En los últimos días hemos sido avasallados por la información acerca del llamado “caso Zaffaroni”.
Se podría contestar a los pequeños argumentos respecto de si el Juez cometió un descuido intolerable para su alta dignatura, si tenía conocimiento o no del destino que se le iba a dar a los departamentos alquilados, sobre cómo debe ser el comportamiento de un Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, etc. etc.
Pero creemos que existe algo más importante, debemos preguntarnos acerca de porque la prensa canalla tiene tanto interés en ventilar esta cuestión en un momento electoral.
La segunda pregunta tendría que ser, si el interés de acometer contra Zaffaroni es exclusivo de la “prensa canalla” o es parte de una estrategia mayor de los sectores de la derecha argentina más fundamentalista, vinculada a los sectores religiosos, interesada en desmontar la apertura social, cultural, ideológica y política que los argentinos venimos construyendo desde el retorno a la democracia y fundamentalmente desde que el kischnerismo está en el poder.
Muchos conocidos, de buena fe han criticado al Juez creyendo sostener ideas progresistas, pero es interesante ver quienes fogonean el enjambre de diatribas contra Zaffaroni.
En estos días circula un correo electrónico que habría firmado un ex juez José Humberto Donatti. Vamos el contenido de ese correo y cito textualmente: “Zaffaroni es la cabeza visible de un movimiento que viene desde los años 60, 70 en el neo marxismo europeo triunfante... que a nivel sociológico impuso una nueva antropología seudo científica, completamente falsa, cuyo eje es
Gramsci. Consiste en sostener que el ser humano es un ser social que construye la realidad a partir de la lógica del amo versus esclavo, una lógica del dominio y una dialéctica de lucha interminable de rebelión.”
Más allá de lo infundamentado de la crítica, que solo se basa en decir que es falsa sin decir porque lo es, lo que demuestra el texto es el carácter reaccionario y fundamentalista de quienes atacan a Zaffaroni, es el mismo discurso que en tiempos de la dictadura militar hablaba de los sucios trapos rojos que pretendían cambiar la bandera nacional mientras callaba el genocidio de nuestros hermanos.
Pero continuemos con el texto para ver más sobre este discurso: “Esa base falsa y perversa se infiltró en todos los ambientes universitarios argentinos y la enseñanza terciaria se convirtió en una enorme escuela de vaciamiento de todo sentido común, y la "creación" (léase manipulación) de la realidad a partir de ese presupuesto. Todo fue y es "ideologización", propaganda, penetración ideológica a todos los niveles. En este esquema todo pasa por el rasero de la lucha contra el poder sin advertir que en su base está la anarquía, la eliminación de toda jerarquía, salvo la de ellos y la imposición de una espiral de violencia inacabable.”
Este discurso, es el que condujo durante años a la paz de los cementerios, que nos impidió a los jóvenes expresarnos, tener ideas propias, que se enfurece porque en la Universidades impulsamos el pensamiento creativo y la crítica social, porque los jóvenes luchan y se movilizan por una sociedad más justa y solidaria, son los que temen que así como se juzgaron a los militares genocidas, ahora se comience a juzgar a los economistas, médicos, jueces, etc., cómplices del genocidio.
Debatir, movilizarse, no es penetración ideológica, no es anarquismo, que por otra parte es una marera digna y lícita de pensar lo social, es ejercer la democracia en toda su intensidad aunque estos fósiles reaccionarios y fundamentalistas traten de retrotraernos aun pasado de luto en el que algunos vivieron a costa de un privilegio sostenido por el terror y el genocidio.
Y continúa el autor: “Así comenzó todo por ejemplo con el famoso Mayo francés del 68 que entre
nosotros se transformó en la desjerearquización de todo docente universitario que no pensara como ellos. El alumno controla al docente, las aulas son centros de difusión ideológica y en esos seudo "valores" comienza a cimentarse la nueva oligarquía del intelecto cuya base es la nada, la reivindicación, el odio, el resentimiento, la lucha de todos contra todos, la confusión, el desorden,
lo que Ortega definió como "rebelión de las masas" pero a nivel universitario = perversión. En esa inmensa corriente de mentira, Zaffaroni -con inteligencia indudable y tenacidad de escritura, conferencias, difusión con su supuesta y descontada jerarquía de arlequín en hilos tenebrosos- impuso su nombre, ingresó al procerato "progre". Por sus frutos los conocerán: ¿cuál fue su fruto?
La destrucción del derecho penal a manos de la idea de que el delincuente es un producto social. La persona no existe, lo hace malo la sociedad. No hay ilegitimidad, no hay delito, luego no hay pena no hay derecho.”
nosotros se transformó en la desjerearquización de todo docente universitario que no pensara como ellos. El alumno controla al docente, las aulas son centros de difusión ideológica y en esos seudo "valores" comienza a cimentarse la nueva oligarquía del intelecto cuya base es la nada, la reivindicación, el odio, el resentimiento, la lucha de todos contra todos, la confusión, el desorden,
lo que Ortega definió como "rebelión de las masas" pero a nivel universitario = perversión. En esa inmensa corriente de mentira, Zaffaroni -con inteligencia indudable y tenacidad de escritura, conferencias, difusión con su supuesta y descontada jerarquía de arlequín en hilos tenebrosos- impuso su nombre, ingresó al procerato "progre". Por sus frutos los conocerán: ¿cuál fue su fruto?
