viernes, 22 de enero de 2016

Estado, poder y política en la post modernidad.


En el capitalismo es frecuente que se confundan algunos términos que están muy relacionados, esta confusión aparece también, aunque suene extraño en los ámbitos académicos. Me refiero precisamente a lo que implica el estado, el gobierno, la nación y el poder. Comencemos por el primer término, en la concepción más clásica de Marx, en la sociedad de clases, el Estado constituía el instrumento de dominación de una clase sobre la otra. A lo largo de la historia, las diferentes clases dominantes ejercieron su poder y dominio sobre las clases subordinadas en base a dos instrumentos muy claros, por un lado, la ideología que, como falsa conciencia, como el velo que se extiende ante la conciencia de los dominados para limitar la comprensión de la realidad de parte de estos últimos, la ideología siempre muestra a la vez que oculta. En el capitalismo, la ideología transmite a los desposeídos algunas realidades que se comprenden desde el sentido común. No es posible luchar contra el sistema injusto que otorga a unos pocos la posibilidad de gozar lo que a la gran mayoría le está vedado, y no es posible esa lucha porque pobres ha habido siempre. También la ideología pretende sacralizar la propiedad privada como algo que está casi, lindante con lo divino, la propiedad privada sobre los medios de producción, y su correlato la existencia del mercado, constituyen algo que ha existido desde que el hombre es hombre, diría mi tía veneranda. La política es para ayudar a la gente a vivir mejor dicen muchos políticos, lo que no se explica es, a que gente la política ayuda a vivir mejor, porque que yo sepa, luego de más de dos siglos de ejercicio de la política en nuestro país, no ha sido frecuente que los pobres de beneficiaran de ella en gran medida, más aun, en la ideología democrática representativa la política es solo una profesión ejercida por unos pocos, la clase política, que al definirse como clase se separa de la sociedad a la vez que separa la política misma. Ud., en la democracia representativa vota cada un cierto número de años a personas pertenecientes a esta mal llamada clase para que ocupen cargo deliberativos o resolutivos, los que, una vez elegidos no tienen que dar cuenta a nadie de lo que votan o deciden, más aun, pueden prometer cosas durante la campaña que saben que no van a cumplir y luego hacer o votar cosas que nunca prometieron. Otro elemento de la ideología burguesa es la consideración de las fuerzas de seguridad como servidores públicos. Marx decía que hasta el más humilde de los policías podía, en el capitalismo, detener al más encumbrado de los burgueses. También se considera servidores públicos a los jueces y fiscales que imparten justicia y la ideología burguesa nos hace creer que esa justicia impartida es verdadera, y permite que los que delinquen sean penados. Pues les tengo malas noticias, por lo general los delincuentes que son penados en el capitalismo son aquellos que no tienen recursos y se apropian de sumas insignificantes, o los que, ganando fortunas, como los narcotraficantes, lo hacen mediante prácticas y relaciones sociales feudales que ponen en riesgo al sistema en su conjunto. Las cárceles de los EE.UU. que tiene un cuarto de la población encarcelada del mundo, y que como en la mayoría de los países capitalistas se hallan superpobladas por personas provenientes de los sectores más vulnerables, y cuando, como en los EE.UU. se aplica la pena de muerte, los ejecutados pertenecen casi siempre a sectores de bajos recursos, aquellos que por no tener dinero no pueden pagarse un abogado o un ejército de abogados que encuentren la forma de que puedan eludir la acción de la justicia burguesa. Podríamos realizar una crítica a todos los supuestos de la ideología burguesa, pero ello llevaría ríos de tinta (perdón de bits) lo que no es el objeto de este artículo, solo queremos dejar en claro que es lo que la ideología burguesa muestra de algunos hechos como estos y lo que en el mismo movimiento oculta. ¿Como se coloniza la mente de los oprimidos para lograr que acepten esa ideología de la clase dominante como propia?, pues mediante una serie de instituciones como la escuela, las empresas, los medios de comunicación, los partidos políticos, etc. Los medios de comunicación, desde la invención de la imprenta se han ido constituyendo en una de las instituciones privilegiadas para el logro de la dominación