viernes, 18 de abril de 2014

Conocimiento y poder

Es interesante pensar en lo que implica el desarrollo del conocimiento y los medios con que cuenta una sociedad determinada para facilitarlo. En general, la mayor apuesta para el desarrollo del conocimiento que realizan los políticos, se refiere a la intervención estatal en el aporte de recursos económicos y a la planificación de la producción de conocimientos, pero con un interés muy particularizado. Siendo parte del consejo superior de la Universidad Nacional de Rosario, integré la Comisión de Ciencia y Tecnología del mencionado consejo. Allí se dio un debate sobre la planificación del conocimiento y el entonces Secretario de Ciencia y Técnica del Rectorado expuso un proyecto destinado a planificar la producción de conocimientos en el ámbito de la mencionada universidad. Algunos de los miembros de la comisión nos opusimos al proyecto, con el paso de los años puedo valorar cuan acertada fue aquella decisión. Las áreas prioritarias de investigación son una herramienta que tiene el poder político en una sociedad para determinar que es lo que se debe investigar. Si se establecen áreas prioritarias significa que los mayores recursos de la organización serán dedicados a las mismas. En teoría pareciera que un plan de Ciencia y Técnica trazado desde esta perspectiva sería muy bueno porque permitiría concentrar los recursos en investigación (que por lo general son escasos) en proyectos que atiendan a los intereses más importantes de la sociedad. El problema surge cuando comenzamos a reflexionar quien determina que es prioritario para la sociedad y que no lo es. Los secretarios de Ciencia y Tecnología son parte del esquema de poder de la burocracia que gobierna a la universidad, los miembros del Consejo Superior de la universidad son parte interesada en los proyectos políticos de dominación que participan en las gestiones de los diferentes partidos políticos que tienen militancia en la universidad. Si el mecanismo de determinación consiste en que el secretario de Ciencia y Tecnología propone las áreas prioritarias y los miembros del Consejo superior son los que las votan, el resultado es más que obvio, las áreas así determinadas no serán las que responden al interés de los ciudadanos, sino las que la fracción política que controla la universidad considera que son las más convenientes a su proyecto de poder. Antonio Gramcsi, tenía un concepto muy interesante, el de intelectuales orgánicos. Un intelectual orgánico es un sujeto comprometido con los intereses de una determinada clase social. Los intelectuales orgánicos, que participan de las diferentes estructuras partidarias, que a su vez representan los intereses de la clase dominante en la sociedad, son los encargados de producir las líneas ideológicas que permitan continuar con la dominación de clase. En una sociedad capitalista, la burguesía como clase dominante no tiene como único interés la ganancia. Además de maximizar sus ganancias necesita cumplir con otros objetivos. Por un lado debe desarrollar los mecanismos ideológicos y políticos que garanticen su dominación de clase en general, es decir, garantizar que al margen de los intereses específicos de cada sector de clase, se garantice la dominación de toda la clase burguesa, es por ello que uno de los pilares fundamentales de todas las constituciones burguesas es el derecho inalienable a la propiedad, específicamente a la propiedad de los medios de producción. Acá aparece la causa de la existencia de diferentes partidos burgueses, es que la burguesía como clase no es un todo monolítico, dentro de ella existen diferentes sectores y sub sectores. Es así que tenemos una alta burguesía, una burguesía media, una burguesía pequeña (medidas en función del tamaño de sus empresas e ingresos) y una pequeña burguesía. La pequeña burguesía está integrada generalmente por los profesionales, dirigentes sindicales, etc. Su característica fundamental es la no pertenencia a algunas de las clases fundamentales de la sociedad capitalista. Esta característica la constituye en un sector social muy lábil que generalmente busca aliarse con algunas de las clases sociales fundamentales. En algunos casos se constituye en cola de león tratando de medrar con la sumisión a la clase burguesa, en otras oportunidades trata de ser cabeza de ratón acaudillando al proletariado tras un supuesto programa de liberación social o de reivindicación de los trabajadores sometidos al yugo del capital. La pequeña burguesía tiene una característica adicional, su poder no emana de la posesión de medios de producción, como es el caso de la burguesía, sino de la posesión de un medio de producción muy particular como lo es el conocimiento (en el caso de los profesionales) o su ubicación al frente de alguna organización de peso social (que es caso e dirigentes sociales o sindicales). Por esta razón la pequeña burguesía nada entre dos aguas y sus actores se orientan hacia uno u otro lado según sea su historia personal. El conocimiento es una herramienta de poder muy importante, y la pequeña burguesía lo sabe. Tomemos dos ejemplos muy característicos, el de la comunicación social y el de la producción de conocimientos. En el caso de la comunicación social sabemos que la tan mentada libertad de prensa no es otra cosa, en el sistema capitalista, que la libertad de los dueños de prensa de generar líneas editoriales que sirvan a sus intereses de sector de la clase burguesa o a su interés particular como miembro de la clase. El dueño de un medio de comunicación es un burgués por definición, posee la propiedad de un medio de producción (diario, canal, radio, etc.), cuyo interés fundamental no es informar, sino generar condiciones sociales proclives al desarrollo de sus negocios particulares o de su sector social. El periodista en cambio, es un pequeño burgués que no posee ninguna injerencia en los réditos de la empresa de comunicación, pero que vende su fuerza de trabajo (expertis comunicacional) para favorecer el desarrollo de la línea editorial que sus patrones le indican. Sería un error pensar que los