miércoles, 24 de enero de 2024
LA FICCIÓN SOCIAL.
Quiero empezar este dialogo con una frase de Cornelius Castoriadis: “Lo que la psique desea tanto como la sociedad y los dos la necesitan no es el saber sino la creencia” .
Este es el signo distintivo del pensamiento social en la actualidad, pensamiento que se diferencia notablemente del de la década del 50’, 60’ y 70’ por las características fundamentales de sus contenidos y la búsqueda de la verdad y el conocimiento.
La pandemia Covid19 puso al desnudo esta notable diferencia. Como si viviéramos en un gran estadio de futbol los actores sociales se dividen según los equipos en pugna y juzgan la realidad detrás del cristal con el que se han cubierto los ojos.
Dos cuestiones han ocurrido para que sea posible esta construcción interpretativa de lo social. Por un lado, la caída de las instituciones, por el otro, como hemos referido en otras publicaciones (Bonantini, Quiroga 2021) el trabajo de configuración de una nueva subjetividad capitalista desarrollada con el aporte del modelo social neoliberal que construyó la noción de posverdad que no es otra cosa que otorgar un valor superior a la opinión publicada por sobre la fundamentación científica.
Las instituciones (académicas, profesionales, científicas) constituyen formas establecidas de certificación de las prácticas que los seres humanos realizamos. Si alguien quiere ejercer la medicina deberá tener un título habilitante otorgado por una institución (la facultad de medicina) y controlado por otra institución (el colegio médico). ¿Esto garantiza que quien está en esas condiciones realizará una buena práctica profesional?, por supuesto que no, solo garantiza que no cualquier persona puede ejercer esa práctica profesional. Lo mismo ocurre con todas las profesiones que para ser ejercidas requieren de la certificación institucional.
En el campo del conocimiento científico también existen instituciones certificantes de la calidad del conocimiento que se divulga o los productos que se comercializan. En el campo de la salud EE. UU. tiene una institución F.D.A. (Food & Drug Administration) encargada de las certificaciones de los alimentos y medicamentos que se utilizan en EE.UU.
Los investigadores estamos sometidos voluntariamente a una serie de reglas que son establecidas para la divulgación de los conocimientos que producimos. Publicamos en revistas científicas, mediante la evaluación de pares científicos que dictaminan la calidad de una publicación, trabajamos para instituciones de investigación (públicas y privadas) que evalúan nuestras prácticas y nos categorizan en el marco de carreras científicas, estamentos jerárquicos en laboratorios, centros de investigación, etc.
Cuando muestra producción es evaluada se analiza el plan de trabajo en la recolección de la información y su análisis, la veracidad de los datos que presentamos, el rigor metodológico con que fueron obtenidos, la consistencia de las conclusiones con todo el proceso de investigación, etc.
La pregunta que puede realizar un lector es, ¿esto garantiza el valor y la credibilidad de una investigación?, la respuesta contundente es que no, pero al igual que en las profesiones, lo que garantiza es que no cualquiera puede opinar sobre una determinada materia, y un control de lo que se escribe y se divulga.
En las décadas más arriba referidas a todo este trabajo se agregaba la credibilidad (sobre todo en ciencias sociales) de algunas organizaciones productoras de datos científicos. Por ejemplo, para trabajar sobre temas como la economía, la salud mental, la epidemiología, el trabajo y el no trabajo, etc., es necesario colocar la fuente de donde provienen los datos (instituciones como el INDEC, gozan de un prestigio que certifica sus boletines y a nivel mundial organizaciones como la OIT, el Banco Mundial, la OMS, etc. también).
Por lo tanto, existía un complejo sistema científico-técnico que fiscalizaba la labor de los científicos.
Los medios de comunicación no intervenían en la construcción de las “verdades científicas” y no era común la presencia continua de investigadores, intelectuales, científicos en los mismos.
Desde la post guerra todo comenzó a cambiar, en un proceso que se acentúo en lo que se ha dado en llamar la era de las sociedades científico-tecnológicas.
Las décadas mencionadas se caracterizaron por la horizontalización de la producción de cono
Cimientos mediante la cual se ampliaron en forma trigonométricas los centros de producción de saberes, las revistas de divulgación y debate científico, y la cantidad de investigadores que participaban de los sistemas científicos.
Mucho tuvo que ver con este proceso con la confrontación este-oeste en la cual EE. UU y el bloque europeo competían con el Bloque soviético en todos los campos en lo que se dio en llamar la guerra fría.
Así por ejemplo el proyecto Apolo que depositó el primer hombre en la Luna no tenía como objetivo explícito la colonización de nuestro satélite, sino que fue un formidable proyecto que le permitió desarrollar a EE. UU. su riqueza científico-tecnológica y ganar la batalla por el conocimiento a la URSS, ya que el desarrollo de la industria aeroespacial se constituyó en un poderoso tractor de toda una serie de industrias y estructuras de conocimiento necesarias para cumplir con su objetivo lunar. El retraso científico de la URSS sería uno de los factores que intervendría en el colapso de el régimen soviético en la década del 90’.
Al interior de las sociedades humanas, la dinámica del pensamiento crítico creativo que se produjo en las ultimas décadas del siglo XX y durante lo que va del siglo XXI, usando un término de la biografía sobre Castoriadis de Michel Dosse (2018) podemos denominar la gran somnolencia .
Los intelectuales y cientistas sociales abandonaron la pretensión que tuvieron en la edad de oro de las ciencias sociales, mediante la cual se impulsó a los grandes pensadores a desarrollar teorías abarcativas de la sociedad o del ser humano como por ejemplo los trabajos de Marx, Freud, Weber, Spencer, Comte, Merton, Parsons, Luhmann, Marcuse, Adorno, solo por nombrar algunos sabiendo que son muchos mas los que aportaron al estudio de las sociedades.
En nuestra humilde opinión esta elucidación de lo social que avanzaba a pasos agigantados comenzó a abandonarse cuando surgió en la escuela de Chicago la grounded theory, que es es un método de investigación en el que la teoría emerge desde los datos, cuyos exponentes más destacados son Glaser y Strauss (1967) . Lo que busca es la identificación de procesos sociales básicos (PSBs) como punto central de la teoría ya que a partir de este marco teórico se privilegiaron las investigaciones focalizadas en problemáticas parciales y se abandono la idea de sostener la construcción de una teoría social abarcativa.
En lugar de continuar la obra de los padres fundadores de los estudios sociales se centraron los esfuerzos en el análisis de los movimientos sociales específicos (feminismo, racismo, problemas de comunidades concretas, etc., dejando de trabajar las grandes contradicciones que daban un marco explicatorio de las contradicciones del capitalismo como sistema parasitario globalizado.
Cada científico construyó su pequeño espacio de conocimientos y las grandes discusiones y debates que tenían lugar en las décadas antes citadas se fueron apagando lentamente.
Con la caída del muro de Berlín y el fin del socialismo autoritario soviético, los grandes intelectuales orgánicos de la burguesía se embarcaron en estudios vacíos de contenidos en los cuales, muchas veces, ni siquiera se conoce cual es la materia en estudio.
Con la pérdida de los grandes marcos referenciales, se abandonó el rigor científico en las formulaciones teóricas y surgieron los que podemos denominar la criptografía social. En las ciencias sociales comenzaron a circular estudios escritos en un lenguaje oscuro y enigmático que pretenden mostrar un conocimiento de las cosas no apta para no iniciados. Un maestro enuncia y sus discípulos tratan de descifrar su pensamiento, pero solo es el maestro el que prevalece en la enunciación, véase como ejemplo el funcionamiento la revista Scilicet en la que solo Lacan podía firmar los artículos con su nombre.
Estamos frente a la transición de una forma de construcción del conocimiento social basado en la horizontalidad y la participación del colectivo a una forma que se basa en la verticalidad y en la predominancia de la figura del maestro, como lo proponía Lacan en la revista mencionada, en síntesis, el paso de la democracia en la producción del conocimiento a la dictadura del maestro.
Las posturas más avanzadas de las izquierdas representadas en la oposición de izquierda (Antón Pannekoek, Sylvia Pankhurst, Aleksandra Kolontai, Karl Korsch y también Cornelius Castoriadis, Claude Lefort, y otros, siempre bregaron por la horizontalización del debate y de la producción de ideas. En general quienes participaban de este imaginario siempre sostuvieron las ideas del desarrollo del pensamiento autónomo por sobre el heterónomo y la necesidad de romper lazos con el pensamiento conjuntista identitario y la lógica ensídica.
Reconocer el proceso solo es un paso, es necesario hipotetizar el porque de la ocurrencia del evento.
Mucho se ha hablado de la construcción de nuevas subjetividades que permitan sostener la dominación del capitalismo sobre la población mundial.
Como hemos afirmado en otros lados, es interesante observar en un cuadro de distribución desigual de los recursos económicos en el planeta que ha llevado a que el 1% de los seres humanos sean propietarios de mas del 50% de los recursos y bienes del planeta, o en otra relación que dice que el 10% concentra el 76% de la riqueza del planeta mientras que el 50% mas pobre solo acumula el 2% habiéndose duplicado en las últimas décadas la distancia entre el 10% mas rico y el 50% mas pobre (datos del Laboratorio Mundial de la Desigualdad ). Durante la pandemia covid19 la desigualdad se incrementó llevando a que el 10% mas rico posea el 36% del patrimonio y en América Latina ese 10% mas rico es dueño del 55% del patrimonio. Mientras que mas de 100 millones de personas cayeron en la pobreza el 0,01 de la población mundial aumento sus fortunas el 14%.
Los teóricos del neoliberalismo representados por distintas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales como la llamada Escuela Austríaca en la que participó Friedrich Hayek y diversos economistas alemanes como Alexander Rüstow, quien en el coloquio Walter Lipman en 1938 acuñó el término neoliberalismo, o la escuela de Chicago en la que participaba Joseph Stiglitz y Milton Friedman desarrollaron las teorías de libre mercado, enunciando que la economía debía regirse por la libertad de mercado, dado que el mercado era el único regulador de las relaciones económicas. Esta teoría aplicada a la sociedad real tuvo como consecuencia el saqueo de las economías más débiles de parte de las grandes potencias económicas y llevó a un empobrecimiento feroz de la gran mayoría de los seres mundiales en el mundo como lo demuestran los números más arriba enunciados.
En otros trabajos hablamos de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y de la gran contradicción del capitalismo que genera crisis sistémicas periódicas, cual es la producción colectiva y la apropiación individual de las ganancias. Acá reside el problema fundamental del capitalismo, y que lleva a la clase parasitaria, la gran burguesía (terrateniente, financiera e industrial) a fagocitar todo lo producido por la economía, a producir sin límites, a no planificar la producción en función de las necesidades de todos los integrantes de la sociedad y a general un consumismo tan aberrante como innecesario.
El capitalismo actual es un sistema que ha llevado hasta el paroxismo la monopolización de las empresas productoras y los índices de apropiación de lo producido.
El mercado no puede solucionar esta contradicción porque por su carácter monopólico y por la avidez de consumo de los recursos producidos lleva q que la burguesía parasitaria dilapide los recursos mientras hunde en la miseria a las grandes masas poblacionales.
La pregunta es como es posible que, frente al desarrollo de la ciencia y la tecnología, frente al crecimiento sin límites de la producción, frente a la reducción constante de los beneficiados con el sistema capitalista y el aumento también constante de los marginados del sistema, de la población vulnerable que vive en la pobreza mas solemne en condiciones execrables de existencia, esa minoría privilegiada pueda sostener sus privilegios y aun más aumentar sus riquezas.
Es allí donde es importante reconocer que el capitalismo neoliberal a diferencia del keynesianismo pone el acento en la oferta mas que en la demanda y, por lo tanto, no se interesa por la situación social de las grandes masas desposeídas, sino que le importa mucho mas la acumulación de riquezas, sobre todo a partir de la eliminación del fantasmas de la URSS que se constituía en un contrincante peligroso al que no podía eliminar con el simple expediente de la guerra.
Es por ello que a partir de la caída del muro de berlín el neoliberalismo comienza a desarrollar una intensa batalla cultural e ideológica tendiente a modificar de raíz la subjetividad de los actores sociales reemplazando los valores enunciados durante la guerra fría y el imperio del llamado estado de bienestar, un discurso basado en la cooperación, la movilidad social, el desarrollo de derechos como el de agremiación, de educación de calidad, el de salud, vivienda y trabajo dignos, etc., por el discurso descalificatorio de los vulnerables designándolos como lo hacía el capitalismo decimonónico del los siglos XV al XX. Es decir, culpabilizándolos de sus desventuras, tratando de eliminar la asistencia del estado a los mas necesitados y privilegiando la competencia, el sálvese quien pueda, la falta de conciencia de clase, etc.
En la nueva subjetividad, de lo que se trata es de eliminar el pensamiento crítico, la aceptación acrítica de la situación a la que se ven sometidas las masas desposeídas, desplazando la racionalidad y el análisis de los problemas que acontecen al ciudadano de la esfera de la macroeconomía capitalista al ámbito de la individualidad. Para ello juega un rol importante el concepto de esperanza, según el cual los problemas que acontecen en una sociedad son producto de una coyuntura o de un determinado partido político y no del sistema capitalista.
Se trata de pasar de una subjetividad racionalista a otra de características emocionales, una subjetividad en la que prime la adhesión a un líder, partido o movimiento en función de un estudiado marketing político que se orienta a convencer que esa persona u organización es la adecuada para resolver los problemas de los ciudadanos.
Siempre que aparece un liderazgo aceptado en un momento histórico vemos que se construyen subjetividades que se basan en la refundación de la sociedad, en la necesidad de sacrificios a mediano o largo plazo para alcanzar la felicidad y el progreso de todos los miembros de la sociedad y mas precisamente de los más empobrecidos o carecientes.
En Argentina estamos viviendo un proceso inédito, una fracción política que ganó las elecciones con el 54% de los votos lo hizo enunciando una plataforma discursiva que prometía ajuste y sufrimiento de la mayoría de la población mediante devaluación brusca, ajuste de tarifas, desempleo y caída de los salarios por vía de una inflación pronunciada que en algunos casos se decía que podría ser del 15.000%. Se partía de reconocer la existencia de población en extrema pobreza y se afirmaba que los problemas serían resueltos a largo plazo, eran necesarios 45 años para que la población argentina tuviera un nivel de vida de los países capitalistas mas avanzados como Irlanda, Alemania, EE. UU, etc.
La mentira residía en anunciarle que el ajuste brutal a llevar adelante siguiendo las recetas del Fondo Monetario Internacional no recaería en los sectores medios y los mas pobres sino en lo que se definió co0mo la “casta política” a la que se denigró en forma permanente construyendo una subjetividad emocional basada en el odio a los “políticos” sin definir precisamente que “políticos. De todos los políticos se comenzó a hablar de un sector de ellos, los colectivistas, los kirchneristas, los socialistas, los “zurdos de mierda”, etc.
Construido el enemigo y desarrollado el odio al mismo ganar la voluntad electoral de la mayoría fue fácil, pero llegado al poder se puso de manifiesto la fenomenal estafa dado que la llamada “casta política” dejó de ser la derecha y extrema derecha política para hacer recaer el ajuste brutal sobre los trabajadores, los empresarios pymes y los jubilados, convocando para la tarea de sanear la economía a los mismos que habían fracasado en el gobierno de derecha encabezado por Macri.
En todo este proceso se usaron herramientas fundamentales que permitieron desarrollar el imaginario colectivo hacia algunos actores de la política como lo fueron los medios masivos y concentrados de prensa oral, escrita y televisiva, las “fakes news” (noticias falsas) y el “lawfare” (o guerra legal o por medio de los tribunales judiciales). Se trataba de lograr por un lado satanizar a los políticos corridos un poco mas hacia lo popular y contrarios a los presupuestos del neoliberalismo como modo de disciplinar por el medio del miedo a todos los políticos que no siguieran los mandatos del llamado “circulo rojo” o representantes de la burguesía más concentrada.
Es por ello que el título de esta ponencia es “La ficción social”, dado que lo que logró es crear una sociedad ficcional basada, como se dijo mas arriba en los principios de funcionamiento del capitalismo salvaje y decimonónico de los siglos XV al XX al que se elevó a la categoría de sociedad utópica y feliz.
Hoy la tarea en Argentina es derrotar a un enemigo poderoso que posee todos los recursos económicos y mediáticos y restaurar la convivencia democrática en riesgo. Al igual que en américa Latina y en muchos países del mundo, asistimos al afianzamiento del paradigma neoliberal que denosta la democracia imperfecta desde la mirada de una ultraderecha salvaje y feroz que amenaza a llevar la inequidad social a limites que no se veían desde el fin de la segunda guerra mundial.
La tarea de los intelectuales es denunciar los planes del neoliberalismo y luchar junto a los trabajadores y demás sectores populares por una democracia real que nos libere de la lacra que implica la ultraderecha neoliberal.
lunes, 22 de enero de 2024
Los deseos imaginarios de la burguesía neo liberal (2)
Desde los medios de comunicación somos bombardeados por una incesante batería de conceptos que nos pintan al capitalismo como la única opción de existencia social.
