Existe un fenómeno interesante, muchos intelectuales que se definen como progresistas, revolucionarios, etc., son apasionados defensores de la familia patriarcal.
La familia no es una organización que se corresponde con la esencia humana, la evolución de la especie nos muestra la inexactitud de esa presunción.
Más aún, existen una serie de conceptos que los intelectuales han universalizado y actúan como si ello hubiera sido siempre así. Tomemos un ejemplo de la Psicología, un cierto Psicoanálisis ha defendido la universalidad del llamado Complejo de Edipo. El Complejo de Edipo no existe, es una hipótesis explicativa dentro de la teoría sexual de Freud. No existe ninguna fundamentación material para dar justificación a este concepto, solo puede tener coherencia dentro del modelo explicativo del Psicoanálisis. Tiene como dato otro concepto, la característica esencialista de la prohibición el incesto. Esta prohibición no se ha verificado a lo largo del desarrollo humano, es mas es una construcción que la especie ha realizado muy recientemente (en términos de la existencia humana).
Vamos a verificarlo de manera muy simple. Recientemente un Juez tuvo que fallar en un caso en el que un integrante de los pueblos originarios era juzgado por incesto con su hija. El tema es que esta persona pertenece a una cultura en la que las jóvenes son defloradas por su padre, y ello no constituye una agresión sino que para la mujer es un orgullo que su primera relación sexual se dé con su padre. Estas estructuras culturales son formas fósiles que existen en la sociedad y que nos muestran la relatividad de la prohibición del incesto.
Como es posible ello? La explicación reside en que la pareja monogámica no es una forma de relación existente desde siempre. Hay un largo período de la humanidad en la que los integrantes de la gens primitiva mantenían formas de relación en las que imperaba el libre comercio sexual. Es lo que Engels[i] ha denominado (siguiendo a Morgan) el matrimonio por grupos, es decir el conjunto de la tribu habitaba en un espacio común en el que las relaciones sexuales eran permitidas para todos. No existía la posesión de una mujer u hombre por otro congénere, sino que por el contrario cualquiera mantenía relaciones sexuales con otro miembro del clan.
En este período de la historia humana existía lo que se denomina el derecho materno, es decir que, por las características de la organización social, podía saberse de que mujer era hijo un hijo, pero no podía identificarse al padre, por lo que los niños eran criados sin progenitor masculino, o mejor dicho todos los hombres eran padres de cada niño.
Esta forma de organización social, en la que el denominado Complejo de Edipo, constituía un imposible, nos habla que el mencionado constructo teórico no puede tener condición de universalidad. Como tampoco puede afirmarse que la prohibición del incesto es inherente a la especie humana, en los hechos el incesto existió durante un período de nuestra evolución en la que se mantenía este tipo de contrato social colectivista con libre circulación sexual entre los miembros del clan.
En la esfera económica este período histórico se corresponde con lo que algunos autores han llamado (Marx entre otros) el comunismo primitivo, una forma de organización económica de la tribu en la cual no existía la propiedad privada, sino una forma de propiedad comunitaria.
Todos los bienes existentes pertenecían al clan y cada uno los usaba según su necesidad. Esta etapa se corresponde a un tiempo nómade de nuestros antepasados.
En la medida en que los diferentes clanes comenzaron a ser sedentarios y se establecieron en algún lugar surgió la agricultura y con ella la vida del clan cambió. Mientras que en anteriores períodos el sujeto era básicamente depredador y solo tomaba de la naturaleza aquello que le satisfacía sus necesidades, ahora comenzaba a tener excedentes, es decir podía acumular para épocas menos propicias. Se comienza a producir una escisión entre la vida doméstica (y sus utensilios) y la vida productiva (y sus herramientas), ya que los segundos eran los que producían los excedentes.
La cuestión residía en, a quien pertenecía los excedentes que producía un determinado miembro del grupo y por lo tanto si el desaparecía a quien se los legaba. La herencia junto a la propiedad privada constituyen dos pilares muy importante de las sociedades de clases y los seres humanos debieron imaginar nuevas formas sociales para garantizar la acumulación de excedentes.
Si solo se podía identificar a la madre de un determinado miembro del clan, y los excedentes productivos eran producidos por el hombre, no tenían destino más allá de la finitud de la existencia de este.
La forma que aquellos lejanos antecesores encontraron para poder evolucionar, fue la realización de la primera gran revolución de la especie humana (en palabras de Engels) el paso del derecho materno al derecho paterno. Para ello fue necesario abolir el sistema social basado en el libre tráfico sexual en el clan. Algunos instrumentos hicieron posible esta gran transformación, la institución de la monogamia y consecuentemente la prohibición del incesto.
Según nos relata Reich[ii] este pasaje a la nueva sociedad requirió de la represión de la sexualidad, sobre todo de la infantil. Con el desarrollo de la sociedad patriarcal la represión sexual a los niños fue creciendo y lo que afirma este autor es que la represión sexual lo que produce, es un importante cambio en el carácter de los niños. Roheim, que estudió los niños de la comunidad pichentara, argumenta respecto de cómo la represión sexual contribuye al desarrollo de un carácter apocado, que teme a la autoridad, proclive al sometimiento a lo instituido y que desarrolla prácticas sexuales no naturales como por ejemplo el sadismo. Al reemplazar el comportamiento libre que existía como producto de la educación libre que imperaba en la sociedad matriarcal, por el sometimiento y la obediencia, se comienza a forjar un modelo de sujeto funcional a la sociedad de clases, que progresivamente evoluciona a la inequidad y la segmentación social.
En la sociedad patriarcal lo que encontramos es una pirámide de poder, donde el padre tiene potestad sobre la vida de su familia, él es quien decide los rumbos a tomar, lo que deben hacer sus integrantes, etc.
En su desarrollo, una nueva institución social, la familia, va a constituirse en la célula básica de la sociedad. En ella, y no en la escuela como afirman algunos autores, se forja el modelo de sujeto dela sociedad de clases. Es la familia la unidad básica de la sociedad en la que se asienta el sistema de dominación que sostiene los privilegios de la sociedad clasista. El niño experimenta las primeras formas de represión desde su nacimiento, se reprime desde el inicio su sexualidad y con ello se reprime todo intento de libertad en él.
Tomemos un ejemplo, una madre que protege a su hijo es una madre autoritaria, el niño no necesita ser protegido por medio de prohibiciones, las prohibiciones solo logran encerrar al infante en el hermetismo de su propia interioridad y le quita la capacidad de investigar su mundo circundante. En la prohibición, aunque se haga de manera dulce y cariñosa, encontramos la reproducción de la sociedad clasista en el medio doméstico. El niño necesita construir por sí mismo sus límites, definir la responsabilidad de sus acciones, programar sus propios itinerarios de aprendizaje, la función del adulto es la guía y la mirada atenta para prevenir daños irreparables producto de las acciones del niño, pero no se trata de impedir, sino de razonar con el niño acerca de los peligros que implican esas acciones.
El castigo aparece como una forma de educación, inclusive el castigo físico, cuando no es otra cosa que un acto de sadismo sobre el más débil. Una forma de modelar la obediencia y la sumisión del sujeto para ir determinando su futura sumisión y aceptación acrítica de las normas dictadas por la sociedad heterómana en la que los ciudadanos acatan reglas que muchas veces ni siquiera se dictaron en su tiempo, y que en no pocos casos son disparatadas o han perdido el sentido hace mucho tiempo (por ejemplo las leyes que penaban la homosexualidad hasta hace pocos años).
En la familia primero y en la escuela después, el sujeto aprende a aceptar cualquier tipo de norma por el mero hecho de que se halla instituida. Veamos un ejemplo, un señor o una señora se pasean desnudos en una playa y nadie les dice nada, pero antes de salir de la playa se visten porque la ley dice que no puede andar desnudo por la calle, nadie puede explicar el permiso para estar desnudo en algunos lugares y no en otros, pero todos acatamos la norma sin reflexionar sobre ella.
Si el lector fuera un poco más incisivo en su cuestionamiento, podría observar que lo prohibido se remite tan solo al impedimento de tener descubiertas algunas partes ínfimas del cuerpo. Los pezones (no las tetas en forma completa ya que parte de ellas se muestran en los grandes escotes), el orificio del ano (puesto que el resto se muestra sin pudor) la vagina y el pene (las piernas y las nalgas y el resto de la anatomía que rodea los genitales no ocasiona inconvenientes si se muestran) es decir, no se puede mostrar aquello que se relaciona con lo más específico de la sexualidad y la reproducción. Podemos comer en público, pero no tener sexo.
Lo importante es que la prohibición no tiene como objetivo impedir mostrar, sino por el contrario someter la sexualidad, hacer de ella algo distinto, algo que es tabú. Si se domestica la sexualidad se domestica al hombre, porque la sexualidad es el deseo libre que se expande sin límites.
Y la familia monogámica, es la gran invención de la sociedad de clases para domesticar el deseo, para tratar de limitar sus alcances.
Lo interesante es que la monogamia es funcional a la sociedad clasista por cuanto ella supone la propiedad privada de los cuerpos, si yo contraigo matrimonio, el cuerpo de mi pareja me pertenece solo y tan solo a mí, y mi cuerpo le pertenece solo y tan solo a mi pareja. Todo deseo por otro cuerpo debe ser reprimido, aun con la carga de displacer que tiene la represión del deseo.
Pero el deseo es incontenible y así como la sociedad de clases instituyó la monogamia, el deseo proclamó la infidelidad como forma de burlar su sometimiento.
Alguna vez una mujer me dijo por qué no se puede amar a más de un hombre a la misma vez, y en esa frase se sintetizó las dudas que esta forma artificial de comercio sexual (la monogamia) le impone al hombre. Lo lógico es que pudiéramos pensar que podemos amar a una, dos, tres, o n número de personas al mismo tiempo. Todo depende de las circunstancias, de nuestra estructura psíquica, de las características del otro, de nuestra educación, de la química de los cuerpos. Hay personas que son tan deslumbradas por el otro, que a lo largo de toda su vida solo piensan en su pareja, hay otras que saltan de cama en cama, algunos durante un tiempo son solo seducidos por su pareja y un día se rompe el hechizo y se vuelcan a otro cuerpo, y otros encuentran a alguien que los cautiva y ya no quieren tener a alguien más.
La sexualidad busca la satisfacción, ya sea con personas de distinto sexo, del mismo sexo, de a dos o en forma múltiple, sino no fuera así, no existirían la infidelidad, los clubes de swingers, las orgías, etc. Muchas cosas que se realizan en forma oculta reflejan la rebeldía del deseo contra los diques que le impone la falsa moralidad de la sociedad de clases.
Volviendo a nuestros autores, la sociedad comunista, con la que utópicamente soñaba Marx, era una sociedad de libertad total, y para ello era necesario que exista la autogestión de todas las prácticas humanas, que los miembros de una colectividad pudieran diseñar y consensuar el universo normativo en el que pretendían desenvolverse.
El cambio social implica un cambio total, revolucionario es quien acepta el desafío de su imaginación y tiene una mente abierta a todo y es un crítico de todo, mientras tanto solo somos revolucionarios de palabra, pero profundamente reaccionarios, familieros como suelen decir algunos revolucionarios de opereta.
Hasta la próxima.
Sencillamente Excelente, un abridor de cabezas por favor para que estos conceptos se difundan y puedan atravesar la gruesa capa de prejuicios e ignorancia. Gracias C.Bonantini.
ResponderEliminarFF.