sábado, 4 de enero de 2014
Política e inflación.
La política Argentina tiene muchas características negativas (corrupción, clientelismo, ausencia de proyectos colectivos) y las mismas atraviesan a todo el espectro ideológico, aun a las agrupaciones de la llamada izquierda (cualquiera sea su tonalidad) solo que estas en general no han tenido funciones de gestión, salvo en pequeña escala como la administración de facultades donde han demostrado no diferenciarse de los partidos burgueses tradicionales .
La práctica política de los partidos opositores se limita a batir el parche sobre temas instalados mediáticamente por los medios de prensa monopólicos, acusando a los gobiernos de turno de no resolver los problemas que los medios hegemónicos han logrado definir como tales en la conciencia colectiva sobre la base de la desinformación, la mentira, y el sostenimiento de las noticias por ellos fabricadas a lo largo de todo el día durante muchos días.
Como ejemplo valga la opinión de muchas personas sobre dirigentes y movimientos sociales como D´Elias o el movimiento Tupac Amaru y su líder Milagros Sala . Sin conocerlos se refieren peyorativamente a los mismos, estigmatizados por la propaganda mediática falaz. Moreno es otro ejemplo de demonización instalada por los medios, y ahora como no está más, demonizan a Echegaray con una operación de inteligencia siniestra. Mandan a un periodista a provocar al funcionario con agresiones, preguntas que tienen la respuesta incluida, y si este reacciona lo exponen en cadena nacional mostrando solo lo que les conviene a sus intereses.
Hace no mucho tiempo el principal problema era la inseguridad, si se miraban los canales del monopolio o se leían los diarios La Nación, Clarín o Perfil sus páginas chorreaban sangre denunciando como la burguesía y pequeña burguesía timorata y melindrosa era tenazmente atacada por cacos que cometían todo tipo de delitos matando y robando a diestra y siniestra.
Si uno reflexiona sobre las características de la inseguridad a los largo de la historia, y la compara con otros países Latinoamericanos o incluso con EE.UU. podrá observar dos cosas, en la Argentina de fines del siglo XIX los diarios denunciaban el terrible problema de la inseguridad y la comisión de delitos (robos y asesinatos de familias enteras) en la campaña santafesina o bonaerense.
En un interesante libro Sinay reproduce un trozo de una nota de un diario de época “Casi no pasa un día sin que seamos sorprendidos por los detalles de un nuevo y horrendo crimen: La culpa toda está en la relajación inconcebible de nuestra justicia criminal, que permite que se paseen con toda impunidad individuos cargados de crímenes y delitos”
Cualquier semejanza con los artículos de los medios monopólicos es pura casualidad.
Si comparamos con Latinoamérica podemos ver que las condiciones de inseguridad en Argentina son muy bajas, tenemos en México, en el Estado de Chihuahua, la tristemente conocida Ciudad Juárez con matanzas generalizadas y ajustes de cuentas feroces con más de 3000 muertos al año, o en Guatemala donde los ciudadanos pueden portar armas, los colectivos son asaltados a diario y uno no puede caminar por la calle porque se arriesga a ser asesinado, Honduras donde después de la seis de la tarde los ciudadanos se recluyen en sus viviendas y donde hasta las cafeterías tienen guardias armados, lo mismo en el Salvador o Venezuela, y porque no recordar a Miami donde caminar por las calles después del atardecer es ser candidato al robo o el asesinato.
Pero en Argentina somos poco proclives a analizar, tomamos las informaciones como vienen empaquetadas sin ejercer la reflexión crítica, nos gusta tomar las cosas como si fuera una justa deportiva y repetimos lo que dicen los periodistas de uno y otro bando sin considerar que ellos (los periodistas) se mueven por intereses ideológicos y económicos y nos relatan las noticias desde una perspectiva interesada, cuando no mienten directamente para defender sus intereses.
Hoy la inseguridad pasó a un segundo plano y el tema es la inflación, los medios machacan con esta cuestión para generar pánico en los sectores más timoratos y vulnerables a su discurso.
Ud. se sorprendería si le digo que la inflación es un tema poco conocido por el común de los ciudadanos, que los mismos no conocen ni los guarismos inflacionarios ni la causas, mucho menos los mecanismos de medición de los índices de precios y las herramientas usadas para realizar la medición.
Solo se sabe que hay inflación, vaya novedad, basta con ir a un supermercado y ver la capacidad de compra de un billete de $100 pesos para constatarlo, pero del resto no tenemos información.
Existen algunas cuestiones que no son de tanto sentido común como la afirmación de que hay inflación, cuestiones que no son consideradas por los medios monopólicos. Por ejemplo, ¿en los últimos 12 años disminuyó el poder adquisitivo de los salarios?. En TN, Canal Trece, Perfil, etc. Ud. encontrará que los salarios se han licuados, que la inflación destroza los bolsillos de los asalariados, pero, ¿cómo miden eso estos periodistas?
Sus fuentes de información son por lo general dos, el sentido común de los ciudadanos, sentido común que su prédica constante contribuye a formar o las fantasmales y todopoderosas consultoras privadas, de cuyos métodos para recolectar la información nadie sabe nada, de la rigurosidad de sus estadísticas menos y de la honestidad de sus informaciones es necesario dudar porque por ser privadas responden a intereses de particulares o corporaciones y todos sabemos que se adulteran los resultados para lograr fundamentar una opinión.