Todas las pléyades de economistas neoliberales asisten al permanente espectáculo circense de los opinadores que brindan cada noche a los telespectadores sus recetas infalibles para superar la crisis social y económica. Lo que esos economistas no dicen es que esas recetas han sido aplicadas en Argentina (como en un a multitud de países en desarrollo) hasta la extenuación, generando los mismos efectos cada vez que se aplicaron: crecimiento de la deuda externa, aumento de la pobreza, aumento de la desocupación, mayor empleo informal, inflación, etc.
Es por ello que es necesario iniciar un debate sobre el modelo de sociedad que pensamos que puede solucionar los problemas endémicos no solo de Argentina, también de América Latina toda. Esta presentación pretende ser un aporte a ese debate que sin pretender agotar la discusión busca exponer nuevas-viejas ideas sobre la organización social necesaria.
En primer lugar, es necesario que hagamos una petición de principios respectos a las columnas que consideramos deben sostener el edificio estructural y superestructural de la sociedad que suponemos necesaria.
La herencia de la revolución francesa.
La revolución francesa fue el producto de una coalición social integrada por diversas clases sociales, la burguesía, la pequeño-burguesía y las clases trabajadoras y explotadas. De allí que enarbolaran los principios de igualdad, fraternidad y libertad. Todos estos sectores aceptaron un nuevo contrato social que abriera las puertas a una sociedad más amplia y participativa, lo que significaba abatir al ancien régimen, es decir derrotar a la monarquía absolutista y a la nobleza feudal.
Como toda coalición los partidarios de la revolución tenían puntos en común y muchas contradicciones. La burguesía pretendía arrebatar a la monarquía el poder absoluto, pero para instaurar su propio poder y diseñar un modelo de sociedad que le permitiera expandir sus negocios y consolidar su supremacía social y política. La pequeña burguesía, constituida por los pequeños comerciantes, profesionales, etc., y representada por nombres señeros de la revolución como Robespierre, Danton, Marat buscaba sostener la sociedad de privilegios que le posibilitaba sostener una existencia holgada, y finalmente los pobres de solemnidad llamados sans cullotes miembros de la clase social baja de la Francia revolucionaria (típicamente eran quienes realizaban labores manuales como artesanos, obreros y campesinos, cuya figura fundamental fue Jacques Roux líder de los enrages, los que por lo general no tenían los mismos derechos que la burguesía ya que eran desposeídos y en la Francia de fines del siglo XVIII no eran considerados ciudadanos por no contar con alguna propiedad.
La fraternidad era el punto de encuentro de los revolucionarios franceses, todos quería una hermandad, pero a la hora de discutir la estructura de la nueva sociedad, la burguesía realizaba una fuerte apuesta por la libertad, pudiendo decirse que la libertad era el valor distintivo que sostenía esta clase social, mientras que los desposeídos se decantaban por la igualdad.
La diferencia es clara mientras los pobres de solemnidad necesitaban que el nuevo contrato considerara la redistribución de la riqueza, y por lo tanto le importaba generar igualdad de oportunidades y protección de parte del estado a los sectores económicamente más desvalidos, quienes tenían sus necesidades básicas (y más que básicas) satisfechas, pedían por la libertad (que era la libertad de comercio, de producción, en definitiva de mercado) y preconizaban una democracia acotada basada en la representación limitada.
Los socialistas somos herederos de la necesidad de los sectores más humildes de la sociedad revolucionaria francesa, estamos por la igualdad como valor supremo, aún más importante que la libertad.
Socialismo y libertad.
Los neoliberales modernos se llenan la boca con la libertad, pero no dicen que la libertad que ellos instituyeron en el modelo de sociedad capitalista solo condujo a mayores distancias sociales y económicas entre los poseedores y los desposeídos aumentando la pobreza, la explotación y la marginación de los sans-culottes modernos, los trabajadores.
Primera petición de principios de un socialista, luchamos por la igualdad social plena.
Ahora, ¿despejada esta cuestión surge la pregunta: ¿los socialistas no están de acuerdo con la libertad?
En la actualidad es bastante común que la derecha más reaccionaria se identifique con la consigna “Libertad o comunismo”, ignorando o tratando vanamente identificar la idea del comunismo con la tiranía. Esta idea es absolutamente falsa y parte de un desconocimiento (en el mejor de los casos) o una lisa y llana falsedad sobre lo que el comunismo constituye como utopía social planteada por diversos intelectuales a lo largo de la historia. Uno de ellos, Karl Marx, el comunismo constituía una fase superior del socialismo, fase en la cual la sociedad se constituiría en una asociación de ciudadanos libre cuya producción sería planificada sobre la base del acuerdo voluntario según el cual los ciudadanos tendrían una vida de encuentro y felicidad, Una frase sintetiza el pensamiento de Marx, “a cada cual, según su necesidad, de cada cual según su capacidad”. El comunismo implicaba una sociedad sin clases en las cuales la clase obrera desarticularía todas las clases sociales y con ello se extinguiría a sí mismo como clase, dando lugar a la desaparición total del estado como una institución de control y dominación social.
Para ello era necesario un cambio de conciencia de todos los seres humanos que no rigieran su vida por la posesión de bienes, por la supremacía material de unos sobre otros implicando las ideas de solidaridad, colaboración y respeto por el otro.
El socialismo no es el comunismo, es solo una fase transitoria en la cual aún continúan existiendo las clases sociales y la lucha de clases y por lo tanto la necesidad de la existencia del estado obrero que garantice la continuidad de cambio social. Si el comunismo supone la abolición de la propiedad (la propiedad es un robo había dicho Proudhon) en el socialismo lo que se pretende abolir es la propiedad privada de los medios de producción (campos, fábricas, etc.) y no toda la propiedad en su conjunto. La economía planificada por el Estado es una característica distintiva del socialismo y el comunismo, en la medida en que la revolución no es un acontecer que se verifica en todos lados al unísono y considerando que los pueblos emancipados deben convivir con los mercados capitalistas hegemónicos, los estados socialistas necesitan intercambiar sus productos en esos mercados y para ello necesitan garantizar, en primer lugar los insumos necesario para la vida de sus propios ciudadanos e intercambiar los excedentes con los mercados capitalistas para obtener los insumos que ellos no pueden producir.