La destrucción del derecho penal a manos de la idea de que el delincuente es un producto social. La persona no existe, lo hace malo la sociedad. No hay ilegitimidad, no hay delito, luego no hay pena no hay derecho.”
Como vemos es el discurso del oscurantismo más retrógrado, el discurso de los que quieren retrotraernos a épocas en las que ser homosexual era un delito o en el mejor de los casos una enfermedad, en el que los drogadictos eran seres perversos a los que hay que condenar, y si es con cárcel mejor así no contaminan a los seres puros que son esos sujetos deleznables de la derecha cavernícola; tiempos que todavía perduran y que hacen que una joven violada no pueda abortar porque una jueza ultramontana le niega el derecho.
A los canallas que sostienen estas ideas, que tan caro pagamos los argentinos, costándonos la destrucción de una juventud reflexiva y crítica de los setenta, les decimos que no estamos dispuestos a aceptar sus sucias mentiras, que daremos el debate contra los restos de una ideología propia de trogloditas, que en estos momentos es sostenida y difundida por la prensa canalla. Les decimos que no queremos destruir el derecho, queremos elevarlo al rango de la equidad y la solidaridad, queremos que surja un nuevo derecho, que se base en reconocer la responsabilidad de la sociedad con sus inequidades y fracturas en la producción de la inseguridad y el delito.
También les decimos que no vamos a permitir que destruyan a los símbolos más preciados de la lucha contra la dictadura asesina y por la construcción de la democracia, como las Madres de Plaza de Mayo, La Abuelas, el Juez Zaffaroni, Los piqueteros de diferentes posturas ideológicas, los luchadores sociales como Milagros Sala, De Elías, Alderete, y tantos otros, aunque a veces tengamos diferencias con ellos, nos encontrarán unidos como un muro para contener los bastardos objetivos de quienes quieren volver a la Argentina del privilegio, de la muerte y el terror.
Es por ello que debemos ser muy responsables en este momento, en el que los sectores más reaccionarios desarrollan lo que Gramcsi denominó la batalla cultural, intentando destruir la conciencia social que les permita para crear el terreno de una nueva dictadura sangrienta.
La derecha retrógrada que apoyo el genocidio no desapareció, ni siquiera está derrotada, esta agazapada esperando su memento para reinstalar la república conservadora que tan bien le viene a sus intereses y que les permita liquidar los avances de los últimos años, los juicios a los genocidas, la ley de medios, el matrimonio igualitario, etc.
No se trata de defender a Zaffaroni por ser Zaffaroni, se trata de ser conscientes que estamos ante una ofensiva más amplias de lo más execrable de la sociedad, esos que estuvieron involucrados intelectual o materialmente con los delitos de lesa humanidad. No defendemos a las Madres solo por su limpia trayectoria en pos del juicio y castigo a los culpables el genocidio, o a las abuelas por su lucha incansable por recuperar a los nietos, sino porque sabemos que también son símbolos de una sociedad que recién comienza a despertarse de la larga pesadilla en la que vivió, que comienza el largo camino en la búsqueda de la autonomía, que solo se puede alcanzar con un pensamiento crítico y reflexivo que haga de la memoria activa un instrumento para no olvidar, para recordar que todos los días afianzamos un poco más la sociedad equitativa y solidaria que buscamos.
Debemos señalar en cada momento a esos políticos “progresistas” como Carrió que se jactan de haber defendido a nefasto Grupo Clarín al cual se someten diariamente, debemos recordarle a Ricardo Alfonsín las diferencias que tiene con su padre que nunca se hubiera aliado con empresarios de derecha que conculcan los derechos de periodistas a ejercer dignamente su profesión, que batalló contra las patronales agrarias, debemos recordarle a Duhalde su concubinato con la negra década del menemato, y los asesinatos de Kotesky y Santillán, cuando defendían los derechos de los excluidos, por la policía de su interinato como presidente y a su mujer que estamos en contra del orden que predica, no es más que el sometimiento del espíritu rebelde que busca liberarnos, y más precisamente de ese orden retrógrado que cree que a la pobreza se la elimina con manzaneras y dádivas, en fin debemos ejercitar la memoria y denunciar a todos lo que fueron, son y pretenden ser el partido del orden, que no es otra cosa que el viejo conservadurismo de la década infame disfrazado de progresista.
Desde estas humildes páginas convoco a todos los que conservan el espíritu rebelde de los setenta a salir a la calle, a firmar solicitadas, a hacer sentir nuestra voz en la defensa de estas figuras señeras de la lucha por los derechos humanos y el juicio y castigo a todos los culpables, ya que es la mejor garantía para aportar una sociedad justa y solidaria.
Hasta la próxima.
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