Veamos un ejemplo. La inflación medida en la provincia de Santa Fe por el IPEC (Instituto Provincial de Estadísticas y Censos) arroja un índice durante todo el 2013 (hasta noviembre) del 13,3%, si consideramos un incremento del índice general de precios de diciembre, digamos del 3%, estaríamos en el 16,3% muy lejos del 30% medido por las “consultoras privadas”. El IPEC es controlado por el gobierno provincial, es decir por el Partido Socialista que sostiene a Binner, no podría sospecharse de oficialista, filo oficialista o algo parecido a este instituto de estadísticas.
Por lo tanto, o en Santa Fe hay una inflación muy baja respecto la media nacional que miden las “consultoras privadas” o se nos miente con los índices tanto de parte del gobierno bajando los mismos como de la oposición levantándolos.
Ahora si la inflación en Santa Fe es del 16% y los salarios, por ejemplo de los universitarios, se incrementaron en un 23%, el salario ¿ha caído o ha aumentado?.
Para saber si los salarios se han deteriorado o han mejorado desde una fecha determinada, digamos 1970, sería necesario que podamos medir que se compraba con el salario de una jornada de trabajo en 1970 y que se compra ahora, cuantos kg de carne, café, papas, etc.
Pero esto nos daría la variación con respecto a los alimentos, porque por ejemplo los vehículos, con el desarrollo tecnológico han reducido sus precios y se ha puesto al alcance de mucha gente, con los electrodomésticos ha ocurrido algo similar. En 1970 cada hogar tenía un solo televisor, hoy es muy común que en una misma casa haya dos tres o más televisores.
Es que el índice general de precios, como todo índice es un promedio, en él se evalúan las variaciones de una gran cantidad de mercancías, de orígenes diferentes y en las que los procesos de producción son muy distintos, con mayor o menor incorporación tecnológica, con diferente participación de la mano de obra, etc.
Así por ejemplo ese promedio mide la variación de un kg de papas y la variación de un televisor. Ambas variaciones se hallan contenidas en el índice, pero la papa, el tomate, las frutas tienen variaciones estacionarias, aumentan o disminuyen según la oferta, la que depende de la estación del año, en cambio un televisor no es estacionario y su precio tiende a ser más constante.
Ahora cuando un asalariado va al supermercado detecta los cambios de precios en los productos que son muy sensibles a los cambios de estación, a las variaciones de la oferta, etc. Además nuestro trabajador gasta todo su sueldo en productos alimenticios primordialmente y secundariamente en otras mercancías o servicios. Lo que su conciencia no registra es cuando los precios van hacia abajo, y entonces es muy fácil desarrollar el miedo en la población respecto a la inflación, porque ninguna persona puede llevar en su memoria el registro de todos los precios de todas las mercaderías que consume.
Si desde una pantalla de televisión se le dice que hay una inflación galopante y se muestran determinados precios y no otros, nuestro trabajador tenderá a creer que es así, sin reflexionar críticamente acerca de la veracidad de los datos aportados por los “especialistas” al servicio de las corporaciones.
Y si reconocer la inflación en todo su significado y complejidad es un tema muy arduo, más lo es aún tratar de reflexionar sobre sus consecuencias y soluciones.
Que en la Argentina hay inflación es un dato incontrastable, pero ello es producto de este gobierno o es un mal endémico de nuestro país.
Es lo mismo que constatar que en Argentina existen delitos de diverso orden, que hay inseguridad, pero como vimos ello no es causado por las políticas actuales y no es mayor que la que existe en muchos países de América.
La inseguridad atraviesa la historia de nuestro país como la inflación se encarna en el tejido social desde la mitad del siglo XX.
Basta considerar que nuestro pasó por varias hiperinflaciones y que desde 1881 cuando se creó el peso moneda nacional hasta hoy hemos tenido 5 signos monetarios, que le quitaron al peso moneda nacional trece ceros. El valor de 1 dólar es de 10.000.000.000.000 pesos moneda nacional. Al peso moneda nacional lo reemplazó el peso ley 18.188 en 1970 que le quitó dos ceros, en 1983 se le quitaron cuatro ceros y nació el peso argentino, luego en 1985 apareció el austral que le quitó 3 ceros y en 1992 se creó el peso que le quitó cuatro ceros. Los argentinos hemos tenido billetes de 500.000 y 1.000.000.
Por lo tanto la inflación es un actor constante en la economía argentina desde 1950 a la fecha. No es un producto de un gobierno determinado sino de la estructura de la economía híbrida de nuestro país productor de comódities y con un importante desarrollo tecnológico e industrial.
Tampoco es una verdad bíblica que la inflación sea un mal indeseable, ello depende del ajuste de las demás variables económicas y puede en determinados niveles puede ser una importante herramienta de desarrollo económico.
En mi próxima entrada trataré de reflexionar sobre la mirada de la inflación desde diferentes teorías económicas.
Hasta la próxima.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario