lunes, 28 de abril de 2014
En defensa de los justos.
Desde hace varios años un grupo de periodistas (si es que se los puede llamar así) han dedicado el espacio que tienen en los medios de comunicación a envenenar la conciencia de los argentinos. Son conocidos, son empleados de los grupos mediáticos concentrados, no respetan ningún parámetro ético o moral, mienten descaradamente, hacen periodismo amarillista y sensacionalista, sus nombre están en la cabeza de todos, Jorge Lanata, Eduardo Van Der Koy, Luis Majul, Nelson Castro, Eduardo Feinmann, Julio Blanck, Marcelo Bonelli, Edgardo Alfano, Joaquín Morales Solá, Jorge Fontevecchia, Adrían Ventura, Alfredo Leuco, Carlos Pagni, Mariano Grondona, Pepe Eliaschev, Santiago Kovadloff, Mariano Obarrio, Magdalena Ruiz Guiñazú, y tantos otros que por un buen salario han vendido su honestidad, su conciencia y su moral a los dueños de los medios de prensa convirtiéndose en empleados leales y sometidos de los representantes de lo más nefasto de la derecha argentina.
Estos personajes frecuentemente hablan de la libertad de prensa, de que no se puede vivir con miedo por decir lo que uno piensa, que hay que respetar todas las voces, no perseguir a nadie, pero son los primeros en perseguir a sus colegas, a políticos, a militantes, a artistas, por suponer que apoyan al gobierno, o porque no se ponen abiertamente en la vereda de enfrente del kischnerismo.
Hagamos una breve lista de los perseguidos por estos fascistas mediáticos: Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto, Florencia Peña, periodistas de 678 Edgardo Mocca, Sandra Ruso, Carlos Barragán, Cinthya García, Federico Luppi, Dante Palma, Orlando Barone, Gabriela Cerruti, Jorge Capitanich, La Cámpora, Máximo Kirschner, los gobernadores provinciales del kischnerismo, Luis D´Elias, Víctor Hugo Morales, Eugenio Zaffaroni, y tantos otros que la lista con seguridad sería más larga que la de los acosadores mediáticos.
El ataque contra gremialistas, artistas, periodista, políticos, etc., cercanos al Frente para la Victoria consiste en divulgar informaciones falsas involucrándolos en actos de corrupción, autoritarismos, etc. Cuando la falsedad queda al descubierto ni siquiera hacen una auto crítica, solo enuncian una nueva mentira.
Mientras mienten sobre los “oficialistas” para demostrar que todo está mal, corrupto, equivocado, defienden sagazmente a los “opositores”, ocultando la corrupción que hay en la oposición, llevándolos a todos los programas, dejándolo hablar sin cuestionarlos, al punto tal que los opositores que están tan cebados mienten descaradamente sobre todo. Un ejemplo claro es cuando Carrió dijo que las empleadas domésticas tenían que trabajar en negro porque sino no cobraban la asignación universal por hijos, una periodista en el programa de Fabiani le indicó su error, otra alcahueta del multimedios aseveró con total seguridad que lo que decía Carrió era así, ante la firmeza de la primera que mando a Carrió y la otra periodista a leer la ley, hubo un corte, y a la vuelta leyeron la ley que decía que las empleadas domésticas podían cobrar la asignación por hijos, a lo que una Carrió llena de ira contenida debió reconocer su mentira.
La estrategia de los medios concentrados se basa en la escasa capacidad crítica y analítica que muestra nuestra clase media, incapaz de pensar solo por un segundo que lo que dicen estos personajes puede ser falso.
Esta clase media prejuiciosa, racista, autoritaria, ve con buenos ojos el ataque a un gobierno que para ellos defiende a “vagos” y “negros”, son igual que la periodista de la CNN que criticó al gobierno de Evo Morales por promulgar una ley contra el racismo, el ataque discriminador a los pueblos originarios con un lenguaje francamente violento y salvaje aduciendo que la ley atentaba contra la libertad de prensa.
