sábado, 17 de noviembre de 2012
Dólar, Punta del Este, y después……..
En los últimos tiempos asistimos a una fuerte disputa entre la algunos sectores de la clase media y el gobierno kirschnerista. En un artículo anterior (Escenas de la vida cotidiana) expuse argumentos respecto a la inseguridad. Establecí que el problema de la inseguridad es un problema casi continental, que Argentina tiene uno de los índices de inseguridad más bajos de América y que en el mundo su situación en el tema es comparable a países desarrollados como Francia o España.
Es necesario aclarar, además, que establecer el problema de la inseguridad en su justo término, no constituye una defensa del gobierno nacional encabezado por Cristina Fernández, ya que, la cuestión del delito y de la inseguridad es un tema presente en los últimos cuarenta años (o más) de la historia de nuestro país. Es cierto que los delitos, tal vez, tienen hoy un matiz mas violento, pero de ninguna manera se puede afirmar que el problema sea mayor que, por ejemplo en la década del 80´ o el 90, ya que no existen estadísticas confiables que nos permitan realizar tal comparación. En segundo lugar, aunque la inseguridad fuese mayor, debemos tener en cuenta que el artículo quinto de la
Constitución Nacional establece “Artículo 5°- Cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución Nacional; y que asegure su administración de justicia, su régimen municipal, y la educación primaria.” (Las negritas son mías), por lo que, si existe inseguridad, es cuanto menos una responsabilidad compartida por el gobierno nacional y los gobiernos locales, con mayor responsabilidad de estos últimos, directos responsables de la seguridad ciudadana en sus territorios específicos.
La pregunta es ¿porqué se movilizan los sectores medios contra el gobierno nacional en un tema que es competencia de los gobiernos provinciales?
Creo que esto tiene que ver con algunos factores sociales y culturales, por un lado la profunda ignorancia de muchos integrantes de las capas medias de lo que dice la constitución y lo que constituye responsabilidad de los diferentes niveles gubernamentales, por el otro, la acción de los medios de comunicación masiva que trabajan permanentemente sobre un sujeto social acostumbrado a no reflexionar críticamente y aceptar sin discusión los clisés que los medios le proponen.
Si analizamos la trama discursiva de los manifestantes del 8N veremos que en un gran porcentaje repiten lo que se dice en los canales de televisión o aún peor afirman que algo es así porque lo dice la tele.
Lo que quiero demostrar es que ningún cambio es posible sin la construcción de un sujeto colectivo crítico y autónomo, con opiniones propias independientes del gobierno y de los medios de comunicación de masa, y que con zombis (y esto no es despectivo) como los que se amuchan en las manifestaciones como la del 8N solo caminamos al vacío.
Voy a fundamentar mi opinión en otra de las reivindicaciones del 8N. la cuestión del dólar.
¿Es lícita la actitud del gobierno de no vender dólares a $4,80? (es decir al valor oficial de la divisa). Pregunto esto porque cualquier ciudadano que desee comprar dólares puede hacerlo a su valor “blue” es decir $6,50. Con esto quiero afirmar que de ninguna manera la política respecto al dólar le impide a la clase media viajar, ya que quien necesita o quiere viajar puede hacerlo pagando mas por la divisa, esto ocurre cotidianamente, sino como explicamos que miles de argentinos salgan de Ezeiza a diferentes partes del mundo.
Si por el contrario algún ciudadano quiere atesorar en dólares, puede hacerlo, comprando en el mismo mercado “blue” los dólares, sino no se explicaría que funcione el mencionado mercado, si lo hace es porque muchos argentinos atesoran en dólares.
Entonces, si es posible comprar dólares para viajar o atesorar, está claro que no se pide que vendan dólares para esas cuestiones, ¿que es lo que piden los caceroleros?
Piden que el Estado le financie sus viajes baratos, como en las épocas que ellos o sus padres viajaban a Miami en el famoso deme dos de la plata dulce, o comprar dólares en el mercado oficial para venderlos en el mercado paralelo y ganar así una diferencia.
Es decir, los caceroleros reclaman obtener ganancias con las divisas que son de todos los argentinos y no solo de ellos, les importa muy poco hipotecar el futuro de toda la sociedad para obtener una misérrima ganancia.
Porque si fuera que esos sectores de clase media se reunieron en el obelisco para reclamar (entre otras cosas) que les vendieran dólares a precio oficial y obtener alguna ganancia particular, hasta podría entenderse su actitud (aunque no justificarse), pero los principales beneficiarios de la venta de dólares a precio oficial no son ellos, sino aquellos que realmente tienen poder de compra.
Los beneficiarios no son el jubilado, o el empleado que compra cien o quinientos dólares a precio oficial creyendo ingenuamente que resguarda sus ahorros inexistentes, porque convengamos que con esas cifras no hay ahorro posible, sino los especuladores que compran miles o millones de dólares en el mercado oficial y los venden en el paralelo haciendo, ellos sí, importantes diferencias.
Sabemos que los 45 o 50 mil millones de dólares de reservas no se van a esfumar porque un pequeño burgués enloquecido, que grita por la libertad mientras aporrea a periodistas que considera que piensan distinto que él, o insulta a la presidenta deseándole la muerte, compre unos miserables dólares para sentir que es menos pobre, aunque mas farsista, pero detrás de ellos están agazapados aquellos que los utilizan como idiotas útiles para hacer sus negocios con el tráfico de divisas.
En esta operación no son ajenos los medios de comunicación masiva, especialmente el monopolio mediático dirigido por Magneto, ya que ellos sí tienen pesos en abundancia (los que les birlan a los clientes de Fibertel o las empresas de cable cobrando precios abusivos por ejemplo) para comprar dólares a precio oficial, por ello las pantallas de TN repiten hasta el cansancio que es una injusticia que no le vendan al abuelito que quiere regalarle cien dólares a su nietito, porque en realidad lo que quieren es volver a apoderarse del ahorro de los argentinos, como lo hicieron cuando Cavallo era presidente del Banco Central durante la dictadura y estatizó la deuda en dólares de las grandes corporaciones capitalistas que pudieron pagar sus deudas con nuestros ahorros, o cuando Clarín hizo pingues negocios con la plata de los futuros jubilados vendiendo a las AFJP que controlaba sus acciones a precios siderales y recomprándolas luego por una miseria.
No nos equivoquemos, los monopolios mediáticos no son ingenuos, no actúan solo por el 7D, lo hacen para defender sus negocios y los de su sector burgués a expensas de los argentinos mas pobres, esos que desde sus casas ven por televisión a los caceroleros pidiendo que les vendan dólares, sin saber de que se trata, porque muchos de ellos nunca han visto un dólar ni en dibujito.
Esto que digo, no implica estar de acuerdo con todas las políticas del Frente para la Victoria (FPV), a lo mejor de parte del gobierno sería mas adecuado sincerar esta situación estableciendo un dólar turista que puedan comprar los caceroleros, eso sí a los $6,50 que se vende el “blue” y si no los quieren para viajar que lo atesoren, es como el negocio de la droga existe porque la droga esta prohibida, si se legalizara el consumo de droga (como esta haciendo Uruguay) se acabaría con el negocio de los traficantes, si se sincerara la venta de dólares “turísticos” los caceroleros podrían comprarlos a su precio justo, aunque eso no es lo que quieren los economistas vinculados a los sectores concentrados del capital financiero y especulativo, porque como a los cárteles de la droga se les terminaría el negocio.
Es hora de que los argentinos cuestionemos, nos movilicemos, luchemos, pero por motivos que sean mas importantes para el futuro de nuestros descendientes y no como carne de cañón de los grandes grupos concentrados del capital financiero, porque les guste o no a los caceroleros son zombis convertidos carne de cañón.
Hasta la próxima.
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