domingo, 13 de octubre de 2013
Apuntes sobre la educación.
En primer lugar, de acuerdo a método implementado en este blog para realizar los análisis, voy a partir de considerar etimológicamente la palabra educación.
Etimológicamente proviene de educatio que remitía a la crianza y la creación, su raíz educo, contiene el prefijo “e” que indica fuera y que antecede a la palabra duco que significa guío, conduzco.
Por lo tanto etimológicamente educación implica un guiar o conducir desde afuera para promover al desarrollo (intelectual y cultural) del educando.
La educación es un proceso que ha estado presente desde los comienzos de la sociedad humana, pero no siempre ha sido la misma educación la que se impartió.
A lo largo de la vida los seres humanos adquirimos experiencias en un proceso continuo de aprendizaje, ese proceso no es individual, sino que tiene la impronta de lo social, por lo tanto la educación es un proceso social e históricamente determinado.
Por ejemplo, la escuela, que en nuestra sociedad constituye la organización por excelencia para impartir educación, no es una estructura que existió siempre, en las sociedades antiguas no existía la escuela, podríamos decir que la escuela es un invento de la modernidad.
En la antigua Grecia no había escuelas, las academias como la de Platón eran destinadas a la conversación, reflexión y libre experimentación, y es interesante observar que los únicos que estaban obligados a recibir instrucción eran los esclavos.
El concepto moderno de educación, como educación pública, gratuita y obligatoria es un producto de la ilustración.
La escuela actual es heredera de la escuela desarrollada en Prusia en los siglos XVIII y XIX. La escuela prusiana era profundamente clasista y estaba basada en algunos principios elementales de la formación militar, como la disciplina y obediencia y era profundamente autoritaria.
Es paradójico que una organización que fue creada por el despotismo ilustrado, que buscaba formar ciudadanos obedientes y mantener el consenso social en torno a las monarquías, se globalizara rápidamente penetrando profundamente en la mayoría de los países, pero tras algunos principios que supuestamente buscaban la igualdad de oportunidades educativas para todos.
Como expresamos más arriba, la escuela estaba relacionada con las prácticas militares y contemplaba ritos y fórmulas de comportamiento que se asimilaban mucho al entrenamiento militar, pero más aún, la escuela buscaba formar trabajadores que reproduzcan el sistema sin cuestionarlo.
En la base de la escuela encontramos la repetición y la mera reproducción de lo existente, por eso la educación de los niños se organizó como la cadena de producción, con pasos preestablecidos en un orden preciso, ello implicó que la escuela se organizó por grados que el alumno debía recorrer meticulosamente, los docentes eran los encargados de reproducir los contenidos establecidos por burócratas que determinan que se debe y que no se debe enseñar en función de intereses económicos de clase (volveremos sobre este punto).
Todos los ritos de la escuela se asemejan a los de las prisiones o de los cuarteles, donde el alumno debe cumplirlos sin preguntar porque, y su significado último es adiestrarlo en la obediencia.
Las visiones de la escuela han variado a lo largo de su existencia y las experiencias pedagógicas han sido muchas. Algunas, orientadas por la buena fe de los educadores, trataron de dotar a la escuela de mecanismos de formación que satisficieran las demandas sociales de los sectores más vulnerables. Pero todas estas experiencias nunca cuestionaron la base fundamental de la educación, su función como aparato ideológico del Estado.
En la escuela actual aún encontramos los principios de aquella organización prusiana, todavía los alumnos deben someterse a ritos absurdos antes de ingresar al aula (por ejemplo formarse y tomar distancia), en el aula persiste la rígida dicotomía entre el que sabe y enseña (el docente) y el que debe aprender (el alumno), los sistemas de evaluación y promoción continúan siendo sistemas de premios y castigos (basados en notas) que estimulan la competencia entre los alumnos preparándolos para el mercado competitivo de trabajo, en el que cada uno vela por lo suyo sin importarle lo que le ocurre a su semejante, se continúa reprimiendo los impulsos creativos de los alumnos (alumno que cuestiona es castigado) y se bloquea toda manifestación de la sexualidad.