Creo que debe defenderse la libertad de los ciudadanos a decir lo que se les plazca, pero que esa libertad tiene como límites el respeto a las personas, la obligación de no injuriar, de no discriminar por el sexo, el color de piel o la condición socioeconómica.
Que estos límites son más rigurosos con quienes pueden mentir e injuriar con impunidad porque los otros no podemos contestar.
Acaso algún ciudadano que no esté de acuerdo con estos asesinos de la palabra puede decírselo, pueden los ciudadanos comunes que se sienten ofendidos por los dichos de estos seudo periodistas contestarle con la misma amplitud de llegada a todos que les da el estar frente a una pantalla todos los días, o una vez por semana, o poder escribir en un periódico en forma regular, o estar en una radio de manera cotidiana.
Cuando hablan de debate, de que debate hablan, si lo que existe es un monólogo de parte de quienes tienen presencia en los medios.
Ni siquiera llevan a los programas a los contrarios a su manera de pensar, sino vea el lector los programas de TN en los que están siempre los mismos políticos, Macri, Carrió, Solanas, Cobos, etc.
A veces puede aparecer un oficialista o alguien de izquierda, al primero para guardar alguna apariencia de pluralismo, a los segundos porque como están contra el gobierno agregan puntos a las campañas y operaciones mediáticas de los Magneto, Mitre, Fontevecchia, etc.
Lo más terrible es que desde hace años estos “periodistas” siembran el odio y el encono entre los argentinos y luego hablan de la grieta que hay en la sociedad y que ellos mismos contribuyeron y contribuyen a crear y ensanchar cada día.
El periodismo “independiente” no es periodismo, es una mafia que defiende con criterios mafiosos a sus integrantes, no observa el lector que por ejemplo Lanata, Majul, y todos los listados no se critican entre ellos, hablan de 678 rochos, critican a los oficialistas, denigran a quienes no piensan igual que ellos, pero entre ellos no se tocan. Da lo mismo Binner que Macri, Loustau que Melkonian, Salanas o Carrió que Del Sel, con tal que sea opositor no tiene ningún vicio, no comete errores, todo lo que hace y dice está bien.
En los últimos meses he visto atacar a personalidades intachables como Eugenio Zaffaroni y Víctor Hugo Morales, el primero uno de los mejores juristas argentinos, esto reconocido en el mundo, un juez con criterio propio que participó en la redacción de un nuevo código penal que es reconocido como de avanzada en el mundo, el segundo un periodista honesto, noble, valiente que no teme enfrentarse con el mafioso de Magneto, la procesista Ernestina de Noble, o critica a la nefasta CNN defendiendo a los gobernantes de Latino América que se pusieron de pie contra las demandas extorsivas de los países capitalistas centrales como Evo Morales, Rafael Correa, Luis Ignacio Da Silva Lula, Hugo Chávez, el Pepe Mujica, Michelle Bachelet, Ollanta Humala y tantos otros. En un programa de América un periodista en el colmo de la caradurez se atrevió a poner en un mismo nivel al mentiroso y corrupto de Lanata, con Víctor Hugo Morales, utilizando la teoría de los dos demonios dijo que los dos habían dejado de ser lo que eran. Ni Víctor Hugo dejó de ser el periodista íntegro que siempre fue, ni Lanata dejo de ser el buen periodista que nunca fue, ya que continua siendo un triste personaje de opereta incapaz de ejercer el periodismo porque está vendido a mejor postor, podríamos decir que Víctor Hugo en la historia quedará como el que obtuvo el bronce, mientras que Lanata quedará como el que consiguió el oro (de los Martin Fierro), solo que el bronce en este caso es más digno y valioso que el miserable oro de Lanata.
Todo lo dicho sin dejar de reconocer que no acuerdo con la defensa a ultranza que algunos periodistas hacen del gobierno, creo que se equivocan, que hay que señalar los errores, marcar las equivocaciones, ser críticos y no caer en lo mismo que los “periodistas independientes”. Ni todo lo que hace un gobierno es totalmente malo, ni todo lo que hace es totalmente bueno y en democracia solo hay un juez: el ciudadano, los demás nunca pasamos del rol de opinadores.
Hasta la próxima
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