de clase en el capitalismo. Hemos afirmado en diversos artículos que las personas como Ud., o yo, o cualquier ciudadano solo podemos conocer aquello que se halla en el radio de nuestra percepción. Ud., solo percibe a través de sus oídos, vista, olfato, gusto y tacto solo aquello que está al alcance de esos sentidos, en épocas recientes se ha hablado de un sexto sentido, la intuición, que posibilitaría sacar conclusiones de los datos que los otros sentidos nos proveen y que no necesariamente nos damos cuenta de cómo llegamos a esas conclusiones, por ejemplo, los presentimientos, las certezas intuitivas, el fenómeno de dejá vú. Pero aun la intuición es de alcance limitado y está sometida a las reglas de contexto. Si lo que podemos percibir es limitado. La pregunta que surge es: ¿Cómo conocemos el resto de la realidad?, pues bien, podríamos decir que allí entra en juego junto a este sexto sentido, la intuición, la capacidad de discernimiento (reflexión y capacidad crítica autocritica) que funcionan también sobre la base de datos que tomamos de nuestros sentidos ampliados, los medios de comunicación. Yo nunca estuve en Jujuy, y alguien podría decirme que no puedo opinar sobre si Milagros Sala es o no una delincuente. Algunos afirmarán que lo es porque tiene procesos, esto es erróneo, un proceso se le puede abrir a cualquiera, culpable o inocente, pero el derecho positivo dice que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, el problema es que quien tiene a cargo esa demostración es un juez, es decir una persona corriente a la que se le ha investido de la potestad de dictaminar según su interpretación de la ley, nótese que digo interpretación de la ley y no de la ley porque nunca la ley es clara y precisa y además los jueces como todos los ciudadanos pueden corromperse, comprarse, responder a intereses parciales de tal o cual sector político o empresarial, en tal o cual contexto. Se conocen muchos casos de personas inocentes que fueron condenadas y ejecutadas o pasaron largos años en la cárcel por decisión de un juez, fiscal o abogado venal o corrupto, también existe lo que se conoce como “plantar pruebas” práctica muy común que realiza la policía (recuérdese el jarrón de Coppola). Es frecuente que una persona sea condenada por sectores del periodismo corrupto que en función de sus intereses o participación política, o tan solo por un miserable salario estigmatizan a las personas, prenda el televisor y observe como “periodistas” sicarios de los grandes empresarios mediáticos como Clarín, La Nación, Perfil, como Jorge Lanata, Nelson Castro, Leuco, Luis Majul, Marcelo Longobardi, Van Der Koy, Blanc, y tantos más que la lista sería interminable, estigmatizan a diario a Milagros Sala, logrando que mucha gente prejuiciosa e ignorante y que tiene apolillado el cerebro por no hacer uso de él, condene a la dirigente popular. Por otro lado, tenemos, los que la apoyan y que por lo general no cuentan con los recursos de difusión de los grandes medios concentrados, tratan también de establecer la inocencia de la militante, aunque para ello solo puedan hacerlo con la movilización y las redes sociales. En el medio está Ud., ciudadano probo y honesto, que no sabe a quién creerle. Pues bien, la única manera de formarse un criterio es a través de recorrer diferentes medios con opiniones contrapuestas, y por ejemplo, en lugar de ver solo T.N. y pensar que lo que se dice allí es la verdad, puede mirar otros canales como C5N, Telesur, CN23, o leer Tiempo Argentino u otros medios como El País de España, el New York Times de Nueva York, el Times de Londres. Ud. podrá decirme que no tiene tiempo para ello, pues bien si lo tiene, es una opción, en lugar de ver la T.V. chatarra como el Bailando, a Mirta Legrand, Susana Giménez, etc., dedique parte de ese tiempo a informarse, cotejar la información y sacar conclusiones, le aseguro que si todos hiciéramos así, el país en el que vivimos sería mucho mejor. Ahora bien, la historia demuestra que con la ideología no es suficiente para dominar a una masa desposeída, que periódicamente las masas se desbordan y expresan su odio de clase hacia los sectores dominantes mediante asonadas, insurrecciones, revoluciones varias, como en el París de 1789 y 1848, Moscú y San Petersburgo en 1917, Berlín en 1919, y más cerca nuestro las grandes revoluciones del siglo XVIII y XIX en América Latina, o los movimientos insurreccionales en Argentina en 1890, 1905 (cuando los