jueves, 3 de diciembre de 2015

¿Porque se sostiene la desigualdad?


Unos pocos datos para no abrumar al lector. Según la CNN (insospechada de tendencia siquiera liberal), citando el informe OXFRAM, que es una organización creada en 1995 por el Comité Oxford para la ayuda contra el hambre que data de 1942, las 85 personas más ricas del mundo poseen más riqueza que la mitad de la población mundial, es decir 3.000.000.000 millones de habitantes. Estos ricos tienen 110 billones de dólares. Desde la crisis de las hipotecas sub-prime, hipotecas de alto riesgo, de tipo muy especial, ya que eran créditos preferentemente utilizados para la adquisición de viviendas por clientes con escasa solvencia y alto nivel de riesgo de morosidad (superior a la media del resto de créditos), con un tipo de interés más elevado que en los préstamos personales (si bien los primeros años tenían un tipo de interés promocional), y las comisiones bancarias resultaban más gravosas, más precisamente desde el 2009 el 1% más rico acumuló el 95% de la riqueza producida. Es decir, los capitalistas más poderosos provocaron irresponsablemente las condiciones que arrastraron al mundo más desarrollado a una de las crisis más pavorosas de la historia y salieron beneficiados de la crisis incrementando su riqueza. En un dato más exacto, el 1% de las familias más poderosas es dueño del 46 % de los bienes mundiales (www,público.es). Como hemos afirmado en diversas publicaciones, mientras la pobreza se acrecienta en el mundo, la riqueza se concentra en cada vez menos manos, cumpliendo la tendencia a la concentración enunciada por Marx en el siglo XIX. Ahora bien, si cada vez hay más pobres e indigentes en el mundo, lo que muestra que aproximadamente un 20%, más de mil millones de seres humanos, viven con un dólar diario (datos del Banco Mundial), y aún en los llamados países prósperos de Europa, Asia y en los EE. UU más de 100.000.000 de personas viven en la pobreza, no teniendo acceso a los más elementales medios de vida como la vivienda, el agua potable, las cloacas, cuidado de la salud, etc., la pregunta es ¿Por qué las grandes masas de seres humanos del planeta acepta una vida de carencias absolutas mientras unos pocos gozan de riquezas que ni siquiera varias generaciones de descendientes podrán gastar? Una de las claves para entender este sometimiento creo que está en la penetración ideológica que ha logrado tener la burguesía en el pensamiento de las clases subalternas y oprimidas, en los últimos 200 años. La ideología constituye una falsa conciencia, es un mecanismo por el cual una persona cree reconocer la realidad pero que esa realidad que conoce es ficticia, ya que la verdadera realidad esta oculta a su conciencia. La ideología funcionaría como una Matrix (como la de la película los hermanos Wachowski) que oculta el verdadero sentido de la vida a los ciudadanos, los que viven en una realidad ficticia desconociendo lo real que esta por detrás, la ideología funcionaría de esta manera como un velo que impide al ciudadano común conocer la matriz de funcionamiento social. La pregunta es cómo se logra este efecto de la ideología, porque funciona de manera diferente a la crisis que llevó a la caída del feudalismo. La burguesía fue desarrollándose desde las mismas entrañas del feudalismo, los burgueses eran los que vivían en los burgos, ciudades. El término inicialmente identificaba a la clase social compuesta por los habitantes de los "burgos" (las partes nuevas que surgían en las ciudades bajomedievales de Europa occidental), que no eran ni señores feudales ni siervos y no pertenecían los estamentos privilegiados (nobleza y clero) ni al campesinado. Sus funciones socioeconómicas eran las de mercaderes, artesanos o ejercientes de las denominadas profesiones liberales. Esta clase no surgió de un día para el otro, como el sistema económico que forjó, el capitalismo, tampoco, fueron necesario muchos siglos para que el capitalismo se construyera como sistema socioeconómico y la burguesía estuviera en condiciones de ser clase dominante. En otros artículos hemos dicho que la revolución francesa de 1789 solo fue un movimiento político que dio por tierra con el ancien régimen feudal, en una sociedad en la que las relaciones de producción capitalista estaban maduras y requería de una superestructura política de dominación que les permitiera continuar desarrollándose. Primero fue París, pero luego de la mano de Napoleón esa superestructura, basada en la llamada democracia se extendió a toda Europa. En pocos años, la burguesía logró coronar con sus principios la organización social de la vieja Europa, al punto tal que Marx afirmaría que mientras las revoluciones burguesas lo avanzan de éxito en éxito, las proletarias lo hacían con victorias y derrotas, avanzando y retrocediendo. Por la misma época los EE.UU. habían también coronado su organización nacional basados en la idea de la democracia burguesa, tras una guerra en la que derrotaron al poder colonial de Inglaterra. Los principios de la democracia burguesa se basan en la eliminación de todo tipo de prerrogativas de cuna o linaje, de soberanía popular (un hombre un voto), en la división de los poderes del estado, en el principio de la igualdad ante la justicia) el principio fundamental de la justicia burguesa se define como la equidad), en los derechos civiles y políticos compartidos por todos los ciudadanos, la universalización de la ciudadanía, etc. Esto