Los socialistas han demostrado con su práctica política que tienen una estructura de pensamiento clientelar y familiarista. En la capital de los primeros días de marzo salió un artículo en el que se comentaba el debate entre Ciancio, Ministro de Aguas y María Eugenia Bielsa, diputada provincial.
En ella Ciancio reconoció que gran cantidad de funcionarios (Ministros, Secretarios de Estado) de la provincia de Santa Fe, han incorporado como empleados a sus hijos, parientes y favorecedores.
El argumento del funcionario para explicar esta práctica política clientelar fue, cuanto menos insólito, dijo que tomaban parientes para tener información confiable de lo que acontecía en la administración pública.
En mi barrio, el pirulo, que siempre tenía salidas populares, hubiera dicho, claro los parientes alcahuetean mejor, hablemos claro, lo que el Ministro dice es que intenta espiar a través de parientes a los empleados públicos.
Como soy analista organizacional, no puedo dejar de pensar este suceso en términos de sistema y gestión. Imaginen si Ford Motor Company tuviera que usar a sus parientes (hijos, hermanos, etc.) para poder realizar el control de gestión de la multinacional, pavada de familia tendría que ser.
Una organización nunca, y digo taxativamente, nunca, realiza el control de gestión basándose en lazos familiares, ello es un modelo prototípico de culturas pasadas en las que la empresa u organización era precisamente una organización de tipo familiar.
Las empresas de comienzos del capitalismo basaban su organización en un entramado familiarista que implicaba que toda la familia participaba en el negocio y cuando contrataba extraños al clan los llevaba a vivir en el predio de la empresa y compartía con ellos la vida cotidiana.
Pero mi querido Ministro, aunque esta manera de administrar era muy romántica, fue quedando en desuso por la masificación de la producción y por el avance de las tecnologías blandas de administración de recursos humanos y gestión empresarial.
Sería bueno que alguien le dijera al Partido Socialista que, en materia de gestión atrasa cuanto menos varios siglos y que el capitalismo como sistema flexible y auto formativo dejó de usar esas técnicas de administración porque, además de costosas eran confusas y poco eficientes.
Si esto es válido para la empresa privada es un imperativo ético en la gestión de lo público. La corrupción no es solo quedarse con algún vuelto, es también usar el poder que otorga la función pública para favorecer al círculo privado, y mis queridos militantes del Partido Socialista, les guste o no, ustedes son parte de un partido que utiliza mecanismos corruptos en la práctica política y de gestión de lo público.
No basta que declamen por la transparencia en la función pública, con solo un funcionario que favorezca el ingreso a la administración pública de un pariente, ya estamos en presencia de un acto de corrupción, y por lo que informa La Capital, el Partido Socialista piensa la administración de lo público como un negocio de familia.
No entro a discutir acá otras cuestiones, tales como la asociación del gobierno provincial con el grupo Boldt, o con el multimedios Clarín y los beneficios que obtuvieron esas empresas al otorgarle sin licitación pública la confección de las boletas electorales, contrato varias veces millonario que favoreció a estos grupos empresariales.
Tampoco indago sobre las concesiones de las grúas municipales, y sobre todo a quien pertenecen, o el estacionamiento medido en el que el concesionario, con una tarifa exorbitante se lleva ingentes ganancias a costa de la clase media y los obreros que tienen vehículo.
El lector se preguntará como lo afecta a él esta política de gestión corrupta, basada en el clientelismo y el familiarismo político.
Los efectos son múltiples. En primer lugar, cuando un partido usa como mecanismo para seleccionar funcionarios públicos de menor rango el dedo y ese dedo apunta a los militantes de su partido, a su familia y amigos, estamos ante un sistema de gestión paternalista e ineficiente. En general cuando la política es esta, es frecuente que la administración pública se pueble de personas sin expertis en la cuestión que implica el cargo que desempeñan y cuando (suponiendo que ello ocurra) el funcionario se familiariza con la tarea, vienen los cambios de gobiernos y todo vuelve a cero, de allí la terrible ineficiencia de la administración pública, ineficiencia que en el caso de la provincia de Santa Fe llega al paroxismo.
En segundo lugar un funcionario que tiene lazos de amistad y familia con un ministro no asegura el relevamiento de buena información, por el contrario, en la medida en que su acción investigativa está teñida por lazos familiares o políticos pierde claridad de análisis y capacidad critica y tiende a constituirse en un potenciador de los problemas existentes.
