Es claro que el femicidio es un problema urgente. La cantidad de mujeres asesinadas por sus parejas, ex parejas, etc., amerita un programa de prevención y atención de las mujeres víctimas de violencia de género.
Como se que lo que voy a escribir es muy polémico, quiero hacer en primer lugar una petición de principios. La sociedad actual es todavía una sociedad machista, la mujer ocupa en la estructura social y en el imaginario de la misma un rol secundario, relegada de los lugares importantes de decisión, condenada en muchos casos al trabajo doméstico.
La sociedad machista, o diciéndolo con mayor precisión la sociedad patriarcal es muy antigua, pero no siempre existió.
Existen estudios antropológicos que demuestran la existencia de sociedades matriarcales. Engels, Margaret Mead, etc., analizar su existencia en un conocidos trabajos, En: “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”, Engels nos habla de la primera gran revolución social, el paso del derecho materno al derecho paterno y vincula este cambio con el momento en que los grupos humanos se convierten en sedentarios y pueden realizar una acumulación primaria de bienes.
En las sociedades primitivas no existía la monogamia, las uniones eran grupales, y los clanes endogámicos tenían dentro de sí libre comercio sexual.
Esto llevaba a que se supiera de que mujer era hijo alguien, pero no quien era su padre. Mientras no hubo acumulación originaria, este modelo social funcionó, las mujeres se ocupaban de las tareas domésticas y los hombres de proveer alimentos mediante la caza.
Con la aparición de la agricultura, las comunidades primitivas comienzan a estacionarse en un territorio determinado, y en ese territorio los hombres, además de obtener lo necesario para la subsistencia, pueden realizar acumulación de alimentos, enseres, etc.
La economía externa se hace más importante que la economía del “domus”, pero a la vez comienzan a establecerse las diferencias al interior de la gen primitivo. Algunos de sus miembros son capaces de realizar una acumulación diferente a otros, y, por decirlo de una manera simplificada, surge la necesidad de trascender, brindando lo acumulado a la descendencia, es decir, surge la necesidad de reconocer de qué padre es hijo un hijo.
Este cuadro de situación genera en primer lugar el derrocamiento del derecho materno, para ello la gen se transforma, comienzan a surgir las diferentes formas de apareamiento, algunas de las cuales perduran hasta la actualidad (monogamia, poligamia, etc.).
La mujer comienza a ser propiedad de un solo hombre, y al ser así es posible saber a que hombre corresponde la paternidad de sus hijos.
El dominio del hombre sobre la mujer, luego del reemplazo del derecho materno por el paterno, instaura la sociedad patriarca, el machismo es una forma exacerbada y anómala de ese tipo de contrato social de nuestros ancestros. Durante siglos la mujer será sojuzgada, desvalorizada, condenada a vivir una vida intrascendente al interior de los muros del hogar, y desde entonces comenzó la larga marcha por su liberación, por la igualdad de los sexo, lucha que aun es necesaria y que es parte de la lucha de todos los oprimidos y desposeídos contra la opresión.
Pero una cosa es la lucha de las mujeres por su reivindicación social y otra el extremismo feminista, que como todos los extremismos es nefasto.
¿Porque digo esto? Veamos algunos ejemplos.
En un reportaje radial una de estas extremistas, llamada Cecilia (el apellido lo ignoro) sostuvo que el hombre y la mujer no tenían ninguna diferencia ni psíquica o física; también se preguntó porque a los niños no se les daba para jugar muñecas, como a las niñas, y sostuvo que había que punir los piropos.
Como las aporías de Zenón de Eleas, este argumento puede tener una lógica discursiva, pero no soporta la confrontación con la realidad.
Que el hombre y la mujer no tienen diferencias psíquicas, físicas y culturales es una falsedad. Más aún sostener que todos los seres humanos son iguales es incorrecto dado que cada ser humano es diferente a todos sus congéneres, la noción de igualdad no es una noción biológica o psíquica, es una noción social, que remite a que todos los integrantes de una sociedad tengan igualdad de oportunidades y la posibilidad de cubrir todas sus necesidades, se vincula a la lucha contra la pobreza y la indigencia por las que algunos ciudadanos gozan de mucho y otros de nada.
Algunos tienen mayor coeficiente intelectual, otros mayor fortaleza física, otros mas salud física y mental, es decir cada uno de nosotros tenemos atributos que nos diferencian de los demás.