radicales tenían principios republicanos y no como ahora que son corruptos, autoritarios y venales) 1919, etc., y cada vez que se levantaban las masas pasaban a degüello a muchos burgueses y ricachones. ¿Cómo sobrevivió el capitalismo?, esencialmente, durante los siglos XVII, XVIII, XIX y XX mediante el uso de las fuerzas de seguridad, la policía y el ejército (además de milicias reaccionarias que atacaban periódicamente a los trabajadores. Las fuerzas de seguridad son el brazo armado de la burguesía, sus integrantes están formados para reprimir sin piedad a los trabajadores que protestan, y para ello usan la tortura, el asesinato, los camiones hidrantes, gases, balas de goma y si es necesario de plomo, napalm, armas químicas, etc. Ni una ni la otra son totalmente eficaces por separadas, el absolutismo cayó porque su construcción ideológica ya no podía contener a las masas hambrientas de Europa (Mao Tse Tung decía que con las bayonetas puede hacerse cualquier cosa, menos sentarse sobre ellas) y la represión no fue una respuesta adecuada para su subsistencia. Los estados mal llamados socialistas demostraron que su ideología de libertad (o falsa libertad) no fue suficiente para contener a las masas que querían cada vez más, vivir como en occidente y sus servicios de seguridad sucumbieron sin luchar en la caída del muro de Berlín. El segundo punto es la cuestión del poder, he señalado, siguiendo a Foucault, que el marxismo clásico tiene una concepción negativa y centralizada del poder. Para esta corriente de pensamiento el poder se encuentra situado en el Estado y su objeto es garantizar el dominio de clase en la sociedad capitalista. La negatividad del poder reside que la función del mismo es impedir que las clases y sectores subordinados tengan participación en la gestión del Estado. A partir del autor de referencia, consideramos que el poder no se encuentra situado en ningún lugar, sino que el mismo tiene una circularidad social, y se organiza como redes de poder con nodos que son inestables y cambiantes. Niklas Luhmann pensaba que el poder es también un medio de comunicación generalizado basado en códigos, el poder no es solo un obstáculo, por el contrario, transmite información. El poder es además de un artefacto de impedimento una posibilidad de creación, es un poder hacer y esta característica del poder, como poder positivo es lo nuevo que se ha agregado a los estudios más recientes sobre el mismo. A todo esto, es necesario incorporar al análisis, una cuestión de las sociedades post modernas en las que el control social ha derivado de la represión y encarcelamiento de los cuerpos a formas más sofisticadas de control, que se basan en las nuevas tecnologías de las telecomunicaciones y la información y en el desarrollo de modalidades de construcción ideológica que perforan nuestro sentido de la realidad y organizan nuestro pensamiento según los intereses de la clase dominante. Para ello, en la sociedad post moderna juegan un papel clave los medios de comunicación de masas (radio-televisión y prensa escrita) los que al constituirse en corporaciones concentradas pueden manipular las opiniones de los ciudadanos legitimando aquello que les interesa legitimar y deslegitimando lo que les interesa deslegitimar, Si bien los medios no tienen el control absoluto del pensamiento colectivo, pueden manipularlo mediante tergiversaciones, falsedades, segmentación de la realidad, aunque ello no sea definitivo, Un ejemplo es la demonización de dirigentes populares como Milagros Sala que llevó a que en una encuesta realizada en Bs. As. Personas que ni siquiera la conocían y no conocían la realidad jujeña, ni la obra de la líder, la tildaran de negra sucia, corrupta y prepotente, mientras que avalaban a un personaje deleznable como Morales, el gobernador, que en el comentario popular se lo tilda de corrupto y con relaciones con el narcotráfico, Macri, en una actitud especular con la izquierda más tradicional, pretende volver la rueda de la historia hacia atrás, e implementar políticas de control social propias de capitalismo industrial de los siglos XVIII, XIX y XX, en los que lo predominante eran los estados policiales, que lograban que los trabajadores aceptaran mansamente el orden social, En los primeros treinta días de gobierno el signo distintivo del macrismo fue la represión violenta de la protesta social, la judicialización de la misma, la persecución de los líderes populares (por ej., el caso