La izquierda como cultura política debería ser impugnadora de esta manera de gestionar privilegiando la experiencia y el conocimiento. Sin embargo, podemos notar que, en los pocos casos en los de los que les ha tocado gestionar, lo primero que hacen es incorporar a familiares y amigos.
Tomemos como ejemplo, un caso distinto de administración. La Facultad de Psicología esta gobernada desde hace un año por un grupo político que podríamos considerar genéricamente “de izquierda”, el Frente Santiago Pampillon y sectores docentes afines. Sin descalificar a algunos sectores que trabajan en favor de una Facultad diferente (como ocurre con la Secretaría Académica o la Secretaría Estudiantil) el resto de las dependencia esta en manos de parientes (por ejemplo la secretaría financiera la ocupa un hermano de la Decana) o militantes sin experiencia. Aun cuando se ha proclamado por este sector una voluntad democrática y participativa, las decisiones son tomadas por sujetos individuales sin consulta al colectivo que es partícipe de la Facultad.
Así por ejemplo, se está tratando de implementar un plan de estudios de la Carrera de Doctorado de la Facultad, elaborado en soledad por una persona sin ningún criterio político-académico. Además de las fallas estructurales y académicas del mencionado plan, se niega la participación y el debate con los profesores, doctores y doctorandos, quienes en ningún momento fueron consultados para aprovechar sus conocimientos y expertis. Este sistema teocrático de gestión es mas propio de la derecha decimonónica que de un sector de izquierda. El resultado es que la gestión se desliza con rapidez hacia la soledad de la toma de decisiones y el autoritarismo que niega la participación colectiva.
En los países avanzados de Europa el modelo de gestión se basa en l profesionalización de la administración pública, en Francia, por ejemplo. cuando un partido toma la gestión de lo público, el Ministro solo lleva consigo a su secretario, el resto de la burocracia de gestión esta constituida por funcionarios de carrera, que ingresan y se promueven a través de concursos púbicos.
Cuando la gestión se convierte en un negocio familiar o clientelar, los resultados son los altos costos que deben pagar los usuarios e los servicios o las crisis inevitables que ocurren frecuentemente en el sistema social, cuyos costos generalmente pagamos los que menos tenemos.
De ello somos testigos los santafesinos que en los últimos años estamos soportando incrementos del cien por ciento anual de los servicios y que en el horizonte de futuro tenemos mas ajustes. El lector dirá, pero esos ajustes son para brindar un servicio de calidad y en forma eficiente.
En este verano, (como decía mi tía Veneranda, para muestra basta un botón) asistimos a cortes de energía eléctrica permanente, subimos diez, veinte pisos por escalera por no funcionar los ascensores por cortes de trifásica, nos quedamos sin agua, en los barrios mas alejados se proveyó de agua con carros, si con carros, con ese dejo colonial que tanto amamos los rosarinos, que asistíamos alegres a las esquinas, balde en mano, para conseguir un poco de agua que nos traía el carro de reparto.
En Rosario, ciudad en la que vivo, el transporte urbano es caro y de mala calidad, si Ud. quiere tomar un ómnibus después de las 20 hs, debe esperar cuarenta minutos a una hora, durante el día las frecuencias no son mejores, y después de las 23 hs encomiende su alma al diablo si quiere viajar en transporte público.
La seguridad vial no existe y mucho menos la educación. Si un peatón intenta cruzar la calle por la línea de cebras en las esquinas es probable que si no lo atropellan los vehículos que circulan a altas velocidades, reciba una puteada porque la regla de uso general es que el peatón debe ceder el paso al automóvil y no al revés, mientras tanto el gobierno socialista pone control de velocidad en las afueran de la ciudad, donde no existen peatones y donde el concesionario hace pingues negocios porque ingresan vehículos a mayor velocidad de la permitida.
La calles, huy las calles, si Ud. sale de las arterías principales en los barrios tendrá el privilegio de participar en un rallye de mayor peligro que el Dakar porque el estado de las calles es calamitoso.
Mientras tanto sus impuestos municipales se duplican año a año, y ello porque, porque en la Provincia de Santa Fe y en Rosario en particular hay un sistema clientelar de gestión.
Por eso señor Ministro, Señora Decana, con todo respeto, miren su gestión a través de sus críticos, los amanuenses y alcahuetes, los familiares y amigos, siempre verán lo mejor y ocultarán lo peor, solo así podrán tener una gestión para recordar y no una para olvidar por sus errores y arbitrariedades como la gestión decanal del Dr. Ovide Menin en la Facultad de Psicología de la U.N.R.
Hasta la próxima.
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