxima.
[1] No quiero decir que esta sea la única interpretación pero existen muchos trabajos en esta línea de pensamiento uno de ellos de Sigmund Freud: Moisés y la religión monoteísta que incluso habla de más de un Moisés en la Mesopotamia.
[2] No nos referimos a la conciencia individual que es una propiedad emergente de la materia, el cerebro que se localiza en la corteza cerebral con una funcionalidad que le otorgan las redes neurosemánticas, sino a la conciencia social o de clase.
[3] Engels F. (1973) Del socialismo utópico al socialismo científico. Marx y Engels obras completas. Ed. Ciencias del Hombre. Bs As.
[4] Por ejemplo el genocidio del pueblo armenio, el holocausto judío etc.
[5] En países capitalistas como Suiza se desarrollan en los cantones experiencias de democracia directa, mientras que en los países del socialismo real la forma democrática fue la de democracia indirecta, es decir los ciudadanos votan por un representante que se autonomiza del colectivo una vez elegido..
[6] Todas las mayorías son circunstanciales duren más o menos tiempo.
Muy esclarecedor su artículo, profesor.Nunca entendía porque los dirigentes de las docentes del nivel primario eran varones siendo que hay mayoría femenina .Ahora y gracias a sus conceptos acerca de la representatividad puedo comprender lo que siempre me inquietó.Me da un gran placer leerlo
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