Milagros Sala y el plan del macrismo duro de avanzar contra Cristina Fernández de Kirchner, La Campora, y las organizaciones y partidos de izquierda y populares). En consonancia con esta política, los funcionarios de gobierno han implementado una política de provocación que va del insulto liso y llano a los trabajadores, con fuertes componentes racistas y discriminadores (véase las declaraciones de su ministro de economía Adolfo Prat Gay), pasando por amenazas y extorsiones con una desocupación que el mismo gobierno se ha encargado de potenciar (despido de más de 30000 empleados del Estado y una creciente ola de despidos en el ámbito privado) o lisa y llanamente acciones de violencia contra los diputados y políticos opositores (reciente desalojo de la oficina de un diputado del PJ por medios violentos). Si bien la democracia representativa no constituye el modelo más acabado de democracia, y en el mundo se desarrollan experiencias de democracia directa, participativa, ella es una forma de gestión del Estado que posibilita el recambio en el marco democrático. Cuando no se respetan las normas de funcionamiento democrático y se ignoran las leyes, como ocurre en Argentina, donde se nombran jueces adictos al gobierno por decreto, se modifica la coparticipación por decreto, se encarcela a las personas sin juicio previo, se reprime salvajemente la protesta social, se injuria e insulta a los trabajadores, se está en una situación intermedia entre una democracia representativa y una dictadura, dado que aunque el gobierno del PRO-RADICALISMO ha sido elegido en elecciones libres y democráticas, el comportamiento al margen de la ley posterior lo aproxima peligrosamente a una dictadura. Esto es tan así que la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos está interviniendo en la política vernácula reclamando la libertad de Milagros Sala (primera presa política del macrismo) viendo con preocupación la evolución de los derechos humanos en Argentina. Esta situación se da en el marco de una división tajante de la población del país en dos mitades casi iguales tremendamente enfrentadas y en la que desde los medios de comunicación los periodistas militantes del macrismo alimentan el odio y la confrontación continuando con su acción de mentiras, injurias, ofensas, falsas denuncias, contra el gobierno anterior y con una actitud de ocultamiento de los aspectos más oscuros de la cuasi dictadura macrista. Además, en solo treinta días asoman actos de corrupción en el nuevo gobierno como la entrega de la televisación de los partidos de los principales equipos de futbol grupo Clarín con lo que se abandona la idea de futbol para todos, dado que en el interior los canales de Bs. As que televisaran esos partidos no llegan con su señal y los más vulnerables no podrán verlos porque para ello habrá que pagar el abono de cable que muchos no pueden hacerlo por falta de recursos, Argentina vive un momento de transición en el que se juega su futuro democrático, si la población no se moviliza en defensa de la democracia y el estado de derecho, los halcones del gobierno impondrán sus políticas de ajuste con violencia y represión mediante el uso de la fuerza pública para controlar la protesta social, en este marco se inscribe la declaración de emergencia en seguridad con la reaccionaria ley de derribo (que es una acto de implementación dela pena de muerte en Argentina) y que no apunta, como afirma el gobierno, a avanzar en la eliminación del narcotráfico y el crimen organizado, sino que es un primer paso para conculcar el estado de derecho, luego vendrá la declaración del estado de sitio y finalmente la implantación de la dictadura lisa y llana. Hoy el gobierno está a tiempo de cambiar el rumbo, al menos en los institucional, respetando la ley y cogobernando con el parlamento, como lo hizo a lo largo de doce años el gobierno kirchnerista, en ese caso estará integrando a la Argentina al mundo democrático. En el caso contrario estará retrocediendo varios casilleros en dirección a un pasado de represión, ajuste, violencia y dictadura. Pero debe saber Macri, que un pueblo que gozó durante doce años de democracia y libertad, con ampliación de derechos, pluralidad política e inclusión social no dejará que le arrebaten sus logros, en ese caso la responsabilidad de la guerra civil será enteramente del gobierno del PRO-RADICALISMO. Hasta la próxima

miércoles, 13 de enero de 2016

El oscuro objeto del deseo pequeño burgués.


