martes, 16 de mayo de 2017

Disparen contra Hebe.


Estoy convencido que nadie en Argentina cree que Hebe de Bonafini se haya quedado con un solo peso que no fuera de ella. Ni siquiera la derecha que odia lo que ella significa, puede llegar a creerlo, porque precisamente por ello la odia, porque Hebe, con sus aciertos y errores, representa lo mejor de las virtudes del pueblo trabajador que lucha contra la esclavitud del trabajo asalariado, la convicción que solo la confrontación pacífica y organizada podrá redimirlo de las penas y sufrimientos que el capitalismo le hace sufrir. Cuando la derecha persigue a Hebe de Bonafini, no es a la persona a la que persiguen, sino lo que Hebe significa. Con sus casi 90 años es un ícono de la lucha contra el genocidio. Los que hoy la persiguen, son los mismos de ayer, tal vez con diferentes métodos que los que en el pasado usó la dictadura asesina, ya que antes se mataba, torturaba, desaparecía a los luchadores populares, y hoy se los acosa con un sistema judicial corrupto y al servicio de los grandes intereses corporativos de la gran burguesía industrial y financiera y las corporaciones mediáticas, la prensa canalla, que miente, falsifica realidades, crea campañas mediáticas para engañar al pueblo. Quienes persiguen a Hebe son los viejos socios de la dictadura militar genocida, los que, como los Macri, los Roca, los Bulgheroni, Perez Companc, Lacroze de Fortabat, Roemers, etc., aumentaron significativamente sus fortunas con negociados a costa del estado, y como por ejemplo, vemos como a veces se beneficiaron de la estatización de la deuda privada convirtiéndola en pública y licuando sus pasivos en dólares, operación en la que “de acuerdo con los documentos a los que accedió Tiempo Argentino, gracias a la estatización de la deuda privada fueron beneficiadas más de 70 empresas. Entre las firmas nacionales más importantes se encuentran Sevel, por entonces, del Grupo Macri; Acindar, del ex ministro de Economía Alfredo Martínez de Hoz; Loma Negra, de los Fortabat; y Compañía Naviera, de la familia Pérez Companc. También hay corporaciones extranjeras, como Techint, IBM, Ford y Fiat. Y, por supuesto, el listado incluye al sector financiero: Banco Río, Banco Francés, Citybank y Supervielle, entre otros (La segunda ciudad, Clorinda, marzo de 2016, http://www.lasegundaciudad.com.ar/pag=1603200002.htmen. En otras oportunidades robaron empresas como lo hicieron Magneto del grupo Clarín y Saguier y Mitre de “La Nación”, que a punta de pistola, torturas y amenazas de muerte le arrebataron “Papel prensa” a Graiver y Papaleo, y tantos otros casos de ilícitos cometidos por la gran burguesía que para hacer negocios no trepida en romper sus propias leyes. Mientras estos apellidos siniestros de la historia argentina pasada y presente hacían y hacen negocios sucios y corruptos con el estado argentino, Hebe luchaba en soledad contra la dictadura en sus rondas de los jueves de las madres de plaza de mayo, con tan solo dos armas para llevar adelante ese combate desigual, la palabra y la integridad moral. Es precisamente eso lo que la burguesía no puede soportar, que haya personas que como Hebe les señalen su hipocresía y sus lacras que durante años los hicieron cometer delitos de lesa humanidad contra el pueblo argentino. Se acusa a Hebe de robar fondos públicos y se la embarga por 250 millones de pesos, saben que Hebe no posee ni unas cien milésimas partes de esos 250 millones de pesos, vive en su casa de siempre y con los mismos recursos con los que contaba durante la dictadura, ello es conocido, pero no dicho por los medios que pretenden ensuciar su imagen pegándola a un delincuente como Sergio Schoklender. La honestidad de Hebe ni siquiera puede ser puesta en duda, decir que Hebe robó o malversó fondos del estado es equivalente a que se hubiera dicho en el siglo XIX que San Martín robó el dinero destinado al ejército de los andes. Hebe está en la misma línea de significación social imaginaria que San Martín, Belgrano, Moreno, Castelli y tantos otros padres fundadores de nuestra nacionalidad. Es tan humana como ellos, y como ellos puede haberse equivocado en algunas posturas políticas, en algunas expresiones discursivas, pero en toda su vida tuvo una conducta intachable, y si para muestra vale un botón, recordemos que rechazó