principios, reconocidos en la declaración de los derechos del hombre (1789) y de los derechos del hombre y del ciudadano contenidos en la constitución francesa en 1795, que fue luego complementada por la declaración universal de los derechos humanos establecida por la resolución 216 de la Asamblea General de la ONU el 10 de diciembre de 1948 son las bases de la superestructura social del capitalismo. La burguesía construye a partir de estas nociones la ficción de la igualdad entre los hombres, y los sectores más reaccionarios de la misma, van a preconizar que si un sujeto tiene diferencias económicas con otros es debido a sus condiciones particulares (inteligencia, intuición, etc.) que le permiten tener éxitos económicos. La ideología burguesa requiere de un imaginario fundamental, el individualismo. Todos los hombres son iguales, ante la ley, dirá un burgués, y entonces la igualdad se verá limitada en función del poder que otorga la posesión de bienes. Cuanto más dinero posee una persona, mayor es la desigualdad económica entre los seres humanos, mayor será la desigualdad social entre los mismos. Un ejemplo claro, los burgueses de la mano de su poder económico y de las posibilidades de progreso que pueden ofrecer a otros por su capacidad de decisión en fábricas, burocracia estatal, medios de comunicación, etc., tienen mayores posibilidades de gozar no solo de los placeres de la vida como el ocio, el turismo, las buenas comidas, las buenas bebidas, las mansiones, etc., sino que además pueden disponer de las mujeres y hombres de las clases sometidas corrompiéndolas mediante el dinero y disfrutando de orgías, fiestas sexuales, compañías temporales, etc. Una mujer tiene el derecho de entregar su cuerpo a quien quiera, pero por efecto del poder del dinero, muchas veces es sometida a la calidad de esclava sexual y se presta a un conjunto de prácticas por las que incluso ella puede sentir asco, lo mismo ocurre con los hombres que se someten a otros hombres (taxi boys) o mujeres. Basada en el principio de la “movilidad social” y usando como ejemplo algunos casos puntuales, la burguesía colonizó el pensamiento y la conciencia de las clases a las que sometió en el proceso de construcción de su hegemonía. Cada tanto, algún emprendedor logra trasponer los límites de clase y constituirse en un burgués, es el caso del trabajador industrial que pone una pequeña empresa, el campesino que logra comprar una parcela y cultivarla, el empleado que se inicia con éxito en una actividad comercial, estos casos puntuales que no llegan al 1% de la población mundial sirven para mantener viva la ilusión de la posibilidad de, como decía la tía Veneranda, salir de pobres. Mientras tanto el resto de la población nace, vive y muere en la indigencia y la pobreza toda su vida, sometiéndose a la explotación y a la opresión capitalista que engorda los patrones y aumenta el hambre de los explotados. La construcción imaginaria del individualismo se refuerza con la idea del egoísmo de esta noción, yo puedo salir de la situación, si otros no salen es su problema, es el famoso no te metas del sentido común. Que les importa a los europeos la situación de hambre y miseria en el extremo o medio oriente, o en la África recóndita y marchita mientras ellos gocen de las condiciones de vida que les permite el capitalismo sobre la base de la expoliación y el robo de los recursos materiales de los pueblos oprimidos. El dato es que cada tanto sufren la retaliación de las acciones de despojo cuando los desesperados llegan al corazón de sus ciudades y se inmolan en una llamarada de desesperación por el destino al que el sistema imperialista los somete en las lejanas latitudes. Otras veces el dolor golpea a la puerta de su tranquila existencia indicándole que cada vez es más difícil contener a los millones de migrantes que huyen del desastre social causado por las guerras insensatas de cómplices locales, fundamentalistas extraviados en la razón, narcotraficantes avariciosos, guerras que se nutren de las modernas armas y de ingentes recursos que las naciones occidentales proveen de manera sistemática a uno u otro bando para que los complejos de la industria armamentista hagan pingues negocios. Pero la imposición de la ideología burguesa como forma de dominación no hubiera sido tan eficaz en la colonización de la conciencia de los oprimidos sino hubiera contado, además del poder de las armas, con poder de los medios de comunicación. Con la invención de la imprenta primero, y de la radio y la televisión después, la burguesía contó con medios de comunicación de masas que permitieron transformar hasta la médula la interrelación social. Ninguna clase dominante tuvo a su disposición antes que la burguesía, este arsenal de medios de penetración de masas, y la burguesía supo hacer buen uso de los mismos. Hasta el surgimiento de la sociedad postmoderna el capitalismo había sobrevivido a las crisis y revoluciones sociales utilizando por un lado la potencia de su penetración ideológica, y por el otro la represión selectiva y generalizada de sus fuerzas de seguridad. Pero con el advenimiento de las TICs (Nuevas Tecnologías de Informaciones y Comunicaciones) y la aparición de medios como la telefonía celular e internet, la clase dominante contó con la posibilidad de controlar las pulsiones revolucionarias y los deseos de cambio de los oprimidos mediante el control social. El control social que realizan los mass