domingo, 18 de octubre de 2015

Vamos a la escuela, ¿para qué?


Leemos a diario sobre las distintas posturas de los candidatos en las elecciones 2015 en Argentina. Vemos a un candidato, Daniel Scioli que enarbola un programa concreto, continuar las políticas llevadas adelante por el gobierno de Kirchner y CFK en los últimos doce años, mejorando lo que hay que mejorar, corrigiendo lo que hay que corregir, cambiando lo que hay que cambiar. Esta es una postura muy cómoda e incómoda a la vez. Cómoda porque no es necesario elaborar propuesta (un programa de gobierno) dado que el programa está presente en el imaginario de los argentinos, es lo que se hizo (bien o mal) hasta ahora. Incómodo porque esta postura permite ganar la voluntad de aquellos que se vieron beneficiados por esas políticas, que adhieren a las ideas políticas de ese movimiento genérico llamado kirchnerismo, o que piensan que Scioli ha realizado una labor interesante en la Pcia. de Buenos Aires y que es el mejor para continuar el proyecto de los últimos doce años, pero, esta postura tiene como límite los adherentes, de una u otra forma, no logra perforar el blindaje antikirchnerista que, durante los últimos años tejieron los medios, las ideas, los odios, alrededor de una fracción importante de la población. Otro de los candidatos, Macri, tiene un piso del 15% de la población, aquellos que se benefician con las políticas neoliberales, básicamente los sectores más concentrados de la burguesía industrial y financiera. La estrategia de Macri es muy similar a la de Menem, no dice lo que va a hacer y propone lo que sabe que no va a cumplir, tratando de perforar el techo del 30 % que le permitiría alcanzar una segunda vuelta y soñar con la presidencia. Para ello salió a prometer imposibles, buscando seducir a una franja de la población que en los últimos años fue envenenada por la propaganda antikirchnerista de los medios de comunicación concentrados, la clase media urbana que reside en las grandes ciudades y que es profundamente reaccionaria, discriminadora y prejuiciosa. También en su menú de ofertas disparatadas, ha incluido propuestas que ganen la voluntad de sectores vulnerables, porque sabe que nadie llega a presidente sino logra un atravesamiento transversal de la sociedad. Lo característico de este sector político es que sus propuestas además de disparatadas e inconsistentes, no tienen volumen, es decir son razonamientos triviales, orientados a un público que aunque se pretende intelectualizado, no tiene pensamiento propio, en término de Víctor Hugo Morales, son aquellos que inconscientemente dicen “mentime que me gusta”, es decir, un sector que no reflexiona sobre la realidad o irrealidad de lo que se le propone, que ni siquiera elige según sus intereses, sino que lo hace desde una postura emotiva de odio visceral al peronismo/kirchnerismo y que identificado con el imaginario de progreso social, aspira a ser como la burguesía, sobre todo la burguesía más concentrada. Macri propone 1.000.0000 de viviendas cuando sabe que no las hará, sobre todo porque en 8 años en CABA no llegó a hacer 10.000. Propone terminar con la pobreza cuando sabe que ello es imposible, porque la pobreza no es solo un problema de una buena o mala gestión de gobierno, sino que la pobreza es intrínseca al capitalismo, a la sociedad de clases, y para fundamentar esto basta con referir los estudios de pobreza y distribución del ingreso que demuestran que la distancia entre los más ricos y los más pobres creció en el mundo al mismo ritmo que creció la pobreza en casi todos los países. Propone terminar con el narcotráfico y la inseguridad sabiendo que las dos cosas constituyen un imposible teórico en una sociedad segmentada como la nuestra, La inseguridad es un problema que en mayor o menor medida ocurre en la gran mayoría de los países, y no es la Argentina el país más inseguro del mundo, por el contrario, en el listado de países por grados de inseguridad, está más cerca el vértice de los más seguros, que del de los más inseguros. Quien haya viajado un poco por el mundo sabe que la gran mayoría de los países asiáticos, africanos, latinoamericanos y muchos países europeos son más inseguros que la Argentina. Apoyado en la escasa capacidad de estos sectores sociales de reflexionar críticamente sobre las propuestas políticas o interesados en lo que la política de Macri oculta, el “Mauri” vende espejitos de colores, total, como lo hizo Menem en su momento, lo que importa es lograr el poder para beneficiar a los grandes empresarios, de los que él es parte y luego de tener a su disposición el aparato del estado, vendrá el ajuste y la represión si los demás sectores protestan por el contrato incumplido. Finalmente tenemos a Masa. Este político, salido de la derecha liberal y conservadora, que pasó por el kirchnerismo, ahora vuelve por sus fueros y desde una postura ambigua promete algunas reivindicaciones que interesan a sectores de la pequeña burguesía y de los sectores de trabajadores con ingresos más altos, como por ejemplo sacar el impuesto a las ganancias, el 82% móvil etc. Su principal consigna es “el cambio no es la propuesta, las propuestas son el cambio” y desde este slogan trata de seducir al electorado. Al igual que Macri sus propuestas son irrealizables o inconsistentes como por ejemplo la idea de terminar con el narcotráfico. Los mayores especialistas en narcotráfico saben que es imposible ganar la batalla contra el narcotráfico, por lo menos como está planteada. Las mafias del narcotráfico tienen más recursos económicos y materiales que los estados, y aunque uno elimine a uno dos, cien narcotraficantes, siempre surgirán otros, ya que el narcotraficante existe porque hay un mercado consumidor de estupefacientes. EE.UU. con toda la tecnología de avanzada, satélites espías, una agencia especializada con los mejores cuadros, etc. no ha logrado hacer mella en el narcotráfico, más aún el narcotráfico crece en este país y Europa. En el “gran país” del norte el narcotráfico crece porque tiene capacidad de corromper a policías, jueces, políticos, etc., y por sus vínculos con los grandes bancos como el Bank of América, el Wachovia a los que se asocian en operaciones de lavado de dinero y con sus lazos con la economía legal por la multiplicidad de empresas en las que participan, y sobre todo, porque como dijimos, solo en EE.UU. hay un gran mercado que supera los 30.000.000 de americanos que consumen drogas, entre los cuales hay artistas, intelectuales, jueces, policías, parlamentarios, etc. Las propuestas de Masa en la materia, como la ley de derribo, o el uso del ejército ya se ha probado en diversos países, como por ejemplo en México, y han sido un fracaso total. Otra de las propuestas del masismo es el cambio en la educación. Para mejorar la educación aspira a reprimir a los docentes con una legislación que incluya el presentismo. Su propuesto ministro de educación en el muy hipotético caso de que llegara a la presidencia, Gustavo Laies le dijo a Clarín (17/10/2015 página 76) “como en las empresas hay que controlar el ausentismo docente”. Además de ser una propuesta sumamente autoritaria desde el punto de vista ideológico (poco extraño en un candidato que dice que va a gobernar por decreto) es poco práctica y desconoce las investigaciones científicas realizadas y va a contrapelo de lo que nuestro país necesita en materia de educación. Veamos por partes. Existen muchas investigaciones, entre otras la de Kohen, Valles y Martínez realizada sobre la base de una encuesta nacional docente que demuestra que el ausentismo solo logra incrementar la asistencia de los docentes enfermos para cobrar este suplemento salarial dado que como sabemos los sueldos de estos trabajadores son muy precarios. Y un docente enfermo no es un actor que sea eficiente en el dictado de las clases, por el contrario, no puede poner toda su atención en el aula, además de entrar en una pendiente que lo lleva de una gripe a patologías más severas. De esto es prueba la provincia de Santa Fe que durante años tuvo el presentismo y lo debió sacar por sus efectos adversos. Pero además de los argumentos de salud, que son muy importantes, la idea de que los docentes asistan a clase aun enfermos, mejora la calidad educativa, es incorrecta. Este concepto parte del presupuesto que con una cantidad de días de clases (digamos 180) habrá educación de calidad, sin entender que el problema no es que los chicos asistan a la escuela (eso es una parte del problema), sino que la pregunta adecuada es ¿para que los niños asisten a la escuela y cuál es el beneficio de que se escolaricen? El gran problema de la educación es su divorcio con la sociedad, en la escuela se brindan contenidos que no tienen nada que ver con lo que el egresado necesita en su vida laboral. En la escuela no se enseña a pensar críticamente, lo que es fundamental para desarrollar ciudadanos con mayúscula y para que los futuros trabajadores se constituyan en sujetos de la reflexión crítica que, en su lugar de trabajo, sean innovadores y aporten al desarrollo social y democrático de las comunidades en las que viven. La escuela tal como la conocemos hoy no existió siempre, es un producto de la modernidad, ya hemos dicho en otros artículos que nace en la sociedad prusiana y se difunde al mundo como necesidad de formar trabajadores obedientes y adaptados a las exigencias del capitalismo industrial del siglo XIX y no ha roto con esa matriz de dominio. No existe un sujeto universal de la educación, y por lo tanto no todos los niños y jóvenes soportan la escuela reglada, gradualizada que existe en el sistema educativo formal, muchos no soportan la tensión que implica el encierro, la demanda disciplinaria y requieren de propuestas educativas diferentes, adaptadas a su estructura psíquica y cultural, como se han desarrollado en diversos países del mundo. Como vemos el planteo masista de la educación es una propuesta retrógrada que no contiene la complejidad de la sociedad moderna y los avances en el pensamiento educativo contemporáneo, por eso Masa debería reflexionar sobre sus “propuestas” de cambio, porque en realidad lo que propone es cambiar para retornar a senderos por los que la sociedad argentina ha transitado con mucho dolor e inequidad. Por eso estimado lector a la hora de votar es necesario que reflexione, que piense críticamente, que analice las consecuencias de su voto, y por sobre todo que crea en sus propias convicciones y no se deje arrastrar por los cantos de sirena de los políticos. Hasta la próxima.

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