lunes, 2 de abril de 2012

Que es ser autoritario.


Una de las maneras que asume el engaño y la deformación de la realidad es el uso arbitrario del lenguaje.
En una interesante crítica de Guido Croxato[i]  le señala algunos “errores” a Beatriz Sarlo. Cito textualmente: “Por eso en Argentina la política volvió a tener sentido. Porque volvió a tener sentido la palabra. Sarlo se equivoca cuando subestima el poder de la palabra y dice que el kischnerismo le atribuye a la palabra ´poderes mágicos´ como ´si el lenguaje tuviera la capacidad de producir hechos´. El lenguaje tiene esa capacidad. El lenguaje puede producir hechos y ocultarlos. Hay actos de habla (dirá Austin). Sarlo está equivocada también en este punto. El lenguaje produce hechos a diario.”
Sarlo no puede decirlo porque, como muchos otros (Eliaschev, Lanata, Tenenbaun, Zlotogwiazga) trabaja para un multimedio cuya principal arma de construcción de la realidad son las palabras, por medio de las palabras nos muestran lo que no es, o lo que ellos quieren que nosotros creamos que es.
Por lo tanto creo que es importante que discutamos algunas palabras claves en la vida social argentina. Los términos autoritario, autoritarismo, son términos muy connotados en nuestro país, ya que desde 1930 a 1983 soportamos las mas terribles dictaduras y las formas mas salvajes de represión.
Me pareció interesante recurrir al diccionario para ver que nos dice de estos términos. Con respecto a la palara autoritario se la define como “fundado en alguna autoridad, partidario de las autoridades, que impone su autoridad”. Si buscamos autoritarismo encontramos que “es una doctrina que enseña a someterse incondicionalmente a las autoridades, abuso de alguna autoridad”.
Para Max Beber, la autoridad es el ejercicio legítimo del poder y define la existencia de tres tipos de autoridad, la tradicional, la carismática y la legal racional o burocrática. Esta última es la que rige en las sociedades democráticas, ya que en ella el poder deriva de un conjunto de normas establecidas sobre las cuales existe un consenso social de legitimidad.
Por ejemplo el poder de la presidenta deriva de la legitimidad que le otorga el 54% que obtuvo en as elecciones, ya que según nuestra constitución el que gana la elección conduce y el que pierde controla.
Por lo tanto, no puede la definición de autoritario, desde el punto de vista del idioma, tener una connotación negativa, como se le dá en el lenguaje corriente. Deberíamos buscar otro nombre para definir a aquel que ejerce el poder sin límites o abusivamente, el diccionario nos dice que el autoritarismo es el abuso de la autoridad, por lo tanto para diferenciar y precisar el lenguaje, el que comete autoritarismo sería un autoritarista.
Frecuentemente se acusa a  nuestra presidenta de autoritarista, también ocurre esto con los miembros del gobierno nacional[ii]. Ahora, es autoritarista una presidenta que critica a los miembros de la oposición, a los periodistas, a los medios, en que punto criticar es hacer abuso de autoridad.
El abuso de autoridad se verificaría, si quien ejerce la autoridad, usa los medios que le brinda la misma para silenciar a aquellos que no están de acuerdo con sus opiniones.
Una cosa es que Lorenzetti, el presidente de la Corte Suprema diga que se han tergiversado sus dichos, como lo hizo el Grupo Clarín, y otra es que no le permita a alguien opinar sobre lo que dijo.
Cuando la presidenta es denostada a diario por los medios hegemónicos, el vice es vilipendiado desde hace unos meses con afirmaciones inconsistentes sobre su supuesta vinculación al grupo Cecconi, cuando se exige la renuncia de ministros por medio de las cámaras en forma frecuente, cuando una diputada le pega a un colega del Frente para la Victoria porque no le gustar sus dichos, cuando ruralistas en Rosario apedrean la casa de un diputado oficialista durante el debate de la 125, y tantos hechos mas, la pregunta que cabe hacerse es: ¿alguien ha sido detenido, o molestado por estas acciones?.
Entonces donde esta el autoritarismo oficialista que tanto pregonan ciertos medios hegemónicos.
En nuestro país existe la mayor libertad de expresión de toda su historia, hoy Ud. puede comprar los libros que quiera, publicar en internet sus opiniones, puede criticar a quien quiera, sin ningún temor.
Sería interesante peguntar a los periodistas y escribas de los monopolios mediáticos si al interior de Clarín, Perfil o La Nación existe la misma libertad, si ellos pueden decir lo que quieran aun cuando ello implique criticar a Magnetto, a Mitre, a Fontevechia, etc.
Si estos empresarios cometieran ilícitos, como los que supuestamente se le indilga a Boudou, esos periodistas lo pondrían e primera plana, lo dirían en sus programas de televisión, y conste que digo si cometieran, ni pensar si se sospechara, como en el caso Boudou, porque si ni siquiera relatan los ilícitos por los que la justicia ha iniciado acciones penales contra Macri, que es tan solo el niño rico mimado por los medios, menos lo harían con los empresarios que les pagan los suculentos sueldos que ganan.
