La famosa frase de Perón contiene por lo menos dos errores sustanciales, En primer lugar, la noción de verdad es equivocada. El término procede del latín verĭtas y está asociado con la conformidad de lo que se dice con lo que se piensa o siente. Por lo tanto, es una noción subjetiva, dado que no existe una misma verdad para todos, lo que para uno es verdad, para otros puede ser mentira. En ciencias sociales esto es muy importante porque desde el positivismo se pensó que un conocimiento para gozar del nombre de científico debía tener un criterio de verdad. En alguna oportunidad, en un envío de un trabajo a un congreso, el evaluador lo rechazó porque consideró que lo que decía el trabajo no tenia sustento científico, que eran solo opiniones.
Vemos que el criterio de verdad en este caso sería que no fueran opiniones, que fueran conclusiones basadas en hechos.
Ahora bien, es posible sacar conclusiones de los “hechos” sin que las mismas sean subjetivas, y por lo tanto opinables.
Todas las investigaciones en ciencias sociales se realizan sobre la base de cuestionarios estandarizados, cuestionarios no estandarizados, encuestas, entrevistas, historias de vida, etc.
Todos los instrumentos “miden” la opinión del entrevistado. Aun los cuestionarios estandarizados “miden opiniones subjetivas. En el MBI (Masclach Burn Out Inventory) lo que podría decirse que esta estandarizado son el tratamiento de las respuestas, pero las respuestas en si son aleatorias, no objetivas. Por ejemplo si yo le pregunto a alguien si al concurrir al trabajo se siente cansado, esta respuesta variará según una serie de vicisitudes, como el día de la semana (lo lunes nos sentimos mas cansados al concurrir al trabajo), el tipo de trabajo que realiza (no es lo mismo como se siente un peón de albañil que se levanta a las tres o cuatro de la mañana para trabajar a la intemperie en invierno, que un ejecutivo de una gran empresa, o un consultor que fija el mismo su horario) y podríamos seguir la lista, lo que al final nos determinaría que el MBI solo mide la situación en un corte transversal y no de manera longitudinal, para ello se debería realizar el seguimiento de una cohorte a lo largo de los años y aun así los datos serían los subjetivamente expresados por los participantes de la muestra.
Si en el campo de las técnicas cuantitativas la ilusión de la objetividad es muy clara, en el campo de las investigaciones cualitativas esta subjetividad de los actores de las investigaciones es mas patente todavía.
Por ejemplo, cuando se aplican historias de vida lo que importa no es la veracidad del relato, el actor puede darnos información errónea respecto a fechas, sucesos, etc., pero hacemos las historias de vida porque lo que importa son las respuestas, como las mismas expresan la subjetividad del entrevistado, como el sujeto visualiza tal o cual situación o proceso y no la veracidad de lo que dice.
Otro ejemplo, un trabajador puede referirnos que con lo que ganaba en una empresa pudo comprar la casa donde vive y hoy la jubilación que percibe no le alcanza ni para pagar los impuestos, En este relato lo que importa no es si es verdad que con la jubilación no puede pagar los impuestos (a lo mejor le sobra) sino la sensación de agobio que expresa frente a su actual situación.
Robert Castell, un importante investigador francés afirmaba que no existe la verdad, lo que podemos encontrar en la vida cotidiana son criterios de verosimilitud, es decir un cierto consenso respecto a un hecho entre una parte de la población.
Veamos un ejemplo de la política actual. Los militantes kirchneristas afirman que entre 2003 y 2015 asistimos a una década ganada y se movilizan a las plazas en defensa de las conquistas obtenidas en la década ganada, miles de personas asisten a los actos de este espacio político en el convencimiento de que en los últimos doce años la argentina disminuyó la pobreza, se ampliaron derechos, se incluyó a mucha gente que antes estaba excluida, se defendieron los derechos humanos, se juzgó a los genocidas, se mejoró sustancialmente la economía, aumentó la seguridad, etc.
A la vez, miles de personas asisten a los actos de la oposición bajo la consigna de repudiar la década perdida. Para ellos en los últimos doce años aumentó la pobreza, disminuyeron los salarios, no se avanzó en materia de seguridad, la Argentina se encuentra en una gran crisis económica, etc.
Incluso en temas que refieren a algunas cuestiones incontrastables como la asistencia social a los vulnerables y excluidos, con planes como la asignación universal por hijos u otros planes de asistencia hay quienes observan que estos planes son incorrectos porque se regala la plata a los pobres que no quieren trabajar. O en el caso del juicio a los militares y civiles involucrados en el genocidio de 1975 a 1984 tampoco están de acuerdo porque no se juzgó a los Montoneros como Firmerich, los que no están en la cárcel,
En las movilizaciones opositoras encontramos a fascistas como Biondini, personas que defienden a los genocidas como Cecilia Pando, junto a otros que se consideran progresistas o de izquierda, así por ejemplo, encontramos a personas que supuestamente luchan por mayor igualdad contra la pobreza junto a militantes del PRO que siempre que han estado en el gobierno (ellos o políticos que tienen sus ideas como Cavallo, Menem, Alsogaray) han aumentado la pobreza y las penurias de los mas vulnerables, reducidos los salarios y las jubilaciones, mejorando las ganancias de los sectores mas enriquecidos de la sociedad.
¿Disminuye la pobreza que le vendan libremente dólares a la pequeña burguesía?, ¿aumenta la justicia si se defiende a los jueces y fiscales que durante la dictadura avalaron el genocidio y que rechazaban habeas corpus de los desaparecidos?, ¿aumenta la seguridad incrementando la discriminación por condiciones sexuales, de género, de color, económicas, etc. enviando a la cárcel a los llamados “delincuentes” que arrebatan carteras, hacen entraderas, etc., mientras los verdaderos delincuentes que se roban empresas, saquean el fisco eludiendo el pago de impuestos, blanqueando dinero, etc., permanecen libres?
Como se ve, para unos hay inseguridad, y esta es una verdad incontrastable, para otros hay sensación de inseguridad, y esta opinión define que los delitos no son mayores que en la década del 90´solo que los medios de comunicación hegemónicos, al repetir los delitos sistemáticamente crean una sensación de inseguridad, que no se condice con la inseguridad “real”
Veamos otro ejemplo, en las décadas del 80’ y 90’ tuve oportunidad de recorrer el conurbano bonaerense, ya en esos años la gente tenía enrejadas sus casas, los comercios atendían por una mirilla, detrás de rejas por temor a ser asaltados, los delitos se sucedían en forma continua, si me guiara por mi experiencia subjetiva, podría decir que había más inseguridad en la década neoliberal que ahora.
También por mi trabajo he podido visitar diferentes países de Latinoamérica, en Venezuela, nadie camina por la calle después del anochecer, los negocios están enrejados y aun de día se atiende a través de las rejas, en Guatemala no es posible caminar de noche por temor a ser asesinado, en Honduras, El Salvador, aun en México existe un gran temor de ser asaltado, asesinado, etc. Aun en Miami, donde estuve en la década del 90’ resulta un acto de osadía e irresponsabilidad caminar por la calle luego del anochecer dado que la vida del transeúnte está en juego. Mirando estas realidades, en las ciudades argentinas donde todo el mundo toma su cervecita en las veredas de las avenidas hasta altas horas, se podría decir que, en materia de inseguridad, estamos más cerca de la situación de Europa que de la de América. Y comparativamente, vivimos en un país muy seguro.
Se dice sensación de inseguridad porque la conciencia de que estamos en peligro surge de nuestra experiencia personal. Los seres humanos solo tenemos datos de nuestra experiencia, para construir el relato de lo que acontece más allá de nosotros necesitamos de los medios de comunicación. Si, por ejemplo, ganara Macri o Masa, los medios negociarían con ellos libertad de negocios, y a cambio nos mostrarían mucho menos los delitos, y seguramente creeríamos que hay más seguridad.
