sábado, 9 de julio de 2016

Agresividad y violencia.


Quiero discutir estos dos términos porque en el lenguaje común existen algunos equívocos. En primer lugar, ambos términos gozan de muy mala prensa en nuestros días. Cuando se hace referencia a que una persona es agresiva generalmente es una crítica y cuando se habla de violencia se la ve como una mala cuestión. Pero no siempre ha sido así, en general en la historia humana, por lo menos en la historia conocida, la agresividad y la violencia han sido dos atributos valorados. Comencemos por ver que significa cada una de estos términos para luego ver las vicisitudes socio-históricas. Según los diferentes diccionarios, violencia proviene del latín violentia, y por lo general hace referencia a algo que está fuera de su estado natural. Sería una acción que se realiza con fuerza, ímpetu o brusquedad. También hace referencia a lo que se hace contra la voluntad. El diccionario la define como un comportamiento deliberado con el fin de producir daños físicos o psíquicos a otra persona o grupo de personas, yo le agregaría también, con el fin de procurar algún bien material o resultado satisfactorio. Un investigador noruego Johan Galtung, definió tres tipos de violencia; a) cultural, que se manifiesta en el arte, la ciencia o la religión; b) estructural, sería la que acontece en los sistemas sociales como consecuencia de la insatisfacción de las necesidades que tenemos; y c) directa, que es la que se ejerce física y psícamente contra las personas, contra el medio ambiente, o los bienes privados o comunes. Dentro de este último tipo entran los robos, los asesinatos, los saqueos, etc. Existe una forma de violencia que a veces no es considera como tal, es aquella que el estado ejerce sobre las personas, como por ejemplo la represión o la pena de muerte. Mahatma Ghandi, conocido por su teoría de la no violencia y por la búsqueda del cumplimiento de los objetivos sociales mediante acciones pacíficas, sin embargo, afirmaba que nadie está exento de ejercer la violencia dado que la misma es una característica propia de los seres humanos. Decíamos más arriba que la violencia no siempre tuvo la mala prensa de la que goza en la actualidad, que por otra parte se trata de posturas hipócritas, dado que mucho de los que preconizan la paz ejercen la violencia contra pueblos enteros asesinando a millones de personas por años. Un dato interesante es que solo en el siglo veinte murieron 6.000 millones de personas, según afirma el informe de Devid Mc Candless, de las cuales un 17,8% habrían muerto por la mano del hombre, alrededor de 978 millones de personas. En este tópico se incluyen guerras, muertes violentas (asesinatos, por ejemplo), accidentes, etc. En las diferentes guerras del siglo XX las estadísticas mencionan más de 130 millones de personas muertas. El uso de la violencia, no solo no era reprobado a lo largo de la historia, sino que incluso era ponderado. Los romanos tenían lo que llamaban la rex nullius, derecho de conquista, por la cual todo lo conseguido por la conquista (que obviamente era violenta) correspondía al conquistador. En la historia humana los genocidios, las matanzas por cuestiones ideológicas o religiosas, han sido moneda corriente, y no solo se trata de matanzas simples por acción de las armas en confrontaciones, en muchas de ellas hubo manifestaciones extremas de sadismo y brutalidad, donde la tortura al semejante era moneda corriente. En el caso de Argentina, la violencia ocupó una parte importante de la historia nacional. Los historiadores cuentan más de 150 batallas durante el siglo XIX. En el siglo XX son conocidas las matanzas como la de la Patagonia, la semana trágica. El genocidio de los setenta, etc. Durante los años de plomo 1960/1980 la violencia poseía un estatus privilegiado. Frases como las de Marx, “la violencia es la partera de la historia”, o las de Perón, “la violencia en manos del pueblo no es violencia, es justicia”, “la violencia de los de abajo es provocada por la violencia de los de arriba”, constituían el combustible que alimentaba los programas revolucionarios basados en la transformación del capitalismo como resultado del uso de las armas. La burguesía no siempre enunció propósitos pacíficos, a lo largo de su formación los líderes burgueses desataron la violencia revolucionaria en defensa de sus intereses, y su punto más álgido los constituye, tal vez, la revolución francesa, en la que miles murieron en enfrentamientos militares o en la guillotina. Lenin preconizaba el uso de la violencia para los objetivos liberadores y decía que la burguesía no cedería su poder a menos que el proletariado se lo arrancara con la fuerza de la insurrección. Es de destacar que la violencia a la que se refería era la lucha del colectivo de trabajadores (insurreccional) dado que rechazaba la violencia individual (por ejemplo, el terrorismo) al que consideraba una desviación pequeño burguesa y decía que los actos terroristas constituían crímenes individuales y miserables. Luego de su triunfo, la burguesía buscará monopolizar el uso de la violencia en el Estado, al que ella controlaba, y de esta manera, el Estado ejecutó represiones violentas que le costaron la vida a millones de ciudadanos disconformes con las consecuencias del sistema capitalista. Volviendo a los años de plomo, casi todas las agrupaciones estudiantiles y políticas revolucionarias preconizaban la lucha armada para lograr la liberación de los trabajadores, algunos mediante la insurrección armada, otros mediante la construcción de un ejército del pueblo, solo algunas fracciones residuales del partido Socialista y el Partido Comunista proclamaban la búsqueda de una revolución pacífica, el resto veía a la lucha callejera del pueblo como pre condición para la toma del poder. En esos años se tenía fresca la revolución cubana, donde un grupo de guerrilleros había tomado el poder mediante las armas, la revolución china que mediante una guerra popular prolongada encabezada por Mao Tse Tung, había derrotado al ejército nacionalista burgués de Chiang Kai Shek y la epopeya de Viet Nam que bajo el liderazgo de Ho Chi Minh, derrotaron a los franceses y luego al mayor imperio en la historia de la humanidad EE.UU. Se consideraba violencia, además de la represión de los gobiernos a las luchas obreras y populares (plan CONINTES de Frondizi, represión de la noche de los bastones largos de Onganía, masacre de Trelew durante la dictadura de Lanusse, genocidio ilegal durante la última dictadura militar, etc.), las políticas de ajuste que se implementaban y conducción a la pobreza y la indigencia a los trabajadores, la violencia cultural que ejerce la iglesia (con sus normas ultraconservadoras con respecto al sexo, el aborto, etc.) y la educación de clase que se imparte en las escuelas adormeciendo el pensamiento crítico, etc. Hoy sería muy difícil encontrar colectivos políticos que impulsaran en democracia el uso de la violencia, aunque en los setenta en Europa surgieron grupos terroristas que en democracia tomaron las armas contra el Estado capitalista como por ejemplo las Brigadas Rojas en Italia, la Fracción Ejército Rojo en Alemania, el IRA en Irlanda del Norte, etc. Pero si son conocidas formas de violencia estatal, donde los planes de ajustes neoliberales socaban las condiciones de vida de los sectores populares y conducen a fragmentos de la clase media a la pobreza y a la indigencia. Estas políticas llevan al hambre y a la desesperación a millones de ciudadanos que viven hacinados en viviendas precarias, sin las mínimas condiciones de salud, en zonas donde no hay cloacas, agua potable, etc. En esa desesperación, en la historia reciente en Argentina, hemos visto los llamados saqueos, donde miles de desesperados primero pedían comida y cuando se la negaban la tomaban haciendo uso de la violencia colectiva. Otra forma de violencia a la que lleva la explotación capitalista es el delito, jóvenes (y no tan jóvenes) sin futuro se lanzan a recuperar el futuro que el injusto sistema capitalista le ha arrebatado mediante la acción individual dando lugar a arrebatos, asesinatos, secuestros, y todo aquello que ha dado en denominarse inseguridad. Esta inseguridad va acompañada de otra forma de violencia que estigmatiza a los jóvenes y los persigue, sin tener en cuenta que el delincuente es también una víctima de un sistema codicioso en el que una ínfima mayoría posee todo y la gran mayoría no pose nada. Creo que no basta con algunos clisés a los que nos tiene acostumbrado la intelectualidad burguesa y pequeña burguesa como por ejemplo justificar la persecución y discriminación violenta del Estado contra los vulnerables en conflicto con la ley, pero reclamarle al Estado, como forma de tapar su conciencia culpable, mayor educación y empleo para estos sectores, cuando las soluciones solo pueden venir de la mano de mayor igualdad, inclusión y políticas sociales que brinden futuro a los sectores vulnerables. Y en este punto se hace necesario introducir el otro tema del título, la cuestión de la agresividad. Este término goza también de mala prensa, aunque menor que el de la violencia. La palabra agresividad es un término compuesto del latín, conformado por el prefijo ad que significa hacia, gradior que puede entenderse como andar o ir, ito que equivale a relación activa y el sufijo dad que significa cualidad. Podríamos interpretarlo como andar o ir activamente. La agresividad proviene de la Biología que la vincula al instinto sexual y a la territorialidad. Si bien en el lenguaje común se la ve como sinónimo de actuar o responder violentamente, también debe rescatarse su acepción como brío, pujanza o decisión para emprender alguna acción o enfrentar las dificultades. En Psicología suele considerársela como conjunto de patrones de actividad que pueden manifestarse con intensidad variable, desde las expresiones verbales y gestuales hasta la agresión física. En una sociedad en la que se valora lo individual, la salida personal antes que la colectiva, donde una publicidad habla de una sociedad meritocrática en la que se exaltan los valores individuales, la competencia, donde la mezquindad juega un papel importante y donde existe el sálvese quien pueda, la agresividad debería tener una alta consideración. Lo paradójico es que la agresividad, considerando valores de solidaridad, cooperación, asociatividad, búsqueda del bien común, etc., también juega un papel importante, pero como entidad colectiva, como resolución de los problemas comunes en el marco de la igualdad y la inclusión y donde el aporte individual, motorizado por el empuje, la constancia y la pujanza se constituyen en atributos que pueden ser extrapolados al grupo. Por lo tanto, violencia y agresividad, como puede leerse son conceptos situacionales y relativos, no solo a los momentos socio-históricos, sino también dentro de la contemporaneidad de un colectivo social y responden a las condiciones de vida y a los proyectos de sociedad que pretendemos construir. Hasta la próxima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario