lunes, 22 de enero de 2024

Los deseos imaginarios de la burguesía neo liberal (2)

Desde los medios de comunicación somos bombardeados por una incesante batería de conceptos que nos pintan al capitalismo como la única opción de existencia social. Todas las pléyades de economistas neoliberales asisten al permanente espectáculo circense de los opinadores que brindan cada noche a los telespectadores sus recetas infalibles para superar la crisis social y económica. Lo que esos economistas no dicen es que esas recetas han sido aplicadas en Argentina (como en un a multitud de países en desarrollo) hasta la extenuación, generando los mismos efectos cada vez que se aplicaron: crecimiento de la deuda externa, aumento de la pobreza, aumento de la desocupación, mayor empleo informal, inflación, etc. Es por ello que es necesario iniciar un debate sobre el modelo de sociedad que pensamos que puede solucionar los problemas endémicos no solo de Argentina, también de América Latina toda. Esta presentación pretende ser un aporte a ese debate que sin pretender agotar la discusión busca exponer nuevas-viejas ideas sobre la organización social necesaria. En primer lugar, es necesario que hagamos una petición de principios respectos a las columnas que consideramos deben sostener el edificio estructural y superestructural de la sociedad que suponemos necesaria. La herencia de la revolución francesa. La revolución francesa fue el producto de una coalición social integrada por diversas clases sociales, la burguesía, la pequeño-burguesía y las clases trabajadoras y explotadas. De allí que enarbolaran los principios de igualdad, fraternidad y libertad. Todos estos sectores aceptaron un nuevo contrato social que abriera las puertas a una sociedad más amplia y participativa, lo que significaba abatir al ancien régimen, es decir derrotar a la monarquía absolutista y a la nobleza feudal. Como toda coalición los partidarios de la revolución tenían puntos en común y muchas contradicciones. La burguesía pretendía arrebatar a la monarquía el poder absoluto, pero para instaurar su propio poder y diseñar un modelo de sociedad que le permitiera expandir sus negocios y consolidar su supremacía social y política. La pequeña burguesía, constituida por los pequeños comerciantes, profesionales, etc., y representada por nombres señeros de la revolución como Robespierre, Danton, Marat buscaba sostener la sociedad de privilegios que le posibilitaba sostener una existencia holgada, y finalmente los pobres de solemnidad llamados sans cullotes miembros de la clase social baja de la Francia revolucionaria (típicamente eran quienes realizaban labores manuales como artesanos, obreros y campesinos, cuya figura fundamental fue Jacques Roux líder de los enrages, los que por lo general no tenían los mismos derechos que la burguesía ya que eran desposeídos y en la Francia de fines del siglo XVIII no eran considerados ciudadanos por no contar con alguna propiedad. La fraternidad era el punto de encuentro de los revolucionarios franceses, todos quería una hermandad, pero a la hora de discutir la estructura de la nueva sociedad, la burguesía realizaba una fuerte apuesta por la libertad, pudiendo decirse que la libertad era el valor distintivo que sostenía esta clase social, mientras que los desposeídos se decantaban por la igualdad. La diferencia es clara mientras los pobres de solemnidad necesitaban que el nuevo contrato considerara la redistribución de la riqueza, y por lo tanto le importaba generar igualdad de oportunidades y protección de parte del estado a los sectores económicamente más desvalidos, quienes tenían sus necesidades básicas (y más que básicas) satisfechas, pedían por la libertad (que era la libertad de comercio, de producción, en definitiva de mercado) y preconizaban una democracia acotada basada en la representación limitada. Los socialistas somos herederos de la necesidad de los sectores más humildes de la sociedad revolucionaria francesa, estamos por la igualdad como valor supremo, aún más importante que la libertad. Socialismo y libertad. Los neoliberales modernos se llenan la boca con la libertad, pero no dicen que la libertad que ellos instituyeron en el modelo de sociedad capitalista solo condujo a mayores distancias sociales y económicas entre los poseedores y los desposeídos aumentando la pobreza, la explotación y la marginación de los sans-culottes modernos, los trabajadores. Primera petición de principios de un socialista, luchamos por la igualdad social plena. Ahora, ¿despejada esta cuestión surge la pregunta: ¿los socialistas no están de acuerdo con la libertad? En la actualidad es bastante común que la derecha más reaccionaria se identifique con la consigna “Libertad o