jueves, 14 de agosto de 2014
La patología del Nazareno.
En primer lugar quiero aclarar que estas ideas se vierten en el marco del más profundo respeto por los creyentes y sus creencias y no significan ningún menoscabo de la figura histórica del Nazareno como sujeto histórico social y de su importancia en el desarrollo de la humanidad.
Muy lejos de mi intención está atacar a las creencias religiosas, a los creyentes o a sus iglesias.
Dicho esto creo que es necesario ayudar a la lectura del neófito en cuestiones de Psiquiatría. Comenzaré con la explicitación de algunos términos consensuados (en mayor o menor medida) por la comunidad científica en el campo de la Psicología y la Psiquiatría.
En primer lugar deseo hacer una aproximación al concepto de Psicosis. Se trata de una patología psíquica caracterizada por la presencia de delirios y las alucinaciones. Es un concepto genérico que incluye enfermedades tales como la paranoia y la esquizofrenia, y que está vinculado a la pérdida de contacto con la realidad.
El psicótico, podríamos decir, se caracteriza por una alteración global de la personalidad que se ve acompañada de un trastorno grave del sentido de la realidad.
En general, en Psiquiatría y Psicología se la considera como un estado psíquico descripto como una escisión de la personalidad o pérdida de contacto con la realidad.
Las personas que padecen trastornos psicóticos pueden presentar alucinaciones o delirios y pueden exhibir cambios en su personalidad y pensamiento desorganizado. Estos síntomas pueden ser acompañados por un comportamiento inusual o extraño, así como por dificultad para interactuar socialmente y la incapacidad para llevar a cabo actividades de la vida diaria.
Las personas que son diagnosticadas clínicamente como psicóticas pueden estar teniendo simplemente experiencias particularmente intensas o angustiantes
Los trastornos psicóticos son trastornos mentales graves que causan ideas y percepciones anormales. Las personas con psicosis, como hemos dicho pierden el contacto con la realidad.
Dos de los síntomas principales que presentan estas personas son delirios y alucinaciones. Los delirios son falsas creencias, por ejemplo creer que uno es el elegido por Dios.
Las alucinaciones son percepciones falsas, como escuchar, ver o sentir algo que no existe.
Como vemos los delirios y las alucinaciones constituyen dos de los síntomas más importantes de la Psicosis.
El delirio es un estado psíquico caracterizado por la presencia de una gran excitación e intranquilidad, desorden de las ideas y alucinaciones. También puede decirse que constituye un dicho o hecho disparatado, insensato o carente de sentido común.
Etimológicamente proviene del término latino "de-lirare" que significa salir del surco al labrar la tierra. Desde este lugar etimológico la palabra migró al campo psíquico para significar la creencia que "se sale" de la norma establecida por el grupo de pertenencia social. En psiquiatría, implica que la creencia es patológica. Como patología, es distinta de una creencia basada en información falsa o incompleta o de ciertos efectos de la percepción como son llamados, más precisamente, apercepción o ilusión.
El delirio, o idea delirante, debe cumplir varios requisitos:
• ser una idea firmemente sostenida pero con fundamentos lógicos inadecuados.
• ser incorregible con la experiencia o con la demostración de su imposibilidad.
• ser inadecuada para el contexto cultural del sujeto que la sostiene.
En cambio la alucinación es una percepción de imagen, objeto o un estímulo exterior inexistentes que son considerados como reales. Una alucinación es una percepción que no corresponde a ningún estímulo físico externo. Sin embargo, la persona vivencia esa percepción como real. Por ello, la alucinación es considerada como una seudo-percepción dada la ausencia de un estímulo externo. Es distinta de la ilusión, que es una percepción distorsionada de un estímulo que existe efectivamente. Las alucinaciones pueden ocurrir en cualquier modalidad sensorial - visual, auditiva, olfativa, gustativa, táctil, proprioceptiva, equilibrioceptiva, nociceptiva, termoceptiva o varias mezcladas. El primer científico que habló de ellas fue Jean Étienne Dominique Esquirol, el primer psiquiatra que utilizó el término con su significado actual en la década de 1830, si bien se empleaba desde el siglo XVI para designar a una mente divagante.
Hay estudios que muestran que las experiencias alucinatorias son comunes en la población en general. En EE.UU. cerca del 10% de la población experimenta alucinaciones leves o sutiles. En una encuesta reciente, realizada a 13.000 personas, un 39% de las mismas afirmaron experimentar experiencias alucinatorias vívidas y severas, no necesariamente vinculadas con el uso de drogas. Las alucinaciones acústicas o auditivas también existen.
Existen diferentes aproximaciones teóricas a la causa de las alucinaciones pero no es el propósito de este artículo avanzar en este sentido.
Establecidos los términos de referencia quiero realizar un primer abordaje, somero, de la figura del Nazareno.
Como es sabido el mito nos habla de una persona real y concreta que nació y vivió en un lugar cercano a Jerusalén bajo el imperio romano, en tiempos de los emperadores Octavio Augustus y Tiberio. En ese momento Israel estaba bajo el dominio de los romanos pero contaba con un monarca propio y una cierta autonomía, el monarca era Herodes el Grande, tristemente famoso por la matanza de los inocentes.
