miércoles, 13 de noviembre de 2013
“Ir de putas”
El 10 de noviembre de 2013 en el diario Clarín salió una interesante noticia. Bajo el título “No toques a mi puta. Manifiesto de 343 bastardos”, se hizo una publicación que tenía el deseo de “molestar a las feministas de hoy” y estaba liderado por Frédéric Beigbeder, director de la revista Lui.
El manifiesto toma la calle en un momento en que, como dice la publicación “La Asamblea Nacional francesa debe decidir sobre una ley sobre la prostitución y la penalización de los clientes de las prostitutas a fines de noviembre”.
Los firmantes afirman, siguiendo el artículo de marras, “lejos de ser los frustrados, perversos o psicópatas descriptos por los partidarios de una represión oculta y disimulada en combate feminista” y reclaman “la libertad” de disponer del cuerpo de una prostituta contra remuneración sin ser molestados. “Consideramos que cada uno tiene el derecho de vender libremente sus encantos, e incluso de amar eso. Y rechazamos que los diputados dicten normas sobre nuestros deseos y placeres”, y seguidamente los manifestantes se preguntan: “Contra lo sexualmente correcto, nosotros queremos vivir como adultos”. “Hoy es la prostitución, mañana la pornografía... ¿qué prohibirán pasado mañana?”
Es importante aclarar el repudio de estos intelectuales al sexo sin consentimiento.
En nuestro país, paradójicamente, no son los conservadores lo que inician campañas contra la prostitución, sino otro tipo de conservadores y reaccionarios, las mojigatos vestidos de supuestos progresistas de izquierda, políticamente identificados con partidos socialistas.
En Rosario asistimos en estos días a una campaña contra la prostitución, que continúa las declaraciones de Juan Carlos Volnovich, quien en una entrevista periodística también llamó a perseguir penalmente a los clientes de las prostitutas .
En el diario La Nación del 5 de noviembre de 2013 se anuncia que Rosario se está realizando una “Campaña contra la trata en Rosario: "Los verdaderos hombres no compran mujeres". Con una serie de afiches en la vía pública y en las redes sociales, buscan generar consciencia sobre la violencia contra la mujer.
Como hemos afirmado anteriormente se confunde lo que es trata de personas, comúnmente denominado trata de blancas, con prostitución. Para que haya trata de personas debe existir un proxeneta o lo que comúnmente se denomina “cafiolo”. El proxeneta explota a la mujer y por lo general la obliga a prostituirse, de común constituyen mafias que trafican mujeres secuestradas para obligarlas a prostituirse contra su consentimiento y bajo amenazas y torturas.
Se trata de una actividad vil y deleznable que debe ser perseguida por el Estado con toda su fuerza, y por lo general incluye otros ilícitos aberrantes como la pornografía infantil, la prostitución de niños y adolescentes y el tráfico de drogas.
La prostitución, si bien puede incluirse dentro de este cuadro, no siempre constituye un delito o una práctica aberrante, a veces, la mujer vende su cuerpo por dinero y lo hace de manera consentida. Esto es tan así, que las prostitutas han constituido una entidad gremial, AMMAR, para defender sus derechos.
Existen mujeres que se prostituyen por placer, algunas mujeres casadas en buena posición económica, que tienen maridos que viajan, venden su cuerpo por sexo cuando el marido no está, poniendo como condición en los prostíbulos poder escoger el cliente. Más aún existe una película francesa basada en la novela del mismo título de Joseph Kessel. "Belle de nuit" que significa prostituta en un lenguaje políticamente correcto y, titulada "Belle de jour" que fue estrenada el 24 de mayo de 1967 en Francia y cuyo director fue el genial Luis Buñuel, que narra la historia de una mujer de clase media acomodada que se prostituye por placer.
La prostitución consentida constituye una práctica privada en la que el Estado no puede inter venir. Podemos estar de acuerdo o no en pagar por sexo, lo que no tenemos derecho es a inmiscuirnos en la vida privada de las personas.
Estamos ante la misma situación que frente a otras cuestiones sociales donde la tentación autoritaria legisla sobre los derechos privados de las personas, como por ejemplo el tema del aborto, las adicciones, etc.
Si una persona decide abortar no debe ser perseguida penalmente, ella tiene derecho a decidir sobre su cuerpo, si una persona quiere consumir drogas como la cocaína o la marihuana, puede hacerlo en su intimidad siempre y cuando no perjudique a terceros.
Si una persona quiere cambiar sexo por dinero y tiene quien acepte la transacción tiene derecho a hacerlo, solo en Estados autoritarios o fascistas se legisla sobre la vida privada de las personas, en los Estados realmente democráticos, la vida privada de los ciudadanos queda circunscripta a los mismos, el Estado no interviene.
Por ejemplo, si un grupo de personas quiere tener sexo grupal en una casa privada puede hacerlo, es aberrante que la sociedad quiera prohibir esta práctica, que por lo demás, sabemos que es bastante común en los estratos más altos de la sociedad.
Lo que se busca con este tipo de prohibiciones es limitar el ejercicio de la libertad a los sectores más vulnerables para someterlo, mientras que la burguesía disfruta en privado de lo mismo que públicamente prohíbe.
Volviendo a la campaña de Rosario, lo execrable de esa campaña es que se apela a lo más bajo y ruin del machismo. Bajo un barniz hipócritamente sostenido como defensa de los derechos de la mujer y desde una supuesta perspectiva de izquierda o progresista, se defienden los intereses más reaccionarios contra los que la humanidad ha debido luchar por siglos. Se trata de una mirada prejuiciosa y conservadora del sexo que apunta autoritariamente a maniatar nuestro deseo, como dice el manifiesto de los intelectuales franceses, hoy se prohíbe la prostitución, mañana los clubes swingers, el sexo grupal, el sexo oral o anal, o la pornografía, y en definitiva se buscará prohibir todo lo que de libertad sexual hemos conseguido en siglos.
Además, es un intento autoritario e hipócrita, porque lo que se busca es perseguir a mujeres de bajos recursos que comercian su cuerpo con hombres de igual o parecida condición. No se busca perseguir penalmente a la prostitución vip a la que solo acceden políticos, empresarios, y toda gama de señores moralmente correctos. Sabemos que muchas de las mujeres y hombres que transitan las cámaras de televisión se prostituyen en fiestas privadas desenfrenadas provistas de buen sexo, alcohol, drogas y rock and roll.
Es una campaña machista porque recurre a una vieja frase conservadora, “Los verdaderos hombres no compran mujeres”. Veamos, los que compran mujeres no son hombres, que son entonces, desviados execrables a los que hay que mutilar. Este concepto machista y falaz de verdadero hombre, solo lleva a una actitud reaccionaria. Un violador es un verdadero hombre, debe ser juzgado por su delito, pero eso no quita su condición de género. Cuando era chico me llenaron la cabeza de esa basura de verdadero hombre, lo contrario de un verdadero hombre era lo que en aquel tiempo se designaba peyorativamente como “marica” o falso hombre. En realidad desde Freud para adelante se ha discutido la naturaleza del hombre y la mujer, y si algo ha aportado la psicología es que los seres humanos somos constitucionalmente bi sexuales, y que podemos adoptar, según nuestra experiencia, historia y oportunidad una u otra condición sexual.
En la frase anterior deslicé conscientemente el segundo error de la campaña, el sostener que la prostitución es cosa de hombres. La prostitución es una cuestión humana, se prostituyen mujeres que venden sexo a hombres, mujeres que venden su sexo a mujeres, hombres que venden su sexo a mujeres, hombres que venden su sexo a hombres. Pregunta, porque el afiche no dice “los verdaderos hombres y las verdaderas mujeres no compran mujeres u hombres”.
Hay mujeres y hombres que se prostituyen por necesidades urgentes, hay otras que lo hacen porque buscan una estándar de vida mejor, hay hombres y mujeres que compran sexo porque les gusta, o por pragmatismo, hay miles de posibilidades, además de autoritario, legislar sobre la prostitución adolecería de un problema práctico, habría que hacer una legislación del tamaño del código civil.
Dos anécdotas interesantes, trabajando en un importante hotel de Rosario supe que en su lobby trabajaban un grupo de prostitutas (como ocurre en muchos hoteles de categoría) el conserje llamaba a las misma, les indicaba la habitación y las mujeres daban placer por dinero en la habitación del huésped. En una oportunidad un pasajero que poseía un auto de alta gama pidió por Norma una agraciada señorita que trabajaba en el lobby del hotel. Señorita Norma a consejería por favor, dijo el conserje, y cuando Norma llegó le dijo el número de habitación y la señorita subió. Dos charlas posteriores a esa noche, en una el conserje le pregunto al señor del coche de alta gama porque pagaba por sexo si tenía una muy buena presencia, un auto carísimo y era muy desenvuelto. El cliente le respondió, mirá si yo tengo que salir a la calle a levantarme una mina tengo que invitarla a cenar, hacerle el verso, lograr convencerla que se acueste conmigo, y para que, si al final le pago a Norma que está muy buena y en la cama es como una novia y cuando termino se va. No tengo que seguir aguantándola o peor aún no tengo que volver a verla si no quiero. Además me sale más barata que la mina que levanto, porque entre cena, copa, tiempo, la que levanto cuesta más que los honorarios de Norma. Lo que busco es tener una noche de buen sexo y con Norma tenemos el mejor sexo que puedas imaginar. La segunda conversación fue con Norma, quien nos dijo que ella trabajaba con el sexo porque ganaba muy buen dinero, se había comprado un departamento, un auto de alta gama nuevo y estaba ahorrando para poner una boutique porque sabía que su cuerpo inevitablemente envejecería y quería garantizarse un buen retiro.
Esto último nos lleva a la segunda anécdota, la Municipalidad de Rosario convocó a prostitutas y les ofreció un empleo a cambio de que abandonaran el ejercicio de la prostitución. Una de ellas le preguntó al funcionario cuanto ganarían, y este le contestó que por un trabajo de ocho horas diarias se les podía pagar unos tres mil pesos. En una carcajada la prostituta le dijo, “flaco eso lo gano en un día de trabajo”.
Es que se parte del axioma de que el sexo es una carga o algo malo, como decía mi tío Eleuterio cuando se coge se hace la porquería, y en realidad es como me dijo una vez un taxista correntino, coger es tan lindo que ni a mi hija se lo prohíbo.
Hasta la próxima
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