En Argentina, y creo que en todo el mundo hay panegíricos de los sistemas y panegíricos de los gobiernos. En la actualidad se han multiplicado los panegíricos del gobierno de Mauricio Macri.
Tomo el término, que corrientemente significa un discurso en honor y alabanza a alguien, en su sentido negativo, es decir, el trabajo intelectual, sobre todo periodístico, orientado a alabar al gobierno intentando burdamente que este discurso no sea visto como una alabanza.
Los periodistas militantes del gobierno del PRO-RADICALISMO usan por lo general lo que en un momento dio en llamarse el elogio diferido, es decir, criticar a alguien para terminar alabándolo.
Este elogio diferido tiene invariablemente, entre los escribas y comunicadores amanuenses del gobierno actual, un punto de partida. Este punto de partida, a mi entender, no es casual ni arbitrario, el periodismo militante está en línea con el relato de la nueva derecha en el gobierno que ha definido como leiv motiv del ejercicio del poder autoritario dos caminos muy claros, por un lado el encarcelamiento o la judicialización de los líderes populares vinculados al anterior gobierno (por caso Milagro Sala, Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kirchner, Aníbal Fernández, Axel Kiciloff, y tantos otros) con el claro objeto de impedir que puedan competir en las próximas elecciones, lo que piensan lograrlo de la mano de jueces y fiscales corruptos y venales como el Fiscal Marijuan, el Juez Bonadío y muchos más, por lo general jueces y fiscales de la dictadura o designados por el gobierno menemista para garantizar su impunidad y que ahora están al servicio de la nueva derecha argentina genocida (por ejemplo Milagro Sala lleva más de cinco meses presa sin juicio y hasta persiguen a sus abogados o presionan a sus seguidores extorsionándolos con la posible cárcel para que declaren lo que al Gobernador corrupto Gerardo Morales le conviene), y por el otro, a través de una prensa aliada, en la que los periodistas enuncian un relato producido en las altas esferas de los medios de comunicación masiva (Vilas, Magneto, etc.).
Es a partir de este objetivo fundamental, que pretende, además de descalificar a los funcionarios del gobierno anterior, deja en claro que la gran burguesía va a intentar impedir por todos los medios posibles, que accedan al gobierno sectores políticos que no comulguen con sus intereses.
El elogio diferido, que da lugar al discurso panegírico de los periodistas (Majul, Lanata, Plagel, Franco, Vilouta, Wiñazky, Feidmann, Longobardi, Novaresio, y tantos otros) al servicio de la mentira, las operaciones de prensa, el ocultamiento de la información, la difamación pública de los actores políticos, el prejuzgamiento de las causa judiciales, la defensa de una justicia podrida hasta la médula, comienza invariablemente con la denostación del gobierno anterior, como vía de atemperar aquellas críticas que ya no pueden silenciar, y luego de realizar algún comentario crítico se pasa invariablemente a destacar las “virtudes del gobierno” tratando de minimizar el feroz ajuste que condena a los argentinos al hambre y la miseria.
Precisamente, Luis Novaresio, en el diario La Capital del 5/6/2016 presenta una columna que incluye todos estos elementos. El título de la columna. es sumamente sugestivo, “Seis meses más de la grieta”.
La grieta, concepto enunciado por otro obsecuente relator del régimen marista, Jorge Lanata, aunque más encumbrado y con más roce con el poder de la nueva derecha que Novaresio, que es tan solo un oscuro periodista pueblerino que recaló en Bs. As. y en base a un disciplinamiento total al dueño de los medios en los que trabaja (América y La Capital), Daniel Vilas, líder del “Grupo 1” de medios de comunicación pudo acceder a la pantalla televisiva.
En realidad, la grieta es un curioso invento de Lanata según el cual los argentinos fuimos divididos por la acción ideológica del “relato” kirchnerista que no admitía poder aceptar el discurso del otro. Lo interesante es que este supuesto es absolutamente falso, el discurso kirchnerista siempre admitió la pluralidad de ideas, lo que hizo fue manifestar, generalmente en la voz de la presidenta Cristina Fernández su desacuerdo con los presupuestos políticos de la derecha argentina y los medios hegemónicos que lo sostenían.
No escuche en la gran cantidad de cadenas nacionales, que la presidenta indicara la persecución política o judicial de sus opositores, si escuche a los opositores decir barbaridades de la presidenta y de su gobierno, mentir descaradamente, utilizar denunciadoras seriales y falaces como Margarita Stolbizar, Elisa Carrió y Graciela Ocaña (quien fue ministra de salud del gobierno kirchnerista y despedida por su ineficiencia en el manejo del área) para atacar al gobierno con causas que luego se demostraban como falaces, como aquella vez que Carrio con la complicidad de Clarín monto un numerito con cajas traídas de EE.UU. que demostraban la corrupción y que luego quedó en la nada, o las cuentas en un banco de EE.UU. de Máximo Kirchner y la ex ministra de defensa Nilda Garré, que el propio banco desmintió su existencia. Lo curioso que estas denunciadoras seriales, “amantes” de la ética y la vida republicana, jamás denuncian al gobierno macrista (tanto en los más de ocho años de gobierno macrista en CABA, como en estos seis meses de gobierno) inmerso en múltiples escándalos de corrupción, sobornos, coimas, entrega de la obra pública a amigos, parientes y favorecedores, sobreprecios en las importaciones del estado (como el gas que Shell, la empresa de la que es socio el ministro Aranguren, vende vía Chile), la compra de dólares a futuro por parte de los mismos funcionarios del gobierno macrista que luego decidieron la devaluación haciendo ingentes ganancias, etc. etc.