En el plano del género existen profundas diferencias entre el hombre y la mujer, estas diferencias biológicas, psíquicas y culturales han determinado diferencias inaceptables en el plano de lo social.
La mujeres pueden tener en su vientre a los hijos, los hombres tienen en general una mayor fortaleza física, las mujeres pueden parir un hijo por año (a lo zumo mellizos, trillizos, etc.), los hombres pueden engendrar cientos de hijos en un año, las mujeres constan de lo que llamamos instinto femenino que les desarrolla cualidades psíquicas muy importantes como la necesidad de proteger a su prole, amamantarlos, etc., todas estas características que determinan un particular psiquismo femenino y masculino.
Estas características no invalidad la igualdad que tienen los géneros para trabajar, hacer deportes, progresar, gozar de beneficios, etc.
Si somos iguales seria lógico preguntarse porque los hombres y mujeres no compiten en los diferentes deportes, porque hay categorías de, por ejemplo en, tenis, futbol, voley, hockey, box, etc., femeninas y masculinas.
También sabemos que en la sociedad existen interdicciones que separan a uno de otro género, como por ejemplo sanitarios para hombre y mujeres. Si somos iguales cual es el problema que concurramos a los mismos sanitarios para realizar nuestras necesidades.
Existen actividades que aunque las pueden desarrollar individuos de ambos géneros tienen una predominancia de alguno de ellos, como por ejemplo trabajar de estibador portuario, los maquinistas ferroviarios, los conductores de autobuses, son generalmente hombres, aunque en algún caso haya alguna mujer que lo hace.
En la educación hay predominancia de género femenino, igualmente en la peluquería, en enfermería, etc.
Es decir los géneros humanos no son iguales sino complement5arios, necesitan el uno del otro.
Por ello cuando se habla de la violencia de género habría que referirla a ambos géneros.
Si bien son muchos menos los hombres que han sido asesinados por sus parejas, recorriendo la prensa encontraremos algunos de estos casos. También es violencia de género la actitud de muchas mujeres que impiden a sus ex parejas que vean a sus hijos, es violencia la denigración que sufren a veces los hombres de parte de sus compañeras, es violencia cuando algunas mujeres tienen relaciones sexuales para progresar en el trabajo relegando a los compañeros, a veces mas calificados, en definitiva hay muchas formas de violencia que practican algunas mujeres sobre los hombres y que no reciben el repudio social que deberían recibir.
Porque castigar a todos los hombres porque existe una minoría de ellos que son violentos, la gran mayoría no lo son, vea entre sus parientes, amistades, etc., y encontrará que los violentos son una ínfima cantidad.
Cuando hablamos de derechos iguales deberíamos preguntarnos porque solo la mujer puede determinar sobre el embarazo no querido, acaso lo que tiene en su cuerpo no es también parte de su pareja, no debería la mujer contar con el consenso de su pareja para realizar una aborto. Porque en general la tenencia de los hijos queda para la mujer, hay hombres que teniendo mejores cualidades como progenitores no obtienen la tenencia, porque por lo general no es equitativa, porque quien se queda en la casa familiar cuando una pareja se separa es en la mayoría de los casos un derecho de la mujer (por lo menos hasta que los hijos sean mayores de edad).Porque aceptamos que se burle la voluntad popular con el llamado cupo femenino en las elecciones, la llamada discriminación positiva, si las mujeres quieren acceder al parlamento deben hacerlo por sus propios medios, no porque una ley diga que un tercio de ellas, por lo menos, debe integrarlo. En América del Sur tenemos tres mujeres que son presidentas, y no lo hicieron por una ley de discriminación positiva, sino por tener los méritos para conquistar la voluntad popular.
Existen algunas formas de machismo sobre las que nunca se habla, como por ejemplo eso que denominamos caballerosidad.
La caballerosidad, es una forma de subestimación de la mujer. De ello saben mucho las mujeres de algunos países. En Suecia, por ejemplo, las mujeres no permiten que los hombres les paguen su consumación, si algún hombre osa abrirles una puerta lo miran con expresión de reprobación, aun cuando tengan sus manos ocupadas. La mujer sostiene la igualdad de oportunidades en todo sentido. Ser caballero y pensar que el hombre debe defender a la mujer, es una noción de la edad media, por eso al caminar por la calle el hombre le da el lugar de la paread a la mujer, para poder defenderla mejor.
Es por todo eso que considero que la consigna de la movilización debiera haber sido: “Ni una menos, ni uno menos”.
Hasta la próxima
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