He recortado de diversos sitios de internet algunos datos de los “Sans Culottes” y los enrages (rabiosos). El interés de recordar este sector social de la revolución francesa obedece a clarificar con mayor precisión quienes son “los amigos del pueblo”. Aclaro que los párrafos que presento a continuación no son de mi autoría, son recortes realizados a algunos artículos de los muchos que circulan por internet. Los “Sans culottes” constituían un grupo heterogéneo de personas, eran trabajadores independientes, pequeños comerciantes y artesanos (carpinteros, sastres, etc.). Lo que los unía con mayor fuerza eran las condiciones de vida a las que estaban sometidos, vivían en las barriadas pobres de París, no tenían propiedades (por lo que en el sentido de ciudadanía al comienzo de la revolución les negaba la participación) el término era sinónimo de “desarrapados” y se aplicaba a las clases sociales populares de la Francia de ese período. Desde el comienzo de la revolución se constituyeron en aliados de la burguesía, alineándose con el sector más revolucionario de la misma. Una de las más claras diferencia con los burgueses era su forma de hablar, lo hacían mediante el tuteo igualitario, al contrario del rígido protocolo clasista de tratar de «vos» o «Señor». En su mayor parte eran artesanos y tenderos, aunque también hubiese asalariados y algunos campesinos. Ellos protagonizaron la toma de la Bastilla en 1789 y el asalto al Palacio de las Tullerías de 1792. Tal fue la presión que ejercieron sobre los diputados a la hora de votar sobre la condena a muerte de Luis XVI que resultó decisiva para que el monarca acabase en la guillotina. Fueron los militantes radicales de la clase baja, gente común que no formaban parte de la burguesía, la aristocracia o la familia real. Eran mayoritariamente trabajadores urbanos, y a pesar de que no estaban bien equipados, eran los que formaban la masa del ejército revolucionario durante los primeros años de la Revolución. “Tú no tienes experiencia de la Revolución, y no sabes lo que puede pasar en una Comuna cuando ordena el toque de generala y repicar a rebato”, le comentaba un veterano “Sans-culotte” a un joven guardia nacional en la noche que cayó Robespierre. En mayo de 1795, empujados por el hambre y las desigualdades que la Revolución no consiguió erradicar, una muchedumbre proveniente de los barrios humildes de París asalta la sala de sesiones de la Convención. En los sucesos se dispara contra un diputado, se le decapita y exponen sobre una pica su cabeza al presidente de la asamblea. Entre la multitud un ciudadano se dirige a los demás diputados y les grita: “¡Marchaos todos! ¡Vamos a formar la Convención nosotros mismos!”. Y otra voz dice: «Queda suspendido todo poder que no proceda del Pueblo». A estos sucesos se les conoce en historia como las jornadas del Pradial, que fueron brutalmente reprimidas por las tropas militares bajo las órdenes de la burguesía termidoriana. Esto supuso el fin del movimiento popular de los “Sans-culottes”, protagonistas directos de la Revolución Francesa. Quienes eran los líderes de este grupo social. A diferencia de la burguesía revolucionaria, encabezada por Robespierre y los jacobinos, hubo una serie de personas que conocían directamente la situación miserable del pueblo. Ellos fueron los portavoces de los descamisados de las secciones y sociedades populares. Reclamaban una mejor política social a favor de los pobres: tasación de los productos básicos, circulación del asignado, requisa de los granos, limitaciones a los ricos y la eliminación de los especuladores que se beneficiaban a costa del pueblo. Eran los «enragés» (los rabiosos) que se atrevieron a atacar directamente a la burguesía y abogaban por una democracia popular y la nivelación social y económica. El más conocido fue el ex cura Jacques Roux (el cura rojo), que al comienzo de la Revolución participó en la quema de castillos nobiliarios. Abandonó el sacerdocio y fue uno de los líderes de la Sección de los Gravilleros. Formó parte del Consejo General de la Comuna de París y fue la voz radical de los más necesitados. Su fama creció durante la crisis económica y la escasez, hasta terminar molestando a los jacobinos que lo metieron preso; antes de ser guillotinado prefirió suicidarse. Otros dos famosos “enragés” fueron Teóphile Leclerc y Jean Varlet. El primero se hizo notar como un gran orador que atacó a la monarquía; hizo causa común con Jacques Roux en el tema social y criticó al gobierno revolucionario; fue denunciado por los jacobinos y tuvo que alistarse para el frente para salvar su vida. Jean Varlet se hizo famoso por arengar en los suburbios a los transeúntes desde una banqueta o tarima rodante, a diferencia de los otros dos, su discurso era más político que social; cuando la dictadura jacobina empezó a perfilarse y limitó el número de asambleas generales de las secciones, protestó y fue detenido; la defensa de los «sans-culottes» logró su liberación, pero quedó prontamente neutralizado. También podemos añadir a una predecesora del feminismo, la actriz Claire Lacombe que encabezó el Asalto de las Tullerías. Formó parte de la Sociedad de Republicanas Revolucionarias que invadieron la Convención, y se atrevió a tratar de «Señor» (que era un insulto) al mismo Robespierre. Los jacobinos enojados disolvieron la sociedad y terminaron encarcelándola. Los girondinos y los jacobinos representaban el programa político económico de la burguesía, la que destituida la monarquía aspiraba a entronizar su mundo burgués basado en el libre mercado, la democracia representativa y los derechos del hombre. Obsérvese que las dos consignas en pugna, libertad e igualdad, entre los dos sectores sociales revolucionarios en la Francia de 1789 que eran la burguesía y los sectores vulnerables, pobres y olvidados de París. La burguesía operaba desde dos proyectos políticos, uno de la burguesía centrista, los girondinos, más proclives a desarrollar un estado negociado con la vieja clase dominante y el otro radical revolucionario, encabezado por Robespierre (los jacobinos) partidarios de reformas radicales que pretendían dejar fuera del poder a la vieja clase dominante. Los jacobinos eran radicales, pero también burgueses, en ningún momento avanzaron sobre el derecho a la propiedad privada, y su fundamental énfasis estaba puesto en la lucha por la libertad. Los “Sans Culosttes” en cambio estaban más interesados en sus derechos políticos y en la igualdad en todos los sentidos, de nada vale la libertad si no está acompañada de la igualdad entre los ciudadanos. No es que exista dicotomía entre estos dos términos. pero de nada vale tener libertad para morirse de hambre, y poco dura la igualdad cuando se desarrollada en el marco de sociedades sin libertad. El ejemplo de la primera afirmación son las sociedades burguesas de los siglos XVIII, XIX y XX en las cuales la desigualdad creció sin límites, donde los sectores más sumergidos de la escala social sufrieron todo tipo de explotación y ultraje a manos de los burgueses que se hicieron cada vez más ricos. Cuando un burgués habla de libertad es necesario solicitarle que precise a que se refiere, porque en general esta clase lo hace en clave económica, preconizando la libertad de mercado y el estado mínimo, dejando librada la suerte de los trabajadores a su sola voluntad individual, lo que frente al poderío de las corporaciones los convierte en un juguete manipulable. La burguesía en el marco del capitalismo no pudo, ni quiso resolver nunca el problema de la desigualdad, ni aun en países