comunismo”, ignorando o tratando vanamente identificar la idea del comunismo con la tiranía. Esta idea es absolutamente falsa y parte de un desconocimiento (en el mejor de los casos) o una lisa y llana falsedad sobre lo que el comunismo constituye como utopía social planteada por diversos intelectuales a lo largo de la historia. Uno de ellos, Karl Marx, el comunismo constituía una fase superior del socialismo, fase en la cual la sociedad se constituiría en una asociación de ciudadanos libre cuya producción sería planificada sobre la base del acuerdo voluntario según el cual los ciudadanos tendrían una vida de encuentro y felicidad, Una frase sintetiza el pensamiento de Marx, “a cada cual, según su necesidad, de cada cual según su capacidad”. El comunismo implicaba una sociedad sin clases en las cuales la clase obrera desarticularía todas las clases sociales y con ello se extinguiría a sí mismo como clase, dando lugar a la desaparición total del estado como una institución de control y dominación social. Para ello era necesario un cambio de conciencia de todos los seres humanos que no rigieran su vida por la posesión de bienes, por la supremacía material de unos sobre otros implicando las ideas de solidaridad, colaboración y respeto por el otro. El socialismo no es el comunismo, es solo una fase transitoria en la cual aún continúan existiendo las clases sociales y la lucha de clases y por lo tanto la necesidad de la existencia del estado obrero que garantice la continuidad de cambio social. Si el comunismo supone la abolición de la propiedad (la propiedad es un robo había dicho Proudhon) en el socialismo lo que se pretende abolir es la propiedad privada de los medios de producción (campos, fábricas, etc.) y no toda la propiedad en su conjunto. La economía planificada por el Estado es una característica distintiva del socialismo y el comunismo, en la medida en que la revolución no es un acontecer que se verifica en todos lados al unísono y considerando que los pueblos emancipados deben convivir con los mercados capitalistas hegemónicos, los estados socialistas necesitan intercambiar sus productos en esos mercados y para ello necesitan garantizar, en primer lugar los insumos necesario para la vida de sus propios ciudadanos e intercambiar los excedentes con los mercados capitalistas para obtener los insumos que ellos no pueden producir. Por lo tanto la libertad es un bien necesario en las sociedad socialista pero no está al mismo nivel de la igualdad, la libertad es necesaria para garantizar la expresión y la libre participación de todos los ciudadanos en las decisiones, por lo tanto la libertad no es solo libertad de expresión, es una concepto mucho más amplio que involucra a la formación, al desarrollo de la conciencia social, al desarrollo del individuo y en definitiva supone la satisfacción igualitaria de todas las necesidades de los componentes de la sociedad, cualesquiera sean sus aptitudes, su inteligencia, o su formación. Comunismo y libertad, o, comunismo o libertad Recientemente los sectores políticos de la derecha argentina (al igual que en otras partes del mundo) han enarbolado la consigna paleolítica comunismo o libertad, como si los términos fueran comparables. Podríamos decir también capitalismo o libertad, disyuntiva igualmente incorrecta dado que la libertad es un derecho humano fundamental, mientras que el comunismo o el capitalismo son sistemas socioeconómicos que pueden funcionar con o sin libertad, de ello las dictaduras argentinas y de otras partes del mundo son ejemplo claro. El comunismo, tal como lo ha entendido la corriente de pensamiento social inaugurada por Carlos Marx es un proyecto socioeconómico basado en la igualdad, la idea de la sociedad comunista es la de una sociedad de iguales en todos los sentidos económico, social, educativo, cultural, etc. El propio Marx referencia en sus escritos la existencia de un comunismo primitivo en la protohistoria de la humanidad, pero no referencia un sistema socioeconómico en su contemporaneidad sencillamente porque no existía, como no podemos referenciar en los siglos XX y XIX sencillamente porque no los hubo ni los hay, ergo hablar del fracaso del comunismo es una falsedad dado que en la historia de la humanidad no ha existido una sociedad comunista (salvo el comunismo primitivo referido). Cuando se referencia a un sistema comunista como el denostado por la derecha política y por los neoliberales se habla de un sistema que no existió, se hace referencia a una forma de organización social capitalista, la sociedad soviética que perduró desde 1917 hasta 1991 no fue una sociedad comunista, por lo menos en los términos teóricos enunciados por Marx, ni tan siquiera fue un estado socialista. La