Este judío, hijo de un carpintero, José, y un ama de casa María, creció en un hogar judío de escasos recursos.
Aunque no voy a hacer una biografía, porque interesa más ver cuáles eran las características del psiquismo del Nazareno, es interesante saber que de su infancia se conoce muy poco y que desde muy joven comenzó con su prédica.
Más allá de los contenidos innovadores que su prédica tenía frente a los anquilosados contenidos del judaísmo clásico, y sus contenidos que se relacionaban con la necesidad de una reivindicación de los pobres a quienes dirigía sus palabras, poco es lo que se sabe realmente sobre cuál era su dogma, ya que el nuevo evangelio fue escrito por personas que como Lucas, no participaron de los eventos que se sucedieron durante la vida del Nazareno y sus relatos refieren lo que otros apóstoles, como Pablo recordaban de esos hechos.
Si se sabe que a su muerte muchos de sus discípulos se continuaron considerando judíos y predicaban en las comunidades judías, asistían a las sinagogas y disputaban con los religiosos judíos el carácter sagrado del Mesías.
Lo importante es que el nazareno se creía el hijo de Dios, y que su misión en la tierra era crear las condiciones para la expansión de la palabra de su “Padre”.
El afirmaba que hablaba con su padre y con otros seres fantásticos como Satanás, recuérdese el relato de los cuarenta días que el mito dice que pasó en el desierto. En las crónicas cristianas se asevera que el nazareno habló con Dios y con Satanás que repetidamente lo tentó para que pecara.
Las crónicas aseveran que el Nazareno realizó acciones sobrenaturales como resucitar muertos, reproducir panes, curar enfermos, etc. Sus discípulos también practicaban esta suerte de sanación por el espíritu y la Fé.
Es que en esa época se creía que la enfermedad era consecuencia de un espíritu que había sido ganado por el mal y por lo tanto tener fe en Dios y cumplir con sus mandatos llevaba a la sanación.
Este modelo de actitud religiosa se mantiene en la actualidad mediante los llamados curas sanadores, o en otras formas de cristianismo que aseguran realizar milagros con sus creyentes enfermos.
La que sí se puede intuir del Nazareno es que además de ser un brillante orador, tenía un gran poder de seducción y ante un auditorio básicamente analfabeto y supersticioso hacía “milagros” que luego eran contados y agrandados por sus seguidores.
Era un predicador que no tenía un cuerpo teórico para predicar, más bien se apoyaba en los elementos centrales de su religión, el judaísmo, y a partir de allí formulaba nuevos caminos que conducirían a la verdadera fe, pero sin abandonar su calidad de judío.
Recuérdese que el “Mesías” es una figura muy anunciada en la religión de los judíos.
Por lo tanto, el Nazareno, además de creer en un ser inexistente (Dios) afirmaba ser su hijo, enviado por este para redimir a su pueblo.
En la psiquis del Nazareno encontramos los dos elementos de las psicosis, un contenido delirante que lo lleva a creer que es el hijo de Dios, contenido que en ningún momento puede ser comprobable, ya que cree ser el hijo de una entidad inexistente que nunca se ha manifestado ante los humanos, más allá de los mitos y fabulaciones religiosas.
Pero a la vez en los relatos aparece la presencia de alucinaciones, él está convencido que es el hijo de Dios y además en su estada en el desierto, por ejemplo, afirma haber visto a su padre y haber sido tentado por el demonio.
Se trata pues de una persona que padecía severos trastornos psicóticos con delirios y alucinaciones. Lo interesante es que convenció a un puñado de discípulos que a su muerte se desparramaron por el mundo antiguo llevando lo que suponían era la palabra de Dios y que lentamente fueron construyendo los contenidos de una nueva fe y separándose de la religión judía, al punto de que hoy ningún cristiano reconoce su origen judío.
El hombre necesita de la religión, y en artículos anteriores hemos fundamentado esta opinión, y por eso desde su más temprana infancia histórica comenzó a construir mitos y dioses, politeístas, monoteístas, etc., lo real es que el Nazareno fue capaz de formar un equipo de hombres que divulgaron su pensamiento religioso convencidos de que era el hijo de Dios, así como Mahoma fue capaz de comenzar a construir el islamismo, Buda el budismo, y tantas otras religiones.
El cristianismo tuvo la sagacidad de incorporarse a la superestructura de la sociedad antigua y constituirse en una religión de estado en occidente, creando una institución tan sólida como represiva que sirvió a los largo de casi dos mil años a los planes de dominación de las clases privilegiadas de la sociedad humana.
Sin embargo debemos tener en cuenta que el cristianismo es aún una religión joven, otras creencias duraron mucho más tiempo que él, algunos dioses Romanos y Griegos superaron ampliamente los dos mil años y luego sucumbieron al tiempo, implacable enemigo de todas las creencias.
Hasta la próxima.-
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