que tienen una pirámide social más achatada como Noruega, Suecia o Dinamarca. Hoy la sociedad humana es más desigual que durante el imperio romano (hemos dicho varias veces que según el Banco Mundial el 1% de la población mundial es dueña del 40% de los bienes del mundo), no debemos ser ingenuos y aceptar sin críticas el relato de los medios hegemónicos reaccionarios que pretenden hacernos creer que no hay otro sistema económico mejor que el capitalismo, ni otro sistema político mejor que la democracia representativa burguesa. En la otra punta de las afirmaciones, no dura la desigualdad sin libertad, el ejemplo más claro es la revolución rusa que a partir de la NEP (Nueva Política Económica) implementada por los bolcheviques en el poder dirigidos por Lenin alrededor de los comienzos de la década del veinte del siglo pasado, con la cual se abandonó la senda socialista de organización social económica de la URSS y se implementó un capitalismo monopolista de estado. Lo que fracasó en la URSS y el bloque socialista y que lo llevó al colapso en 1989 con la caída del muro de Berlín no fue el socialismo, el socialismo como sistema económico nunca estuvo en la agenda de ningún gobierno del mundo, lo que fracasó en la URSS es el capitalismo monopolista de estado que desarrolló un gobierno burocrático que traicionó todas las banderas de octubre (aconsejo leer Rebelión en la Granja el brillante libro de Orwell donde se critica a este sistema). Los pocos “socialismos reales” que quedan hoy en el mundo (China, Corea, Vietnam, Cuba) demuestran que este modelo de organización dictatorial y autoritario del estado sobre la base de una estructura económica de relaciones capitalistas no conduce a la igualdad sino a una desigualdad igual o mayor que en el capitalismo (véase los niveles de riqueza de los magnates chinos) que ahoga todo intento popular de rebeldía (Kronstadt en la URSS, Tiananmén en China, masacres en Corea del Norte, asesinato de Ochoa y miles de presos políticos en Cuba, represión de la primavera de Praga, represión en Budapest en 1954, el archipiélago de Gulag, etc.). Cuando no hay libertad en cada protesta, en cada desavenencia, nos jugamos la vida, cuando no hay igualdad es muy difícil que los trabajadores explotados y oprimidos tengan espacio para la reflexión y la crítica. Los “Sans culottes” fueron ferozmente reprimidos por la misma burguesía revolucionaria encarnada por los jacobinos y sus líderes encarcelados, deportados o guillotinados, pero su ejemplo es válido porque no fueron enceguecidos por el espejismo del relato democrático burgués, ellos sabían que su lucha caminaban junto a la de la burguesía durante un cierto tiempo, pero que en algún momento los caminos se dividirían y la contradicción latente se haría manifiesta. No fueron los únicos mártires de la historia contemporánea, muchos marxistas y anarquistas revolucionarios se inmolaron (con razón o equivocados) en la pira sangrienta de la lucha por la igualdad, recordemos a Rosa de Luxemburgo y a Karl Liebknecht en 1919 en Alemania, a León Trotsky en 1940 en México, a Andrés Nin Pérez en 1937 en España, a Farabundo Martí en El Salvador en 1932, Augusto Sandino en Nicaragua en 1934, Severino Di Giovanni y Joaquín Pennina en Argentina en 1931 y 1030 respectivamente, y la lista sería interminable. La revolución no es tarea de mediocres, tibios e indecisos, que terminan no haciendo nada y naufragando en las aguas borrascosas de la ideología burguesa, constituyéndose en el ala izquierda de los procesos de explotación, ni de ansiosos, aventureros y violentos que necesariamente fracasan por querer servir la comida en forma rápida. La revolución social es un plato que se sirve frio, tomándose el tiempo para prepararla, que no la hace un líder, ni una generación, se