media hace que cada día, en cada momento penetre en los hogares de los trabajadores el mensaje constructor de la ideología burguesa. Ya no es necesario eliminar físicamente al sujeto revolucionario, solo basta con limitar sus espacios de comunicación ampliando los espacios y volúmenes de comunicación social del sistema. Eventualmente si es necesario, o como para que los esbirros del régimen puedan despuntar el vicio y no permanecer ociosos viendo como le crecen sus panzas por la buena vida, se reprime alguna muestra de rebelión en las sociedades, pero no es la conducta común de los gobiernos burgueses del siglo veintiuno, por lo menos los más desarrollados. La ideología burguesa se basa también en la existencia de un amplio colchón social entre la clase dominante y las clases subordinadas más vulnerables, la llamada clase media, integrada por pequeños comerciantes, industriales, profesionales, oligarquías obreras, que viven imaginariamente pensando que en algún momento puede ser como sus verdugos y que a ellos las crisis cíclicas del capitalismo no los va a tocar. Claro que como en el 2001 en Argentina la crisis los tocó y como los tocó y entonces se vuelvieron iracundos contra el poder burgués, pero sin visualizarlo como poder de clase, sino como poder gubernamental, el problema es que el Estado está mal gestionado, hay que buscar otros gestores más eficientes. Este sector social, que por su heterogeneidad no tiene una construcción ideológica propia, y que comporta intereses disímiles, solo surge a la luz de las luchas públicas cada tanto tras intereses difusos y con poco o nada de interés solidario o común. Son los caceroleros del 2001, los que se movilizaron exigiendo que les vendan dólares en 2013 y 2014, los que claman pidiendo seguridad y que dejen de matarlos como moscas los delincuentes, contra el gobierno populista desde un irracional odio por su discurso en pos de la igualdad y de la reivindicación de los pobres, los que se indignan frente a la corrupción de los funcionarios pero que no ven que para que haya coima tienen que existir dos, el coimeado y el coimero, etc., etc. Este colchón de sectores profundamente reaccionarios, discriminadores y autoritarios que es la clase media constituye a la vez una polea de transmisión de la ideología burguesa hacia las capas más bajas de la sociedad y les provee a los medios de comunicación de sus sujetos más lúcidos que como opinólogos, comunicadores, periodistas, especialistas, etc., contribuyen a desarrollar la penetración de las lógicas reaccionarias y clasistas en los medios de comunicación. Sinceramente, y no creo exagerar al decir que los comunicadores que se ven en los programas de radio, televisión o que escriben en los diarios son en su gran mayoría plumas a sueldo de los dueños de los medios de comunicación, sicarios y mercenarios al servicio de los peores intereses burgueses, o simplemente monigotes payasescos que opinan de lo que no saben diciendo lo que sus patrones les mandan. Son los que se centran en las formas y nunca abordan los contenidos de las acciones de gobierno, los que ven que el problema es el autoritarismo de Cristina, pero que niegan los doce años de crecimiento que un sector de la burguesía impuso al país mediante el uso de una lógica económica diferente, son los que pretenden hacernos creer que puede haber, no un mundo sin pobreza, sino un país en el que la pobreza sea cero, o que los que manejan la inflación son los gobiernos y no los formadores burgueses de precios nucleados en las grandes empresas, son los que quieren que pensemos que la inseguridad fue un problema de un gobierno para que no veamos que la inseguridad es intrínsecamente solidaria a la estructura de vida del capitalismo y a las condiciones de vida en el mismo, son lo que le cuentan al pobre albañil que se levanta a las 4 de la mañana, al obrero que en el frío invierno concurre a la fábrica al amanecer, al campesino que vive en condiciones de casi esclavitud que algún día va a estar mejor, que va a poder gozar de los placeres de la vida, son los que resumen la democracia a la forma (división de poderes, voto al explotador menos malo cada cuatro años, etc.) para que los trabajadores y oprimidos no podamos pensar en formas de democracia sustancial que nos permitan lograr la ampliación democrática y de derechos sociales y económicos, son los que en definitiva construyen cada día el discurso de dominación de la ideología burguesa porque de esa manera, en su visión individualista ellos se salvan por las generosas dádivas que reciben de sus empleadores para mentirles a los pobres y carenciados, para construir el relato de la dominación burguesa. La ideología burguesa, apoyada en una educación “de calidad” que solo busca tener 180 días de clases, en sistemas educativos obsoletos pero eficaces a la hora de anular el pensamiento crítico y reflexivo de las próximas generaciones, solo busca construir un estereotipo de sujeto obediente y sometido, que al final de cuentas es el objetivo con el que nació la escuela moderna. Solo estudiando y poniendo de manifiesto este poderoso artefacto de dominación, la ideología, será posible construir un pensamiento crítico que cuestione a los caudillos de derecha como Macri que solo vienen a colonizar el Estado en favor de los intereses de los sectores más concentrados de la burguesía y los capitalistas vernáculos.Hasta la próxima.

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