En las escuelas es aun común encontrar los bancos orientados al frente, en una disposición destinada a que los alumnos no pueden interactuar entre ellos, sino cada uno de ellos con su maestro o maestra, el que al ser el portador del saber sacraliza lo que es verdadero de lo que es falso, lo que es conocimiento de lo que no lo es, solamente apoyado en lo que dicen supuestos manuales de conocimientos, con profundas huellas ideológicas destinados más que a brindar conocimientos a formar al alumno con una perspectiva justificadora del orden social existente, desarrollando, como dijimos, una subjetividad colectiva individualista y competitiva, o en lo que otros en su momento de formación le indicaron que era y que no era correcto.
La propia escuela continúa teniendo una estructura jerárquica similar a la del ejército, con generales, coroneles, capitanes suboficiales y tropa, solo que reciben otros nombres, director de enseñanza, supervisor, director, vice director, jefes de departamento, personal administrativo, maestros y alumnos.
La escuela no posee autonomía para determinar los contenidos y herramientas de aprendizaje que se han de utilizar dentro de ella, esos contenidos, como se ha dicho, son formulados por un ejército de técnicos, tecnócratas, burócratas y políticos, muchos de los cuales nada tienen que ver con el campo de la educación, o si tienen que ver poco conocen de la realidad en la que se desenvuelve el proceso educativo o si lo conocen están afiliados al partido de turno en el gobierno y actúan en función de sus intereses partidarios más que de los intereses de los sujetos de la educación.
El problema central es que la educación siempre es analizada desde un lugar instrumental y las críticas que se hacen a la escuela no dejan al descubierto el carácter de clase que la escuela tiene en la sociedad capitalista.
Ahora bien, sería injusto cargar todas las tintas sobre la escuela. La escuela es un eslabón en la cadena de adoctrinamiento capitalista que busca la formulación de un sujeto acrítico y consensual que no analice los contenidos que sus maestros le brindan, ni la relación de poder a la que se ve sometido en su formación, y en este sentido, es solo una parte de un proceso general de los dispositivos de estructuración de la subjetividad capitalista.
La subjetividad que el capitalismo necesita para que todos los ciudadanos aceptemos el orden de cosas injusto que permite que en la actualidad 640.000 familias sean propietarias del 40% de los bienes existentes en el planeta, mientras que miles de millones de seres humanos viven hacinados en viviendas precarias, muchas veces sin agua potable, sin cloacas, sin electricidad, con polución ambiental, etc., etc., y se basa en la cancelación de los mecanismos fundamentales del pensamiento a los que hacíamos referencia en nuestro anterior blog, la reflexibilidad y la crítica.
Son pocos los autores que han avanzado en la discusión de estos aspectos de la educación , los pedagogos y didactas solo discuten los aspectos instrumentales de la educación, y en general podemos agruparlos en lo que se ha denominado la Pedagogía Crítica, que tiene tres pilares fundamentales: a) la educación no es neutral; b) la sociedad puede ser transformada mediante el compromiso de personas conscientes y críticas; y c) la praxis conecta la educación liberadora con la transformación social.
Cuando se habla de la violencia en la escuela, al igual que cuando se habla de la violencia social, por lo general se omite analizar las circunstancias fundamentales que sirven de base para la producción de la violencia.
No es que el alumno es violento por naturaleza, ni que los chicos se peleen y agredan entre ellos y a sus maestros, o que los padres agredan a los docentes porque les falta educación, la violencia en la escuela es producto de un exceso de educación, de una educación de clase que pretende que los seres humanos naturalicemos las diferencias sociales, que aceptemos la existencia de esas diferencias como algo natural. La violencia es producto de esa formación social dicotómica que mientras nos compele a gozar de los bienes que el capitalismo produce, por otro lado nos quita la posibilidad de acceder a los mismos por falta de recursos. La violencia en la escuela es el producto del aprendizaje continuo que tenemos en una sociedad donde la violencia es un hecho cotidiano y permanente, y no solo hablamos de la violencia del que roba o mata, hablamos de la violencia que implica la marginación, la exclusión social, la discriminación que sufren miles de millones de seres humanos por sus características fisonómicas, por su sexo, por su condición sexual, por el color de su piel, por sus creencias religiosas, etc.
Por lo tanto el mayor problema de la escuela no es que ya no forma para integrarse laboralmente a la sociedad, en que sus contenidos o son obsoletos o están desactualizados, el mayor problema de la escuela es que continúa cumpliendo con eficacia y eficiencia su función, la de un aparato ideológico del Estado destinado a formar un tipo de subjetividad que es funcional al sostenimiento de la dominación burguesa en una sociedad de clases.
Hasta la próxima.
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