martes, 11 de marzo de 2014

Otra vez el discurso de la mano dura.

Cada tanto la derecha represiva, que en otros momentos propició golpes de estado asesinos y genocidas, sale a la palestra política con la consigna de poner mano dura a la delincuencia. Esto no es nuevo, cuando yo era joven había un comisario en Bs. As. que se llamaba Evaristo Meneses y que fusilaba a los “delincuentes” y luego les ponía un arma a su lado para hacer aparecer el asesinato como un caso de resistencia armada a la autoridad. Algunos sectores muy reaccionarios de la pequeña burguesía y la burguesía media (la llamada clase media) aplaudió a este asesino justificándolo con el argumento que la mano dura eliminaba la delincuencia. La delincuencia es un producto de la inequidad del sistema capitalista que condena a millones de seres humanos a la indigencia y a condiciones infrahumanas de vida, mientras una pequeña minoría disfruta de todos los placeres por el solo hecho de haber, como decía mi abuela, nacido en cuna de oro. El llamado delincuente es por lo general miembro de las clases explotadas y oprimidas de la sociedad, se diferencia de sus hermanos de clase porque mientras él escoge la vía rápida para llegar a obtener recursos para satisfacer sus deseos, el resto de la clase acepta pacientemente la dominación burguesa y languidece en condiciones miserables de vida. El “delincuente” es parte de lo que Marx denominaba el lumpen proletariado que sistemáticamente ha ofrecido mano de obra violenta a los diferentes sectores de la burguesía en su guerra de clases contra el proletariado. El lumpen proletariado no tiene como única actividad el robo, el asesinato, la estafa, la conformación de mafias, etc., muchas veces en la historia ha servido como fuerza de choque de los partidos políticos de derecha, otras constituye bandas organizadas dedicadas a la extorsión que avanza en actividades ilícitas que no están penadas por la ley, como por ejemplo la actividad de los trapitos en los partidos de futbol. Existen muchas formas de delito que aunque están contempladas en la ley no son “castigados”. Por ejemplo conducir ebrio, a altas velocidades, pasar semáforos en rojo, etc. son delitos graves que generalmente ocasionan la muerte de los ciudadanos y que nunca son castigados, y sobre los cuales no se pide mano dura. También existen delitos de guante blanco realizados por CEOs y funcionarios de las grandes empresas que no son causa de enjuiciamiento como el fraude de Clarín a las AFJP vendiéndoles a sus administradoras de fondos de pensión acciones a precio de oro y luego recomprándolas a precio vil estafando a los que aportábamos en esas AFJP o el caso de Papel Prensa donde el Grupo Clarín cómplice de la dictadura asesina robó a punta de pistola la propiedad de la empresa a sus dueños secuestrados por los grupos de tareas de la dictadura. Es un delito, aunque no tenga condena, el abuso en los precios, las ganancias obscenas de los supermercados que llegan al 1000% sin que nadie tipifique esta conducta como delictiva. Los delitos contra el ambiente que causan enfermedades y muerte a millones de personas no son penados, más aún sus responsables no son llevados a juicio, y así tenemos los ríos contaminados por las grandes industrias que saben que contaminan pero como no sufren castigo, y lo hacen igual porque es barato, la esterilización de ciertos terrenos o la anegación de otros parara aumentar el lucro en la siembra de soja, el arroz etc., que producen daños ecológicos tremendos. También podríamos citar la tala indiscriminada de bosques que además de destruir los pulmones de los países aumenta el desbarajuste climático. Todos estos delitos existen y los ciudadanos somos afectados por ellos a diario, pero no existen penas, y tampoco escucho a los paladines de la justicia comentar los proyectos que van a presentar para penalizar estos delitos, por supuesto que no van a penalizarlos porque la clase burguesa no dicta leyes contra sus intereses económicos o que disminuyan sus réditos. Existe otro tipo de delitos, una multitud de fraudes que realizan las empresas telefónicas cobrando lo indebido, facturando lo que no es, con un servicio altamente deficiente por falta de inversiones. Hoy los señores Masa, Macri, Carrió hablan de combatir la delincuencia, de poner mano dura, de aumentar las penas, etc. Pero veamos, a que y a quienes quieren aumentarles las penas, y fundamentalmente porqué. Todos los políticos de la derecha reaccionaria y autoritaria, cuentan con muy buenos asesores de imagen, tendencias etc., y saben que cuentan con la complicidad de los medios de comunicación hegemónicos para atacar el gobierno. Sus asesores realizan estudios de opinión que definen las tendencias de pensamiento de los ciudadanos y que dan como real un problema que en el inicio crean los medios de comunicación, la cuestión