indemnizaciones como lo dice Horacio Gonzales con más claridad que yo: “Hebe aconsejó rechazar las indemnizaciones, es posible que pensando sobre la base de una idea nunca formulada explícitamente, que pertenece al acervo de los grandes movimientos del espíritu –sobre todo de las religiones mundiales– que en la conmemoración de los muertos deciden abandonar la forma “burguesa” proclamando que “un hombre es todos los hombres”. Página 12, 14/07/2011. El macrismo intenta hacernos pensar que somos todos iguales, todos corruptos y corruptibles, y esto no es así, algunos ciudadanos como los funcionarios del actual gobierno, Macri, Masa, Stolbizer, Carrió son corruptos, falsos o hipócritas, pero no todos somos como ellos. Somos muchos los argentinos que pretendemos seguir el ejemplo de Hebe de Bonafini, de San Martín, del Che Guevara, de Belgrano, somos muchos los argentinos que intentamos no corrompernos, que vivimos de nuestro trabajo y que, aunque muchas veces nos equivocamos, siempre buscamos lo mejor para nuestra gente, y lo hacemos honestamente, sin dobleces como lo hacen quienes critican a Hebe. Los pobres, los indigentes, los trabajadores, los intelectuales, los profesionales, los docentes, los estudiantes, en definitiva el pueblo que somos todos nosotros, todos los que cada día salimos a ganarnos el pan con esfuerzo y trabajo, los que desde muy temprano ganamos las calles, transitamos distancias importantes en medios de comunicación deplorables, no somos iguales a “ellos” los ricos avariciosos que quieren (y son) cada vez más ricos, los que gobiernan para que el país sea cada vez más desigual, para que seamos menos solidarios, para que nos desunamos y no luchemos, y de esa manera poder “ellos” conservar sus privilegios. No somos iguales a “ellos”, los que mienten frente a las cámaras de televisión, en los diarios y en las radios por un sucio salario, manchado con la sangre de los explotados y oprimidos. A Hebe no la pueden tocar porque Hebe no está sola, porque si la lastiman nos lastiman a todos, porque Hebe somos todos y cada uno de los argentinos/as que cada día nos ganamos el pan, los que vivimos la incertidumbre del hoy y el temor por el mañana, los que luchamos, los que pensamos, los que ejercemos el juicio crítico y no aceptamos lo que existe como natural e inmodificable, y frente a nosotros tenemos a los que desde siempre nos arrebataron las esperanzas y las ilusiones. Hebe es Mandela de Sudáfrica, es Mao de China, es Lenin de Rusia, es Rosa de Luxemburgo de Alemania, es Andrés Nin de España, es Gramcsi de Italia, es Castro de Cuba, Mahatma Gandhi de la India, Pepe Mujica de Uruguay, Rafael Correa de Ecuador, Carlos Mariátegui de Perú, Sandino de Nicaragua, Farabundo Martí de El Salvador, Hugo Chávez de Venezuela, Lula de Brasil, Evo Morales de Bolivia, pero es también cada uno de los latinoamericanos que aun con sus diferencias, sus ideologías disímiles, sus sueños compartidos, luchan contra la explotación a los que nos somete el capitalismo. Se equivoca la derecha, no puede ensuciar a Hebe porque ella es una configuración social imaginaria que representa y contienes la búsqueda incansable por nuestros pueblos sudamericanos de su redención y que no es una lucha de ahora, comenzó cuando en 1492 los españoles pisaron por primera vez América y fueron enfrentados por Tupac Amarú, Bernardo de Monteagudo, José Martí, Simón Bolívar y tantos otros que buscaron un nuevo mundo de iguales, sin discriminaciones y con una justicia social auténtica y no el simulacro de justicia que hoy existe. Y la reacción contra el 2x1, esa resolución infame de una Corte Suprema de Justicia integrada por infames que pretendió llevar adelante la propuesta del macrismo de conceder un indulto encubierto a los genocidas, rechazada por casi el 90% de la población y más de 500.000 personas se movilizaron en todo el país, demuestra que Hebe como representante de la lucha contra la dictadura genocida y portaestandarte de la bandera “juicio y castigo a los culpables” y del grito desesperado de una población que no quiere volver al pasado expresado en un “nunca más” apoteótico es nuestro prócer. Defender a Hebe es demostrar que la lucha continúa, porque el presente es de lucha para que el futuro sea nuestro. Hasta la próxima.

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