Por lo tanto la libertad es un bien necesario en las sociedad socialista pero no está al mismo nivel de la igualdad, la libertad es necesaria para garantizar la expresión y la libre participación de todos los ciudadanos en las decisiones, por lo tanto la libertad no es solo libertad de expresión, es una concepto mucho más amplio que involucra a la formación, al desarrollo de la conciencia social, al desarrollo del individuo y en definitiva supone la satisfacción igualitaria de todas las necesidades de los componentes de la sociedad, cualesquiera sean sus aptitudes, su inteligencia, o su formación.
Comunismo y libertad, o, comunismo o libertad
Recientemente los sectores políticos de la derecha argentina (al igual que en otras partes del mundo) han enarbolado la consigna paleolítica comunismo o libertad, como si los términos fueran comparables. Podríamos decir también capitalismo o libertad, disyuntiva igualmente incorrecta dado que la libertad es un derecho humano fundamental, mientras que el comunismo o el capitalismo son sistemas socioeconómicos que pueden funcionar con o sin libertad, de ello las dictaduras argentinas y de otras partes del mundo son ejemplo claro.
El comunismo, tal como lo ha entendido la corriente de pensamiento social inaugurada por Carlos Marx es un proyecto socioeconómico basado en la igualdad, la idea de la sociedad comunista es la de una sociedad de iguales en todos los sentidos económico, social, educativo, cultural, etc.
El propio Marx referencia en sus escritos la existencia de un comunismo primitivo en la protohistoria de la humanidad, pero no referencia un sistema socioeconómico en su contemporaneidad sencillamente porque no existía, como no podemos referenciar en los siglos XX y XIX sencillamente porque no los hubo ni los hay, ergo hablar del fracaso del comunismo es una falsedad dado que en la historia de la humanidad no ha existido una sociedad comunista (salvo el comunismo primitivo referido).
Cuando se referencia a un sistema comunista como el denostado por la derecha política y por los neoliberales se habla de un sistema que no existió, se hace referencia a una forma de organización social capitalista, la sociedad soviética que perduró desde 1917 hasta 1991 no fue una sociedad comunista, por lo menos en los términos teóricos enunciados por Marx, ni tan siquiera fue un estado socialista.
La unión soviética, como China u otros estados denominados socialistas fueron o son capitalismos monopolistas de estado desde su fundación, nunca fueron socialistas, de socialistas solo tuvieron el nombre.
Este tema atravesó a la izquierda mundial y en Francia de la post guerra (fines de la década del 40’ y durante la década del 50´) se día a lugar un intenso debate entre los trotskistas donde Lefort y Castoriadis defendieron con suficiencia la tesis de un estado capitalista monopolista de estado.
Tanto en la URSS como en Cuba, China, Viet Nam y otros estados llamados comunistas impera el capitalismo dirigido por la burocracia estatal que recibe los beneficios de haberse constituido en una clase social privilegiada, notándose grandes diferencias sociales entre sus capacidades económicas y la del resto de la población, esto en el marco de un estado autoritario que conculca las libertades individuales y públicas de los ciudadanos.
La burocracia existente en estos países se perpetúa en el poder gozando de los beneficios de este, pero recibe esos beneficios como clase burocrática dominante y no como miembros particulares de una clase como ocurre en el resto de los países capitalistas.
La denominada democracia proletaria ni es democrática porque las decisiones las toman unos pocos privilegiados miembros del partido en el poder, ni es obrera porque esos pocos que toman las decisiones gozan de beneficios a costa de la explotación de los trabajadores y sectores campesinos de sus respectivos países.
Como dijimos más arriba, el socialismo suponía la expropiación de los medios de producción, pero no de toda propiedad e implicaba una máxima fundamental “a cada cual, según su necesidad, de cada cual según, su capacidad. El propio Che Guevara sostuvo una fuerte discusión en Cuba cuando dijo que había que darles a los trabajadores estímulos morales y no económicos, porque por la propia cultura heredada del capitalismo sabía que los estímulos materiales llevarían a la diferenciación social entre los ciudadanos, mientras que él pensaba que los ciudadanos brindaban sus esfuerzos y capacidades para mejorar el bienestar de la sociedad en su conjunto y no de ellos individualmente.
Por lo tanto, el socialismo era para el pensamiento de Marx una etapa intermedia entre el capitalismo y el comunismo durante la cual persistían ciertas formas de propiedad no estatales y donde el estado debía continuar existiendo para la defensa de la clase obrera y campesina y de la sociedad en su conjunto.
Etapa intermedia en la que el rol de los comunistas era preconizar el ideal de un contrato societario según el cual se llegaría a una sociedad sin propietarios ni propiedad, con la propiedad y usufructo común de todos los bienes y con una nueva conciencia social basada en valores de igualdad, respeto, solidaridad, esfuerzo, trabajo y educación permanente.
En definitiva, una sociedad comunista, una sociedad de iguales donde el valor fundamental sería la igualdad total.
El, pensamiento neliberal.
El desastre que implicó la destrucción de fuerzas productivas en todo el mundo occidental, especialmente en Europa, y la emergencia de los llamados “Socialismos reales” en el este de Europa y en zonas de Asia y América Latina, obligó al viejo capitalismo a adoptar nuevas formas de organización de la economía, siendo el principal representante las experiencias neokeynesianas en Europa, particularmente en los países nórdicos en los que comenzó a existir nuevas formas de gobierno capitalista basadas en el acceso al gobierno de los llamados partidos socialistas democráticos, que implementado a escala la idea del Walfare State o estado de bienestar.