unión soviética, como China u otros estados denominados socialistas fueron o son capitalismos monopolistas de estado desde su fundación, nunca fueron socialistas, de socialistas solo tuvieron el nombre. Este tema atravesó a la izquierda mundial y en Francia de la post guerra (fines de la década del 40’ y durante la década del 50´) se día a lugar un intenso debate entre los trotskistas donde Lefort y Castoriadis defendieron con suficiencia la tesis de un estado capitalista monopolista de estado. Tanto en la URSS como en Cuba, China, Viet Nam y otros estados llamados comunistas impera el capitalismo dirigido por la burocracia estatal que recibe los beneficios de haberse constituido en una clase social privilegiada, notándose grandes diferencias sociales entre sus capacidades económicas y la del resto de la población, esto en el marco de un estado autoritario que conculca las libertades individuales y públicas de los ciudadanos. La burocracia existente en estos países se perpetúa en el poder gozando de los beneficios de este, pero recibe esos beneficios como clase burocrática dominante y no como miembros particulares de una clase como ocurre en el resto de los países capitalistas. La denominada democracia proletaria ni es democrática porque las decisiones las toman unos pocos privilegiados miembros del partido en el poder, ni es obrera porque esos pocos que toman las decisiones gozan de beneficios a costa de la explotación de los trabajadores y sectores campesinos de sus respectivos países. Como dijimos más arriba, el socialismo suponía la expropiación de los medios de producción, pero no de toda propiedad e implicaba una máxima fundamental “a cada cual, según su necesidad, de cada cual según, su capacidad. El propio Che Guevara sostuvo una fuerte discusión en Cuba cuando dijo que había que darles a los trabajadores estímulos morales y no económicos, porque por la propia cultura heredada del capitalismo sabía que los estímulos materiales llevarían a la diferenciación social entre los ciudadanos, mientras que él pensaba que los ciudadanos brindaban sus esfuerzos y capacidades para mejorar el bienestar de la sociedad en su conjunto y no de ellos individualmente. Por lo tanto, el socialismo era para el pensamiento de Marx una etapa intermedia entre el capitalismo y el comunismo durante la cual persistían ciertas formas de propiedad no estatales y donde el estado debía continuar existiendo para la defensa de la clase obrera y campesina y de la sociedad en su conjunto. Etapa intermedia en la que el rol de los comunistas era preconizar el ideal de un contrato societario según el cual se llegaría a una sociedad sin propietarios ni propiedad, con la propiedad y usufructo común de todos los bienes y con una nueva conciencia social basada en valores de igualdad, respeto, solidaridad, esfuerzo, trabajo y educación permanente. En definitiva, una sociedad comunista, una sociedad de iguales donde el valor fundamental sería la igualdad total. El, pensamiento neliberal. El desastre que implicó la destrucción de fuerzas productivas en todo el mundo occidental, especialmente en Europa, y la emergencia de los llamados “Socialismos reales” en el este de Europa y en zonas de Asia y América Latina, obligó al viejo capitalismo a adoptar nuevas formas de organización de la economía, siendo el principal representante las experiencias neokeynesianas en Europa, particularmente en los países nórdicos en los que comenzó a existir nuevas formas de gobierno capitalista basadas en el acceso al gobierno de los llamados partidos socialistas democráticos, que implementado a escala la idea del Walfare State o estado de bienestar. El Walfare State constituyó una estrategia del capitalismo para contener la ola revolucionaria que desde 1917 se había extendido por todo el planeta y amenazaba con derrumbar al capitalismo globalizado. Con la constitución del Bloque Soviético en Rusia, China, los países del este Europeo, Cuba, Viet Nam, Nicaragua, etc., y las formas nacionalistas de “izquierdas” del golpismo militarista de países en vías de desarrollo que se hacían cada vez mas permeables a la diplomacia soviética, llevó a que en muchos países capitalistas se realizara una ampliación de derechos sin precedentes, otorgándoles a los sectores vulnerables de las sociedades capitalistas centrales una serie de beneficios como acceso a la vivienda, vacaciones, leyes previsionales acceso a la educación de calidad, acceso a la salud pública, etc. Esto significó el acceso de los trabajadores a nuevos consumos, mas tecnología, nuevas formas de participación, etc. Con la caída del muro de Berlín y la disgregación del bloque soviético, asistimos a un cambio radical del poder en nuestro planeta, durante