Lanata, Van der Koy, Bonelli, Castro, Morales Solá, etc. constituyen un sector del periodismo comprometido con la verdad, son tan solo empleados de un monopolio que dicen lo que su amo les ordena decir, que quede claro, no son parte del negocio, son empleados que se venden a un propietario como el obrero vende su fuerza de trabajo a un empresario. Las estrategias de sobrevivencia de este sector de la pequeña burguesía son, como hemos afirmado más arriba, constituirse en mano de obra obediente de los sectores más con centrados del capital y ser el soporte comunicacional de las patronales concentradas, a cambio de jugosos salarios. El otro sector, el de los profesionales, puede tener como estrategia de sobrevivencia el obtener empleos bien remunerados, vendiendo su fuerza de trabajo especializada, como los comunicadores sociales, pero sin comprometer su conciencia en la defensa de los intereses estratégicos de los empresarios, pueden trabajar como consultores, etc., es decir como mano de obra experta, o pueden, como lo hacen algunos actores de este sector, convertirse en intelectuales orgánicos de la burguesía conformando la “inteligenza” de los partidos burgueses. Algunos sectores se disimulan en los pliegues de las organizaciones oficiales y trabajan para que su sector sea hegemónico dentro de ellas. Este es el caso que comenzamos a debatir al comienzo, el de los profesionales (intelectuales, científicos, etc.) que no ejercen como desarrolladores de ideas y proyectos, sino que son los encargados de la “gestión del conocimiento”. Estos actores son por lo general Ministros de Ciencia y Tecnología, Secretarios de Ciencia y Técnica de Universidades, Facultades, miembros de comisiones evaluadoras de organismos oficiales como el Conicet (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de Argentina). Estos supuestos científicos son los encargados de determinar las políticas de ciencia y tecnología, son los que establecen líneas prioritarias de investigación, los que seleccionan a los futuros investigadores, los que dirigen y forman investigadores, los que determinan la cientificidad de las producciones de otros científicos, etc. En la estructura piramidal del sistema científico tecnológico que gobierna el mundo de la ciencia, existe una conformación de tipo piramidal de manera tal que cincuenta o cien burócratas como máximo son los que someten a toda la masa de investigadores y científicos. Veamos como ocurre esto. En primer lugar cuando un burócrata determina que es y n o es área prioritaria lo hace desde la perspectiva de su interés o del grupo de poder del que participa, no lo hace teniendo en cuanta los intereses sociales, sino de su grupo de poder. Es investido en ese lugar de determinación por políticos que se han adueñado del aparato del estado y los designan en lugares de decisión para que defiendan los intereses de su grupo o partido, de ninguna manera cuando se determinan áreas prioritarias lo hacen desde la perspectiva del conocimiento o el bienestar social. Cuando se seleccionan investigadores funcionan las llamadas “trenzas” que tienen el control de las organizaciones dadoras de cargos de investigadores. Todos sabemos que cuando se hace un concurso de ingreso a la carrera de investigador del CONICET los que tienen posibilidades son quienes tienen algún “padrino”, es decir alguien que esté en las comisiones evaluadoras y le facilite al apadrinado el acceso a una evaluación privilegiada. Uso un ejemplo propio aunque sea de mal gusto, en 2013 me presenté a un concurso para director del IRICE (Instituto Rosario de Investigaciones en Ciencias de la Educación), el concurso consistía en presentar un proyecto y antecedentes, tuve la suerte o mala suerte de que el responsable del CERIDER, lugar en el que se realizaba el concurso, me indicara que esperara en una salita contigua a la que sesionaba la comisión evaluadora del concurso. Como solo me separaba una puerta pude escuchar la conversación que se dio luego que salió el otro postulante. Norma Desinano, secretaria de post grado del rectorado e íntima amiga del rector y Fernando Avendaño un burócrata que participó en puestos de decisión en gobiernos peronistas, además de ponderar el proyecto del otro postulante dijeron que es evidente que este es el que ganó el concurso (refiriéndose al postulante apadrinado por el Rector de la Universidad), esto antes de escuchar mi exposición, es decir el resultado del concurso estaba decidido antes de realizarlo. Por conversaciones con otra de los miembros del jurado con una persona conocida, la primera refirió que el concurso estaba “cocinado” y que no se podía hacer nada. Los artículos que se envían a revistas científicas con referato son bien o mal evaluados según de quien se trate, es notorio el libro “Imposturas intelectuales” de Alan Sokal y Jean Bricmont, en el que narran la aceptación de un artículo disparatado sin rigor científico por una revista “científica” de primer nivel. En el encuentro de la SIP de chile se narró el caso de alguien que tomo artículos publicados en una revista por personas con mucho prestigio, les cambio los nombres y los envió de nuevo, los artículos fueron rechazados por no tener rigor científico. Esto ocurre porque lo que menos importa en el sistema científico técnico es la excelencia, el principal valor es el poder y se avanza en la carrera científica a base de componendas y camarillas burocráticas que se adueñaron de las organizaciones de producción de conocimientos. Si se me preguntara cual es la mejor manera de producir conocimiento, diría que es dejando fluir libremente todo los proyectos, el conocimiento es como el agua, siempre avanza, por eso a pesar de la existencia de corruptos e hipócritas al frente de las organizaciones la humanidad sigue produciendo conocimientos, gracias a los que trabajan en investigación al margen de las camarillas, que hacen de la profesión un mandato, que aman el conocimiento y no buscan la satisfacción de intereses personales o de clase. A todos ellos dedico este artículo Hasta la próxima.

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