El Walfare State constituyó una estrategia del capitalismo para contener la ola revolucionaria que desde 1917 se había extendido por todo el planeta y amenazaba con derrumbar al capitalismo globalizado.
Con la constitución del Bloque Soviético en Rusia, China, los países del este Europeo, Cuba, Viet Nam, Nicaragua, etc., y las formas nacionalistas de “izquierdas” del golpismo militarista de países en vías de desarrollo que se hacían cada vez mas permeables a la diplomacia soviética, llevó a que en muchos países capitalistas se realizara una ampliación de derechos sin precedentes, otorgándoles a los sectores vulnerables de las sociedades capitalistas centrales una serie de beneficios como acceso a la vivienda, vacaciones, leyes previsionales acceso a la educación de calidad, acceso a la salud pública, etc.
Esto significó el acceso de los trabajadores a nuevos consumos, mas tecnología, nuevas formas de participación, etc.
Con la caída del muro de Berlín y la disgregación del bloque soviético, asistimos a un cambio radical del poder en nuestro planeta, durante muchos años se entronizó en las relaciones económicas y políticas el modelo del mundo unipolar, del cual el principal beneficiario fue el capitalismo Norteamérica que pasó a constituirse en el principal polo de poder mundial.
La imposición de este modelo tuvo consecuencias desastrosas para los trabajadores de todo el mundo que comenzaron a ser avasallados por la ideología neoliberal, que lejos de constituirse en un modelo económico de organización de la economía capitalista, pasó a ser un modelo de poder del capitalismo en la era tecnológica.
Como afirman Dardot y Labat (2013), El neoliberalismo es una forma de vida, no sólo una ideología o una política económica”, es una forma de reorganizar el pensamiento de los sectores dominados de la sociedad para reestructurar la forma en que estos conciben su vida, forma de pensamiento que puede ser, y en realidad lo es, contraria a sus intereses sociales concretos. Se trata de instituir en los sectores vulnerables la inevitabilidad de su vulnerabilidad y la aceptación de exacción injusta de su nivelo de vida. Se le arrebata a la clase trabajadora, fundamentalmente a aquellos que viven de un salario o una jubilación derechos que hasta hace3 poco eran inalienables como el derecho a una vivienda digna, a la salud, educación de calidad, a tener un trabajo decente, a disfrutar de menos horas de trabajo, condiciones de estabilidad y salubridad laboral, asistencia previsional en la vejez, etc.
Todos estos derechos durante el siglo XX se constituyeron lentamente en derechos naturales de los trabajadores en la mayoría de los países del mundo y hoy, el neoliberalismo de la mano de las teorías deshumanizadas de Hayek y sus seguidores pretende que constituyeron serios desaciertos de las políticas económicas, fundamentalmente de la segunda mitad del siglo XX, y la solución que proponen es el retroceso de la organización social a formas sociales que regían en el siglo XVII, XVIII y XIX, épocas donde el capitalismo salvaje sembraba destrucción y muerte en el mundo, aun en los denominados países centrales.
Esta operación de endoculturación se ha podido y se lleva adelante por algunas razones de peso. En primer lugar, debido a la monopolización creciente de los medios de producción, sobre todo en países mas débiles, en los que las fuerzas tradicionales se ven avasalladas por la falta de resolución de los problemas cotidianos de los trabajadores y sectores vulnerables y la emergencia de una ultraderecha lacaya de los sectores mas concentrados de la burguesía industrial y financiera, en segundo lugar, por una concentración inédita de los medios de comunicación dominantes que como CNN. O’Globo, Televisa y demás cadenas internacionales que repiten hasta el cansancio un discurso denostador de las ideas progresistas tratando de imponer el pensamiento nefasto de la ideología neoliberal, en tercer lugar, por el desarrollo tecnológico sin límites de la tercera y cuarta revoluciones industriales que han desatado lo que en el lenguaje actual se denomina la eran exponencial que implica además de cambios brusco de las tecnologías disruptivas, una velocidad de esos cambios sin parangón en la historia de la humanidad. De manera tal que el exceso de información y la velocidad del cambio hacen prácticamente incomprensibles en muchos casos la comprensión de estos.
El ciudadano común, a diferencia de los ciudadanos del siglo XVII, XIX y XX deja de ser un sujeto crítico, contestatario para transformarse en una suerte de fanático de un determinado polo de poder en detrimento de otros. Los ciudadanos anteriores, sobre todo los del siglo XX eran profundamente críticos, y por ejemplo el ejercicio de sus elecciones democráticas las hacían mediante la aplicación de la racionalidad, en cambio en el siglo XIX las decisiones son tomadas más, bajo el paraguas de la emocionalidad, que por el ejercicio de la racionalidad. Es común en Argentina, como supongo que ocurre en otras latitudes, que se afirme algo porque lo dice el canal de noticias de preferencia del hablante, sin siquiera poner en tela de juicio la afirmación.
Esta cultura impuesta por el adoctrinamiento neoliberal de la escuela austríaca principalmente, ha llevado a un importante crecimiento de las formas políticas subsidiarias del neoliberalismo y hoy en diversos países del mundo vemos la emergencia y toma del poder de expresiones conservadoras de extrema derecha retrógradas que buscan convencer a la gente que el retorno a las formas pretéritas del capitalismo salvaje solucionará sus problemas, cuando en realidad la única meta posible es el mayor empobrecimiento y el deterioro de las condiciones de la mayor parte de la población planetaria.
viernes, 12 de enero de 2024
Sobre la propiedad privada.