No vi en los discursos de la presidenta agravios personales, ataques a la intimidad, mentiras sobre la conducta, sobre la moral, de sus opositores políticos, y si, en cambio, los vi en las múltiples tapas del libelo de Editorial Perfil, Noticias, si escuché las diatribas, prejuicios porque la presidenta era mujer, difamaciones, en Lanata, Carrió y tantos otros.
No contabilizo presos políticos en los doce años de gobierno kirchnerista, como si puedo hacerlo en los seis meses del Gobierno PRO-RADICALISMO. No recuerdo persecuciones judiciales feroces, arbitrarias, basadas en falsas denuncias o en la tergiversación de las pruebas, como si lo observo en esos mismo jueces y fiscales que enjuician al gobierno anterior, pero que, a la hora de impulsar causas contra el poder económico y político de esta dictadura, le cantan el arrorró para que duerman el sueño de los justos. Allí están la evasión durante más de una década del diario La Nación durmiendo en la Corte Suprema, El robo a mano armada de Papel Prensa ejecutado por la banda de organizaciones criminales encabezada por La Nación y Clarín, los múltiples juicios por escuchas ilegales que hizo Macri, los conocidos sobornos a periodistas como el pago de 14 millones a Majul por hacer campaña a favor del régimen, el escandaloso negociado de Niembro que no aparece en los encabezados de la prensa canalla, las cuentas off shore de Macri con las que evadió impuestos y lavó dinero, los escandalosos negociados del presidente con su amigo Caputo y su propia familia dándoles contratos leoninos, tan leoninos que los contratos de Baez serían el cambio chico de la corrupción.
Esa “grieta”, estimado “periodista” Novaresio, no fue creada y ensanchada por los kirchneristas (y conste que ni fui, ni soy kirchnerista, solo un humilde profesor universitario con pensamiento propio), sino por los periodistas militantes de la nueva derecha autoritaria argentina como vos, Lanata, Majul, Longobardi, Feidman, Bonelli, Alfano, los Leuco, Van Der Koy, Blanc, Castro y tantos otros que a diario envenenaron y envenenan de odio a la mayoría de los argentinos con el único objetivo de garantizar el poder de la nueva derecha argentina.
Pero además, y esto es un punto de vista muy importante, la famosa grieta no es tal, como afirmas vos Novaresio, siempre hubo “grieta” en Argentina desde la misma revolución de mayo, Saavedra y Moreno, unitarios y federales, conservadores y radicales, peronistas y antiperonistas, militares y civiles, derecha e izquierda, nacionalistas y liberales, pero estas falsas antinomias siempre ocultaron la verdadera contradicción en nuestro país, el antagonismo entre la burguesía y el proletariado, entre capitalistas y trabajadores que llevó a matanzas feroces como en la Patagonia donde murieron en 1919 cientos de obreros por defender sus derechos, fusilados por el asesino ejército argentino y su comandante Falcón, como las matanzas de la semana trágica cuando los obreros de los Talleres Vasena salieron a defender sus derechos, los fusilamientos de Joaquín Pennina y Severino Di Giovanni, los fusilados en José León Suárez, los mártires de la dictadura genocida, los asesinados el 20 y 21 de diciembre de 2001 y tantos más que cayeron por las balas de los uniformados o en las cámaras de tortura de las dictaduras para sostener las ideas económicas del neoliberalismo.
Por eso, mal que te pese Novaresio, la grieta, como vos la llamás, no se cerrará mientras la burguesía continúe explotando y oprimiendo al pueblo trabajador, siempre habrán millones de trabajadores dispuestos a defender sus derechos en las calles, en las fábricas, en las universidades.
A lo que asistimos hoy, es a un recrudecimiento de la lucha de clases, que será mucho más álgida en los próximos meses, a menos que la dictadura macrista deponga su actitud de beligerancia contra el pueblo y respete las conquistas alcanzadas por los trabajadores.
En todo el siglo XX la característica de la economía fue la consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales, de ajustes salvajes que atendían a las necesidades e intereses de los sectores hegemónicos más concentrados de la burguesía en detrimento de los sectores medios, los trabajadores y las PYMES.
Después de 12 años de ensayo keynesiano pudimos comprobar que, aun bajo el capitalismo, es posible llevar adelante políticas económicas que favorezcan una mayor igualdad en el reparto de la renta nacional y el mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores más vulnerables.
Está en nosotros corregir el error que cometimos en las elecciones presidenciales del 2015.
Hasta la próxima
No hay comentarios:
Publicar un comentario