jueves, 12 de diciembre de 2024

Los ecos del silencio.

Estas son palabras que tal vez nunca pronunciaré, pero que llevo escritas dentro mío, y no son palabras vanas, están llenas de emotividad, de gratitud, de recuerdos y de experiencias vividas. La única forma de dejar que vivan es en el texto, en este texto. Hoy mi vieja casa, ese gran hogar que me acogió en la juventud en los comienzos de los años setenta (1971 para ser exactos) me vuelve a recibir, me abre sus puertas y al atravesarlas siento que cruzan conmigo muchos personajes que pueblan mi memoria. Algunos que no están, pero me ayudaron a vivir y a ser lo que soy a ser digno de ser (como dice el protagonista de una gran película), mucho o poco, pero que soy. Entre ellos y a riesgo de ser injusto quiero recordar a los grandes maestros como Ovide Menin, Raúl Ajeno, Fernando Prieto que me enseñaron con una sentida aventura intelectual el valor de la palabra escrita en esa publicación memorable que editaron desde las mesas del Savoy, la revista “Hacer”, otros con los que compartí momentos hermosos y vibrantes de mi vida y que hoy solo están en el recuerdo, como Guillermo Ryan, José Luis Comas, Juan Carlos Coria, Adelmo Manasseri, Gloria Annonis, Diego López Saric, Rolando Bucci, Rixcardo Caronni, Luis Giunípero y muchos otros. Algunos ya no están como mis padres y hermanos Agilio, Clemencia, Atilio y Nora, pero que se siente su presencia corporizada en mi hermana del alma Ines. Muchos que sí están y que continúan en la docencia ocupando generosamente mi lugar en el campo de la Psicología en el Trabajo y las Organizaciones, como Flaviana Ponce y Víctor Quiroga, o los hermanos de la vida como Mauricio Cervigni y Miguel Gallego. También están poblando los recuerdos algunos apreciados amigos que llegaron mas tarde a mi aventura de vivir como Hugo Klappenbach, Pascual Gargiulo, Liliana Ferrari, Lucía Rossi, Graciela Fillipi, Gregorio Gómez Jarabo, Emilia Domínguez Rodríguez. Antonio Sánchez Cabaco, Manuel Froufe y tantos mas que me ayudaron acrecer y alimentaron mi sed de saberes. Gracias es una palabra muy corta pero inmensa, y quiero agradecer a la Decana de Psicología Soledad Cottone y a las autoridades de la Facultad por este reconocimiento, que justo es reconocer no hubiera sido posible sino hubiera mediado la acción generosa de Flaviana Ponce que inició el requerimiento. Pero hay otras personas que me acompañaron durante años, Patricia Kaufmann, psicóloga incansable que dedicó su vida al trabajo con niños con capacidades diferentes y al estudio y práctica de la atención en salud mental, madre de mis dos hermosos hijos a los que criamos juntos durante treinta años (y seguimos criando), Nicolas y Ana Paula, jóvenes profesionales de la salud y que hoy son nuestro gran orgullo y esperanza de futuro. A quien recorre junto a mí, este trecho final de la vida, Adriana Cicaré, economista e importante investigadora y colega de la “Carrera del investigador científico de la UNR” con quién hemos compartido trabajos y publicaciones conjuntas. Graciela Simonetti investigadora, Doctora en enfermería y Vicedecana de la Facultad de Ciencias Médicas con quien compartimos investigaciones y publicaciones y largas horas de debate en torno a la salud de los trabajadores y tantos profesionales con los que pasamos largas horas y días de trabajo en diferentes eventos científicos. También quiero dedicar un recuerdo a mis queridos amigos, médicos ellos, que han hecho un trabajo gigante en el campo de la salud, Rut Kiman, Rodolfo Kaufmann y su hijo Gabriel Kaufmann. También quiero dejar un recuerdo a los que compartieron vida y luchas como Miguel Cavigliasso, Alba Maina. Liliana Lampelfeld, sus dos hermosas hijas y su pareja y a Cari Portesio compañero de lucha en los setentas, Ana María Bauzá y su esposo, Adriana Diaz, y tantos otros, algunos que ya no están. También quiero recordar a Salvador Rizzotto, José Luis Turco y todos los que me acompañaron en las dos cátedras que dirigí durante años en la Facultad de Psicología de la UNR. Hoy, al estar en este momento de mi vida en el que todo es recapitulación y recuerdo, siento la necesidad de remarcar que esta facultad ha sido, es y será un bastión de lucha en la defensa de los derechos y libertades de los mas humildes, de los sin voz, de los marginados, ella ha permitido a lo largo de estos años de democracia la libre circulación de la palabra en sus aulas, en ella han vivido y han sido asesinados mucho profesionales y estudiantes que levantaron su voz contra la dictadura genocida. Ha sido el receptáculo de muchos debates, de fuertes confrontaciones e inmensas solidaridades, que muchos intentaron avasallar y no pudieron, porque ella siempre siguió las palabras del poeta Pedro Bonifacio Palacio (Almafuerte): “No te des por vencido, ni aun vencido, no te sientas esclavo, ni aun esclavo; trémulo de pavor, piénsate bravo, y arremete feroz, ya mal herido. Ten el tesón del clavo enmohecido que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo; no la cobarde estupidez del pavo que amaina su plumaje al primer ruido”, y desde su fundación comprendió que el camino del conocimiento es un camino que se construye cada día y que como dijo otro poeta, Antonio Machado Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar. Pero mas allá de las diferencias, hemos sabido construir una comunidad de valores y convivencia y aunque hoy no hay dictadura, vivimos bajo un régimen de democracia tutelada y autoritaria que trata de corroer los valores más importantes de la convivencia democrática, y hoy como ayer, como siempre, debemos ser el bastión de la lucha contra el autoritarismo que pretende silenciar la palabra para poder explotar y oprimir a los mas postergados de la sociedad. Hoy, que ha ocupado la Casa Rosada un régimen cruel y codicioso, cuyo único argumento es la represión salvaje de quienes protestan, se impone la necesidad de trascender los muros de la Universidad y dar el debate y la lucha contra toda forma política que ataque a nuestro pueblo. La universidad tiene dentro de si a los estudiantes y profesionales que constituyen el sector mas sensible de la intelectualidad y es caja de resonancia de todas las voces de la sociedad, es el centro de los debates por excelencia y el espacio inquebrantable de la defensa de la libertad de expresión. En sus aulas circulan todos los discursos libremente y esa interdiscursividad debemos extenderla a la sociedad en su conjunto, es hora de terminar la siesta a la que nos somete el gobierno de ultraderecha conservadora y reaccionaria si queremos alcanzar algún día un país de iguales, en el que todos tengamos los mismos derechos y posibilidades y condiciones dignas de existencia

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