de la inseguridad. Cuáles son los principales delitos que afectan a los ciudadanos de a pie. El arrebato, las entraderas, las salideras, algunos robos a mano armada, la mayoría de estos delitos son cometidos por jóvenes menores de edad (entre 10 y 18 años) en situación de vulnerabilidad socioeconómica, que han abandonado la escuela y han sido abandonados por un Estado ausente que cada vez se preocupa menos por los jóvenes en conflicto con la ley. Muchos de ellos salen a las calles a buscar recursos para drogarse y poder escapar del sufrimiento que les causa la situación miserable en la que viven. Otros delinquen para tener algunos bienes que no pueden llegar a adquirir porque con sus niveles de formación solo pueden acceder a trabajos penosos y mal remunerados. A estos pibes son los que Masa, Macri, Carrió y compañía quieren mandar a la cárcel, si es posible de por vida, en lugar de pensar en políticas de contención y desarrollo social, piensan en sacarlos de las calles vía cárceles. La pregunta es si el aumento de penas garantiza la disminución del delito. La respuesta dada por los principales especialistas del campo es contundente, el aumento de las penas no disminuye el nivel de inseguridad, solo le da un placebo a una clase media reaccionaria que clama por la seguridad sin detenerse a pensar que es lo que nos está pasando como sociedad. Es frecuente adscribir los niveles de delincuencia al narcotráfico. Si bien el narcotráfico es un motor para que los jóvenes y niños se vean cautivados por una vida corta pero fecunda en placeres, no es la única causa de la delincuencia, yo diría que ni es la principal. Es cierto que un chico de 12 o 14 años recibe más de 300 pesos diarios por vender drogas o custodiar los bunkers que hay en las grandes ciudades, y que para ese pibe tener 10.000 pesos por mes es impresionante, además del poder que le da portar un arma, que le da un cierto valor social ante sus pares. Pero no es menos cierto que el empleo de soldadito de las bandas de drogas es escaso y no hay para todos, entonces el camino es robar, arrebatar, etc. Los ideólogos de la mano dura dicen aumenten las penas, veamos que pasa en algunos países. En muchos países existe la pena de muerte (algo más de 25), Egipto, Emiratos Árabes Unidos, China, Indonesia, Irán, Laos, Libia, Tailandia o Yemen. Según Amnistía Internacional la pena de muerte se aplica en Irán por la posesión de metanfetamina y en Gambia por poseer más de 250 gramos de heroína o cocaína, existen otros países en que se aplica la pena de muerte, la pregunta es, ¿bajó el delito de narcotráfico por existir la pena de muerte? En ningún país en los que existe la pena de muerte bajó la tasa de asesinato, narcotráfico, etc. Por lo tanto el endurecimiento de las penas es solo una política marquetinera para embaucar a los incautos votantes de clase media asustados por los niveles de inseguridad que según la prensa monopólica existe en nuestro país. La oposición de derecha (ya que el Frente Cívico y Social por ejemplo pareciera no querer incluirse en esta cantinela) salió con los tapones de punta contra la reforma del código penal. Dejo a los expertos el debate sobre las reformas, para pasar a preguntarme, ¿si el código penal disminuye las penas por delitos?, cuales son las penas que harían que no se cometieran. El código no da la pena que hay que aplicar a tal o cual acusado, ya que en la justicia argentina la pena la dicta el juez, lo que establece son un máximo y un mínimo por cada delito tipificado. Masa lo que hace es tomar el nivel inferior y hacer aparecer que se disminuyen las penas y agita el miedo de la pequeña burguesía medrosa para aumentar el nivel de represión social. La pregunta que se le debería hacer es cuál es la pena que evitaría que el joven delincuente cometa el delito, y la respuesta es clara, si ni la pena de muerte disminuye el delito, menos lo va a hacer un aumento de dos o tres años de cárcel, lo único que va a lograr es que aumente la delincuencia consolidando como delincuentes a los jóvenes que en las cárceles aprenden a ser delincuente profesionales. Pero que es lo que buscan Macri, Carrió, Masa y demás miembros de la insigne derecha reaccionaria argentina, están preparando el terreno para comenzar a tipificar como delito la protesta social, para reprimir a los piqueteros, a los ocupantes de terrenos públicos o de casas abandonadas, están preparando el terreno para arremeter judicialmente y con la policía contra los trabajadores que saldrán a las calles a protestar cuando ellos implementen sus planes económicos de hambre, ajuste y miseria para aumentar las ganancias de los patrones. Y como en la Alemania nazi, la clase media quiere ser la fuerza de choque de las oligarquías patricias contra los sectores vulnerables. Hasta la próxima.

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