La verdad es una noción socialmente construida, ella varía con los momentos históricos, con la acumulación de conocimientos, con nuestros estados subjetivos.
Existen ciencias que se han construido sobre un error, como por ejemplo la química. La química moderna, es heredera de los alquimistas de la edad media que buscaban la piedra filosofal, piedra que convertía en oro todo lo que tocaba. Entre los alquimistas, estuvieron los que estudiaron la cuestión del fuego, y atribuyeron el mismo a la presencia de flogisto en la atmósfera, más flogisto, más fuego, menos flogisto, menos fuego, si se agotaba el flogisto se apagaba el fuego.
Aun luego de descubrir el oxígeno, Lavoisier continúo buscando algo que sustentara la existencia del flogisto. Pararon muchos años hasta que se desechó esta idea errónea.
En ciencia podríamos citar miles de ejemplos de “verdades” que luego con el avance del conocimiento dieron por tierra.
Existen ejemplos tragicómicos de algunas “verdades”. es sabido que siempre se asoció el blanco a la pureza, a la nobleza, a la limpieza y el negro a lo malo, a lo pecaminoso, a lo sucio. En el medievo se afirmaba que los negros eran negros porque habían pecado. Y la prueba de ello era que algunos negros se decoloraban, es decir se volvían blancos porque se arrepentían de sus pecados. Hoy sabemos que les ocurría lo mismo que Michel Jackson, hay una enfermedad que se llama vitiligo. Vitiligo es una condición de la piel por la cual se pierde progresivamente la pigmentación, comienzan a aparecer manchas, generalmente decolorando grandes zonas. Es una condición hereditaria.
Sin adentrarnos en el tiempo, es común observar a personas que opinan de países u otras personas sin tener más datos que los que les brindan ciertos medios de comunicación, así impugnan la obra de Milagro Sala, sin conocerla, o vituperan contra Cuba sin dudar y afirman que es un infierno vivir allí.
Lo humanamente responsable sería asumir una actitud crítica reflexiva y no aceptar ni rechazar estas críticas, pero buscar información, contrastar lo que nos brindar ciertos medios con otros y formar nuestra propia opinión. La democracia no se basa en la “verdad” se basa en el debate que los ciudadanos tenemos que dar y en el intercambio de opiniones, que por cierto no son verdades, sino opiniones.
Aun en ciencia existen intereses y mezquindades, se toman decisiones sobre cuestiones interpretables, y se aceptan “verdades” que han sido impuestas por la clase social hegemónica que es la que controla, a través de los más encumbrados “científicos” que es verdad y que no lo es, que es lo que se debe investigar y como se debe hacerlo.
Los intereses económicos no son ajenos a las ciencias (y cuando digo ciencias me refiero a todas las ciencias no solo a las sociales). Muchas teorías subsisten porque son sostenidas por las grandes empresas, los laboratorios internacionales, los aparatos de poder en las ciencias, etc.
Hace algunos años, en el congreso de la Sociedad Interamericana de Psicología (SIP) en Santiago de Chile (SIP 2001) uno de las ponencias se basó en una experiencia muy interesante. El autor tomo de una “revista científica” de primer nivel, un artículo de un prominente cientista, muy reconocido en el campo de la psicología, y lo reenvió a la misma revista bajo un nombre cualquiera, un perfecto desconocido. El artículo había sido publicado por su alto valor científico, sin embargo, la revista devolvió el artículo a quien lo había enviado, por carecer de interés científico, según había rezaba el dictamen de referato realizado.
Este artículo lo divido en dos partes dado que sería muy extenso hacerlo en una, en la próxima entrada hablaré de la realidad y sacare algunas conclusiones.
Hasta la próxima
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