Precisamente es autoritarista criticar por lo que ganan, por ejemplo los periodista de 6,7,8 cuando esos sueldos son sensiblemente menores a los que ganan los periodistas y escribas del Grupo Clarín. Y no vale decir que a los otros les paga el Estado, con los impuestos de todos, porque a ellos les pagamos todos con lo que pagamos cuando compramos el diario o miramos televisión por cable.
El autoritarismo existe en nuestro país, entre los funcionarios de gobierno y entre los ciudadanos. Cuando uno asiste a una empresa de telefonía celular, en la que le cobran lo que se les da la gana, donde uno no puede controlar lo que gasta o paga, donde uno va a una ventanilla y lo hacen esperar horas para atenderlo, y luego no responden a sus reclamos, allí hay abuso de autoridad entre alguien que tiene un poder monopólico y el usuario indefenso que nada puede hacer frente al poderoso.
El autoritarismo existe cuando un medio de comunicación tergiversa la información para mantener su posición de privilegio. Cuando un periodista cambia las palabras y le otorga otro sentido al relato, deformando los decires de las personas (no importa que sean o no sean funcionarios), es autoritarista, porque aprovecha su posición de privilegio en el medio para engañarnos, y ese engaño tiene como fin defender los intereses de su empleador, el medio monopólico.
Cuando esos periodistas, como Jorge Lanata, Ernesto Tenenbaun, Beatriz Sarlo, Pepe Eliaschev, Marcelo Bonelli, Luis Blanc, Nelson Castro, por no nombrar a los que defendieron los intereses e la dictadura como Ruiz Guiñazú, Fontevechia, Gelbung, Morales Solá, etc. no abordan ciertos temas, no hablan de los negocios de sus empleadores como el caso de Arana, el accionista de Clarín que pretendía destruir el ecosistema en la Mesopotamia, son autoritaristas porque nos inducen someternos incondicionalmente a los dueños de los medios monopólicos, cuyos intereses defienden.
Es por ello que creo que Croxatto pone en polémica un punto de vista interesante, el valor de las palabras, y agregaría el valor e las palabras dichas en el presente y en el pasado.
A los periodistas les molesta que 6,7,8 muestre imágenes de archivos, el propio Tenenbaun se quejó amargamente de que mostraran imágenes de archivo de Gelbung y lo tildó de canallada.
Creo que esa metodología es una forma de luchar contra la impunidad de la que gozaron durante años, ellos podían decir cualquier disparate, total, como decía mi Tía Veneranda, las palabras se las lleva el viento. Pues bien si hay debate, confrontación, programas con intereses diferentes en los medios, a las palabras no se las lleva el viento quedan ancladas por los archivos de vídeo o de audio.
Debemos rechazar la impunidad de todos, no solo de los funcionarios de gobierno, hoy preparando este artículo leí que un periodista amenazó a colegas, tal es la impunidad que el periodista del canal Todo Noticias, Oscar Gómez Castañón, perdió los estribos al amenazar a dos colegas por la red social Twitter. “Si los tuviera enfrente los cago a trompadas”, les dijo el conductor. Tener posibilidad de acceder internet me permite ampliar mi memoria y poder recordar esto que lo tenía olvidado, poder rechazar estas formas de violencia basadas en un imaginario de impunidad que tienen los periodistas de los medios hegemónicos.
Los videos, las fotos, las grabaciones de voz, internet, son parte de la memoria extendida de los seres humanos, allí se registra lo que nunca podríamos guardar en nuestras sinapsis neuronales porque la capacidad de registro de información que tenemos es limitada, entonces bienvenida sea esa metodología que nos trae el ayer al hoy, que actualiza el pasado y nos convierte en esclavos de nuestras palabras y acciones.
En la argentina democrática, todos debemos acostumbrarnos a que la democracia no es solo votar algún gobernante, es poder criticar, es derecho a ser informados con verosimilitud, es tener acceso a toda la información de carácter público, no solo la de los funcionarios sino de todos los ciudadanos, es poder saber que negociados puede hacer un empresario, mediático o no, un funcionario corrupto o no,  y por sobre todas las cosas es el derecho a tener juicos propios, que no nos eduquen para someternos incondicionalmente a otro, sea autoridad de gobierno o dueño de un medio de comunicación.
Hasta la próxima


[i] Croxatto G. La “filosofía del lenguaje” K. Tiempo Argentino 31/03/2011.  Pagina 20.
[ii] Aclaro miembros del gobierno nacional porque difícilmente Macri sea acusado de autoritarista por los escribas del monopolio mediático..

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