Joseph Proudhon en "Que es la propiedad. Investigaciones sobre el derecho y el gobierno" editado por Garnier Freres 1849, consideraba que la propiedad es un robo, concepto adecuado para definir la tenencia de la clase burguesa sobre los medios de producción. Los liberales de la escuela austríaca consideran que la propiedad es un derecho sagrado, nada más lejos de la realidad. Pese a la asonancia que tiene con la ideología capitalista, esta es una formulación errónea ya el concepto de propiedad, en los diversos modos de producción que la humanidad ha desarrollado a lo largo de su existencia (tribal, antiguo, asiático, feudal, capitalista, etc.) nunca tuvo nada de sagrado y mucho de usurpación. Antes de que los humanos nos organizáramos como sociedad, cuando solo éramos unos seres trashumantes, no existía ninguna forma de propiedad dado que estos seres primitivos se apoderaban de lo que necesitaban para la vida. Engels en "El origen de la Familia, la propiedad y el estado" Hottigen Surich 1884 considera que el gran avance de la civilización humana está en el momento en que pasa del estado nómade a el cultivo de la tierra, es decir con el surgimiento de la agricultura que, a diferencia de la actividad recolectora para satisfacer las necesidades de consumo directo, comienza a general excedentes que las tribus primitivas pueden atesorar. Sobre esta nueva organización de las tribus originarias se organizan las nuevas formas de estructuración de las primitivas sociedades y comienza a realizarse la diferenciación y especialización de los integrantes de los clanes primitivos que con el desarrollo humano darán surgimiento a las especializaciones tales como el productor, el administrador, el guerrero el eclesiástico, etc.
A partir de este momento fundacional de la sociedad clasista se elaboran diferentes formas de justificación de los privilegios de los integrantes de los clanes primitivos, pero también se desarrolla el deseo por la apropiación de formas cada vez más extensas de territorio, la guerra constituye a lo largo de la historia humana la forma de expansión de los clanes, tribus, países, etc. No en vano los romanos elaboraron el concepto de la "res nullius" concepto utilizado para referirse a la cosa que carece de dueño o, teniéndolo, es imposible su identificación, figura jurídica que los castellanos utilizaron para hacerse con los territorios americanos cuando se dio la conquista, sintetizando, a nuestro entender la res nullius permitía que los territorios arrebatados fueran a parar al dominio de los conquistadores. En Argentina, la conquista del desierto constituyó un acto de arrebato de la tierra a sus legítimos poseedores, los pueblos originarios para proporcionárselo a los militares y familia patricias a bajo costo o sin costo alguno.
La pregunta es: ¿qué tiene de sagrado la propiedad privada? En el campo microeconómico cada uno de nosotros considera que un campo, un lote, una casa, un auto es el producto de su esfuerzo legítimo que ha comprado con el producto de su esfuerzo. Pero si seguimos la trazabilidad de cada propiedad veremos que tiene un punto de partida que se corresponde a la apropiación ilegítima por medio de la violencia. A lo largo de los tiempos los grandes imperios despojaron de sus bienes a los "legítimos dueños" que a la vez los habían obtenido de otros dueños que se consideraban legítimos poseedores de esos bienes, aun cuando ellos se los habían quitado por la fuerza o dueños anteriores.
El capitalismo lo único que hizo fue crear un ordenamiento jurídico por el cual mediante un sistema administrativo y con intervención de lo que denomina el sistema judicial fue reemplazando la apropiación violenta por el derecho de posesión basado en una operación de alta significación social como lo es la compra, aun así hasta en la actualidad continua el despojo de bienes muebles e inmuebles en nuestra sociedad humana basado en la usurpación, la ocupación directa sin mediación de ningún intermediador judicial como lo es las ocupaciones de tierras, viviendas (ocupadas o desocupadas), etc..
Si bien las leyes establecidas a lo largo de la historia de los países han creado un orden jurídico que justifica el derecho a la posesión de tierras, inmuebles, etc., este derecho fue establecido cuando gran parte del mundo se había repartido y cuando los estados nacionales se constituyeron y legislaron las formas de propiedad que regían fronteras adentro. Esta legislación se basó en la organización de leyes fundamentales que establecieron el carácter inviolable y "sagrado" de la propiedad, pero estas definiciones legales tuvieron como norte el interés específico de los grupos dominantes en las diferentes sociedades, y es así que la propiedad paro a pertenecer a la gran burguesía y las burguesías nacionales, que se constituyeron en dueños de la mayor parte de los bienes de los diferente países, es por ello que hoy el 1% de la población humana es "propietaria" del 51% de los bienes existentes en el planeta. Mientras que los grandes burgueses mundiales gozan de la propiedad y son soberanos de tierras, viviendas, tecnologías, etc., el restante 99% debe conformarse con repartirse el restante 49% de la propiedad del planeta.
Pero el robo perpetrado por la burguesía no se limitó a adueñarse por la fuerza de los bienes existentes en cada momento, por el contrario, las diferentes sociedades fueron estableciendo diferentes modos de avasallamiento de los sectores más débiles de la sociedad y se apropiaron de la producción que realizaban esos sectores. Así, podemos ver como las sociedades antiguas se basaron en una forma de apropiación de lo producido por los trabajadores con la figura del esclavo, que era un sujeto desprovisto de derechos y que debía trabajar toda su vida para el esclavista recibiendo como recompensa tan solo la provisión de un misero bocado para su subsistencia o algún harapo para cubrirse. Durante la larga noche feudal esto cambio, en la medida en que el siervo de la gleba se convierte en un vasallo del apropiador de su producción que se apropiaba de la mayor parte de lo que producía a cambio de una supuesta cobertura de los riesgos a los que sometían a las poblaciones feudales las continuas invasiones de otras regiones u otros feudos (invasiones bárbaras, Hunos, Mongoles, Otomanos, etc.).