muchos años se entronizó en las relaciones económicas y políticas el modelo del mundo unipolar, del cual el principal beneficiario fue el capitalismo Norteamérica que pasó a constituirse en el principal polo de poder mundial. La imposición de este modelo tuvo consecuencias desastrosas para los trabajadores de todo el mundo que comenzaron a ser avasallados por la ideología neoliberal, que lejos de constituirse en un modelo económico de organización de la economía capitalista, pasó a ser un modelo de poder del capitalismo en la era tecnológica. Como afirman Dardot y Labat (2013), El neoliberalismo es una forma de vida, no sólo una ideología o una política económica”, es una forma de reorganizar el pensamiento de los sectores dominados de la sociedad para reestructurar la forma en que estos conciben su vida, forma de pensamiento que puede ser, y en realidad lo es, contraria a sus intereses sociales concretos. Se trata de instituir en los sectores vulnerables la inevitabilidad de su vulnerabilidad y la aceptación de exacción injusta de su nivelo de vida. Se le arrebata a la clase trabajadora, fundamentalmente a aquellos que viven de un salario o una jubilación derechos que hasta hace3 poco eran inalienables como el derecho a una vivienda digna, a la salud, educación de calidad, a tener un trabajo decente, a disfrutar de menos horas de trabajo, condiciones de estabilidad y salubridad laboral, asistencia previsional en la vejez, etc. Todos estos derechos durante el siglo XX se constituyeron lentamente en derechos naturales de los trabajadores en la mayoría de los países del mundo y hoy, el neoliberalismo de la mano de las teorías deshumanizadas de Hayek y sus seguidores pretende que constituyeron serios desaciertos de las políticas económicas, fundamentalmente de la segunda mitad del siglo XX, y la solución que proponen es el retroceso de la organización social a formas sociales que regían en el siglo XVII, XVIII y XIX, épocas donde el capitalismo salvaje sembraba destrucción y muerte en el mundo, aun en los denominados países centrales. Esta operación de endoculturación se ha podido y se lleva adelante por algunas razones de peso. En primer lugar, debido a la monopolización creciente de los medios de producción, sobre todo en países mas débiles, en los que las fuerzas tradicionales se ven avasalladas por la falta de resolución de los problemas cotidianos de los trabajadores y sectores vulnerables y la emergencia de una ultraderecha lacaya de los sectores mas concentrados de la burguesía industrial y financiera, en segundo lugar, por una concentración inédita de los medios de comunicación dominantes que como CNN. O’Globo, Televisa y demás cadenas internacionales que repiten hasta el cansancio un discurso denostador de las ideas progresistas tratando de imponer el pensamiento nefasto de la ideología neoliberal, en tercer lugar, por el desarrollo tecnológico sin límites de la tercera y cuarta revoluciones industriales que han desatado lo que en el lenguaje actual se denomina la eran exponencial que implica además de cambios brusco de las tecnologías disruptivas, una velocidad de esos cambios sin parangón en la historia de la humanidad. De manera tal que el exceso de información y la velocidad del cambio hacen prácticamente incomprensibles en muchos casos la comprensión de estos. El ciudadano común, a diferencia de los ciudadanos del siglo XVII, XIX y XX deja de ser un sujeto crítico, contestatario para transformarse en una suerte de fanático de un determinado polo de poder en detrimento de otros. Los ciudadanos anteriores, sobre todo los del siglo XX eran profundamente críticos, y por ejemplo el ejercicio de sus elecciones democráticas las hacían mediante la aplicación de la racionalidad, en cambio en el siglo XIX las decisiones son tomadas más, bajo el paraguas de la emocionalidad, que por el ejercicio de la racionalidad. Es común en Argentina, como supongo que ocurre en otras latitudes, que se afirme algo porque lo dice el canal de noticias de preferencia del hablante, sin siquiera poner en tela de juicio la afirmación. Esta cultura impuesta por el adoctrinamiento neoliberal de la escuela austríaca principalmente, ha llevado a un importante crecimiento de las formas políticas subsidiarias del neoliberalismo y hoy en diversos países del mundo vemos la emergencia y toma del poder de expresiones conservadoras de extrema derecha retrógradas que buscan convencer a la gente que el retorno a las formas pretéritas del capitalismo salvaje solucionará sus problemas, cuando en realidad la única meta posible es el mayor empobrecimiento y el deterioro de las condiciones de la mayor parte de la población planetaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario