En los últimos días asistimos a una polémica respecto de la edad en la
que las personas debemos gozar del derecho a sufragar.
Disparada por un proyecto presentado por el senador Aníbal Fernández, que
plantea otorgarle el derecho a sufragar a los mayores de dieciséis años,
comenzó una discusión que pone de manifiesto el carácter patético de los medios
monopólicos y los políticos opositores.
Antes de meternos de lleno en esta discusión, que a mi entender no
debería ser tal, quiero hacer notar la actitud de la oposición mediática y partidaria,
cada vez que el gobierno anuncia una medida se lanzan como fieras hambrientas a
devorar todo lo que el gobierno propone. Si hiciéramos caso a la oposición todo
lo que hace el gobierno está mal, todo conduce al desastre.
Por lo menos por una mínima probabilidad estadística deberíamos pensar
que alguna vez desde el gobierno se toma alguna medida correcta.
Pensemos, si todo lo que el gobierno hizo y hace esta mal, conduce al
desastre, porque los grandes países capitalistas europeos están en crisis y
Argentina va a crecer este año, y el año que viene tendrá una perspectiva
modesta de crecimiento de mas del 5%.
¿No habrá algún diarito amarillista por ahí que pretende constituirse en
el líder de la cadena del desánimo, intentando tomarnos de tontos a los
argentinos?
Pero vamos al tema, se propone bajar la edad de gozar el derecho de
sufragar a los dieciséis años y Bullrich, Cello, Morandini, Juez, Clarín, etc.,
salieron con los tapones de punta contra la ley.
Los argumentos son variopintos, pero terminan recalando en el mismo
lugar, un joven no sabe pensar, no tiene responsabilidad, lo que argumentos en contra sostienen, entre otros puntos, es que hay una incongruencia al
adjudicar derechos pero no obligaciones para los menores de edad ya que
estos gozan de tratamientos legales diferentes y, además, el sufragio en su
caso es optativo, otros dicen que hay que darles educación a los jóvenes
antes que voto, que los jóvenes no tienen capacidad de pensar, etc.
Lo primero que debemos
analizar es que los radicales enfrentaron a los conservadores con una
revolución que pregonaba el voto universal, y el voto femenino para ser
aprobado debió también enfrentar una dura resistencia de los sectores de la
derecha conservadora. En el caso del de la mujer, algunas de las apocalípticas
críticas, incluían en un mismo corpus de razonamiento al abandono del hogar,
las incomodidades de alojamiento y la menstruación como enemigos del sufragio
femenino.
Lo que constituyó el voto
femenino es tan importante como el sufragio universal, fue ampliar la
ciudadanía permitiendo que participen cada vez mas personas en las decisiones
sobre gestión de lo social.
No resolvió la cuestión
democrática, que es mucho mas compleja y ardua. No implica que tengamos una sociedad autónoma y destituyamos
la heteronomía existente en las sociedades occidentales con el voto femenino,
el voto a los dieciséis, etc., es simplemente un paso más en pos de mejorar la
estructura democrática, de ampliar ciudadanía, de incluir.
Seguramente alguien habrá
pensado en 1947 que Perón otorgaba el voto a la mujer para mejorar su hándicap electoral,
a lo mejor el mismo líder lo pensó, pero nadie le aseguraba al peronismo que
las mujeres lo iban a votar masivamente en 1952, como nadie le asegura al
Frente para la Victoria que los jóvenes de entre dieciséis y dieciocho años van
a votar masivamente a este sector político.
Es interesante escuchar a la
distinguida “patricia” Bulrich oponerse al voto joven y compararlo con la
guerra de Malvinas. Mas allá que pertenece a mi misma generación y que nosotros
(ella incluida)[1]
a los dieciséis leíamos a Marx, nos interesábamos
por militar en partidos de derecha como el Movimiento Nacionalista Tacuara o de
izquierda como el Partido Comunista o alguna de la muchas organizaciones en las
que se atomizó la izquierda en los sesenta y setenta, los jóvenes en estas
décadas hicimos el Cordobazo, el Vivorazo, salimos a las calles como
estudiantes secundarios en lucha, junto a los universitarios y los obreros que
reclamaban libertad y vida digna.
En las movilizaciones no le
pedíamos la libreta de enrolamiento a los participantes para evitar que se nos
colaran menores de dieciséis, mas aún los más grandecitos íbamos a las escuelas
secundarias a participar en la organización de los más jóvenes y así se creaban
organizaciones de estudiantes secundarios como la UES.
¿Quien determina que el día
que cumple dieciocho un joven pasa de ser un irresponsable, que no piensa, que
esta todo el día hablando de tonterías, a convertirse en un adulto pensante que
puede votar y participar en política?.
La responsabilidad no es un
atributo de los años, sino observen a los porteños que tienen un Alcalde irresponsable,
un “nene de papá” como decía mi tía Veneranda, que juega a gobernar, pero que
lo único que hace es crear un 0800 buchón, prohibir “El eternauta”, realizar
escuchas ilegales, andar en bicicleta o despedir maestros porque lo critican.
Que cada vez que tiene que asumir una responsabilidad se oculta detrás de una
estrategia de victimización, diciendo que la culpa de todo lo que hace mal es
del Gobierno Nacional.
Conozco infinidad de viejos
decrépitos que son irresponsables, alocados, que solo hablan de tonterías, que
son necios, y también conozco muchos jóvenes que a los catorce, quince años
eran políticos avezados como Envar El Kadri, Juan Manuel Abal Medina, Mario
Roberto Santucho y tantos otros militantes que desde el secundario participaban
de la práctica política revolucionaria y debatían concienzudamente en las
escuelas sobre política y sociedad.
Quienes se oponen al voto joven
coinciden con Galtieri, al revés de los disparates que formula Bullrich, porque
para Galtieri los jóvenes no tenían que tener derechos, ni participar en
política[2] pero si tenían edad para
morir.
Podría enunciar un argumento
mas, aunque simple, importante, cuando la mayoría de edad era a los veintiún
años se votaba a los dieciocho, ahora que la mayoría de edad es a los
dieciocho, justo es que se vote a los dicaseis, no les parece.
Pero si quisiéramos apelar a
las investigaciones psicológicas, quien haya leído Psicología de la
Inteligencia de Jean Piaget sabe que a los dieciséis años se han completado
todas las estructuras intelectivas, el ser humano a esa edad utiliza y reconoce
con solvencia los conceptos abstractos de verdad, justicia, belleza, etc.,
posee lo que se denomina el pensamiento lógico formal, por lo tanto es lógico
que pueda discriminar acerca del futuro que pretende tanto para sí como para
sus afectos y su país.
Tengo dos hijos jóvenes, son
muy inteligentes y responsables y lo eran a los dieciséis años, contra algunos
de los argumentos de que los jóvenes son dependientes de sus padres, ellos
siempre se las arreglaron solo para ir a la escuela, vestirse, sostener sus
responsabilidades, y ello ocurrió porque se los crio de esa manera, fomentando
su autonomía y capacidad de decisión. Un jóven que no tiene capacidad para
tomar decisiones a los dieciséis muy probablemente no la tenga a los veinte o
veinticinco, es, como decía mi tío Eleuterio, un botarate, un petimetre o como
califica Macri padre a su hijo, un pelotudo, y conste que no lo digo yo sino el
padre de Mauricio Macri.
Es hora que los argentinos
entendamos que la lucha electoral es en el momento de la elecciones, que no se
nos caen los anillos porque digamos que el gobierno hace cosas bien y que no
debemos temer a señalar las cosas que el gobierno hace mal, y en todo caso si
queremos acumular en términos político no lo debemos hacer mediante alianzas
espurias con los partidos reaccionarios de la derecha como el PRO, sino
presentando proyectos innovadores que ganen la adhesión de nuestros
compatriotas.
Hasta la próxima.
[1]Si
mal no recuerdo la Augusta Patricia en esos años era revolucionaria y
coqueteaba con Montoneros.
[2] Se
acuerdan de esa publicidad en la que aparecía un voz que preguntaba ¿Sabe que
está haciendo su hijo en este momento? Para inducir a los padres a repremir los
anhelos y esperanzas de sus hijos y remitirlos a la obediencia debida a las
dictaduras.
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