La gran innovación del capitalismo es la eliminación de la esclavitud de los cuerpos para fundar la esclavitud del trabajo asalariado, es decir que el capitalista comienza por comprar la fuerza de trabajo durante una cantidad de horas, en las cuales el trabajador se ve sometido a la categoría de esclavo a cambio de un salario. Lo producido por el trabajador es vendido en el mercado a un determinado precio, el trabajador recibe una mínima parte de ese precio que en muchos casos no le alcanza para satisfacer sus necesidades básicas y reproducirse para mantener el nivel de fuerza de trabajo existente en cada país, pero cuando sale de la fábrica, a diferencia del esclavo de las sociedades antiguas el capitalista se libera de cualquier obligación de manutención del trabajador, quien es responsable de cubrir sus necesidades, en el capitalismo el principal derecho de los capitalista es apoderarse de la mayor parte de la riqueza producida y el de los trabajadores es el derecho a pasar hambre y morirse de inanición si el salario es insuficiente, El abuso de la burguesía ha sido tan flagrante que a lo largo de la historia los trabajadores debieron organizarse en sindicatos y tradeuniones para poder defender su poder adquisitivo y limitar la apropiación indebida de los empresarios que se apropiaron cada vez más de los producido par los trabajadores, situación que es más violenta en los países en desarrollo que durante los últimos siglos debieron enfrentar el robo que significó la apropiación de parte de una minoría privilegiada de lo producido por su trabajo, minoría que estuvo constituida por los explotadores autóctonos (burguesías nacionales) y los explotadores transnacionales que no solo roban las riquezas generadas por el trabajo de los obreros y empleados sino que se apropian, con la complicidad de los gobernantes y explotadores locales de las riquezas y bienes que existen en los países con burguesías más débiles y corruptas como los países árabes, latinoamericanos, asiáticos y africanos que se ven despojados de su litio, diamantes, oro, petróleo, tierras, bosques, etc.
Sostener que la propiedad es sagrada supondría que los que tiene dinero, incluso aquellos que no tienen justificado su origen, pueden apropiarse de todo en la forma que mejor les parezca, así, por ejemplo, durante la dictadura militar genocida, las patotas se apropiaban de bines de los desaparecidos para su usufructo personal. Se llego al caso que en muchos casos como el de Papel prensa donde el grupo Clarín robó a punta de pistola y mediante la amenaza bajo torturas esta empresa, según la narrativa en todos los medios de la familia de Graiver, los perjudicados.
Mas aún bajo la forma democrática burguesa, durante el gobierno de Macri, empresarios de medios, energía, etc., fueron perseguidos y encarcelados por diferentes instituciones del estado para que Macri y sus amigos pudieran usurpar las empresas de estos empresarios. Como puede verse la propiedad para los capitalistas es sagrada en tanto y cuanto sea la suya, la de los otros es simplemente profana. Tan profana que en la provincia de Jujuy se reformó la constitución para apropiarse del litio existente en tierras que les pertenecen a los pueblos originarios, entre otro de los tantos atropellos cometidos por el gobierno radical de Morales.
El problema que bajo el capitalismo es muy difícil apartarse de la lógica de mercado que gobierna las conciencias de los ciudadanos. Nadie aceptaría declinar sus propiedades, por pocas que sean porque sabe que ello solo conduce a su inmolación económica y al enriquecimiento de otros, aquellos que manejan los resortes de poder de la sociedad. En el capitalismo, en todo el capitalismo globalizado, las experiencias de dominio colectivo de los bienes en los que se practique la máxima de Marx “a cada cual según su necesidad, de cada cual según su capacidad” es inaplicable, dado que para ello es necesario un cambio radical en las formas culturales, que se traducen en formas de conciencia colectiva mediante la cual cada uno de nosotros reconoce la posibilidad de tener los recursos necesarios para desenvolverse en sociedad y a la vez aporta lo mejor de sí para aportar al progreso social que en el marco de la comunidad de productores iguales redunda en el progreso de todos los miembros de la sociedad.
La lógica de mercado se asienta en un concepto de propiedad, que es fantasmático y se adecúa a las necesidades de las burguesías, sobre todo porque la interpretación del derecho constitucional es equivoca y las resoluciones del sistema judicial son tomadas por intelectuales orgánicos de la fracción dominante de la burguesía, no es igual para todos. Si Ud., vive en un barrio popular no tiene derecho a cualquier propiedad, sino solo aquella cuyo precio está de acuerdo con sus posibilidades económicas, y si n o tiene recursos para comprar
Una por mas modesta que sea, tiene el derecho a alquilarla, o si aun así sus recursos son insuficientes puede vivir en una casa precaria, en un terreno usurpado desde la perspectiva del capitalismo o directamente vivir en la vía pública. Pero lo que la configuración de la sociedad capitalista le asegura es que nunca podrá tener como propiedad una mansión en Miami, un jet privado para viajar adonde quiera, un yate para navegar las aguas más exóticas, ni tan siquiera puede aspirar a una mas modesta casa de dos plantas en un barrio privado porque, aunque la suerte lo acompañara y la recibiera de herencia no podría pagar los costos que vivir allí tiene.
El capitalismo se rige por la ley de la concentración creciente y constante de la riqueza en pocas manos, no existe capitalismo bueno o generoso, todos los burgueses explotan mano de obra para obtener y acrecentar sus propiedades, en esa exacción constante de los sectores populares y de las naciones mas débiles poco importa a la burguesía las condiciones en la que deja el planeta, poco le importan la situación en la que vivirán las generaciones futuras, solo le importa el presente dado que el pasado pone en evidencia el carácter dañino que ha tenido y tiene para el planeta el desarrollo de capitalismo y se desinteresa del futuro dado que sabe que su existencia esta llevando al mundo y a la humanidad al desastre. La burguesía es como la aporía del escorpión que le pide a la rana que lo cruce en el río que no la va a picar, pero a mitad de camino, en medio del río el escorpión pica a la rana, ella le dice porque lo hiciste ahora moriremos los dos y el escorpión le contesta porque es mi naturaleza.
La burguesía tiene el fin de acaudalar bienes y propiedades porque es su naturaleza, naturaleza egoísta, avara, retentiva q la que no e importa las consecuencias de sus acciones, solo la ganancia que incremente sus grande propiedades.
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