va desarrollando por capas acumulativas de experiencias (Marx decía que a diferencia de las revoluciones burguesas que avanzaban de éxito en éxito, las revoluciones proletarias lo hacían de éxito en fracaso, avanzaban un paso y retrocedían dos) para lograr en algún momento la transformación de la cantidad en calidad, solo se hacen posibles cuando en la base social ha anidado el pensamiento crítico y reflexivo, cuando todos los actores han procesado en términos de conciencia y conocimiento que les permite considerar las características de la explotación capitalista, cuando predomina en la sociedad valores éticos de solidaridad, cooperación, aceptación de la diferencia, libertad de expresión, igualdad, etc., y todos los actores sociales son capaces de enunciar un programa de transformación radical que permite avanzar en términos de igualdad pero respetando la libertad. La revolución proletaria es ecuménica, no defiende los derechos de una clase, como en el caso de la burguesía que construyó una sociedad desigual (el capitalismo) para gozar de los privilegios que la propiedad privada le permite, por el contrario el proletariado busca crear una sociedad de derechos para todos, en la cual sus propios derechos desaparecen diluidos en el conjunto, y el cómo clase se funde con todos y se anula en el mismo movimiento en que anula las demás clases sociales. No es una sociedad de antagonismos, por el contrario, al dar cada uno según su capacidad y recibir según su necesidad se anulan los sentimientos perniciosos como la envidia, la avaricia, el afán de poder, etc., y cada cual puede disfrutar de su vida en plenitud. La sociedad socialista ha sido definida genialmente por Marx en una obra poco visitada por los llamados marxistas, La Ideología Alemana, y constituye una utopía que alumbra el camino de transformaciones de la especie humana, camino que no se inicia en el presente, y que no va a terminar nunca, es la utopía humana que nos habla de nuestra naturaleza y que nos dice que el espíritu humano depredador al fin ha sido sometido por la cultura inaugurando una nueva etapa de nuestra especie. Hasta la próxima

lunes, 4 de enero de 2016

Pensar lo humano. (Capitalismo, neoliberalismo y subjetividad).


A lo largo de la historia de la humanidad, el hombre se ha preguntado sobre su esencia. ¿Qué es el hombre?, ¿cuál es la sustancia moral más importante del mismo?, tiene el hombre un alma?, ¿Y si la tiene, ese alma le da la posibilidad de ser virtuoso?. Los filósofos han ensayado múltiples respuestas, pero ninguna ha satisfecho la necesidad de determinar esa esencia de lo humano tan buscada. Hoy, es común, cuando se habla del ser humano, pensar en un ser caracterizado por la bondad intrínseca, el ser humano, dirán algunas corrientes filosóficas, es tener ética, moral, respetar las ideas y tener una vida práctica en consonancia con ellas. ¿Es esto cierto? Creo que la respuesta ensayada más arriba, aun que tiene importantes valores a rescatar, es el producto del idealismo burgués, que a partir de la revolución francesa, intentó crear una condición humana muy diferente a lo que el hombre es, y que está determinada por una esencia imaginaria que reúne condiciones de solidaridad, cooperación, bondad, altruismo, etc. Desde la escuela, estas virtudes, que son reales y que tal vez podemos encontrar en algunos hombres aislados, son preconizadas como virtudes propias de lo humano. Grave error, la antropología nos demuestra que el hombre es un animal depredador, destructivo, salvaje, que ha colonizado al planeta según intereses de clases o sectores de clases y que su principal interés es depredar, no solo al planeta, a las otras especies, sino a su propia especie. Los animales matan porque sus instintos les indican que de esa manera pueden satisfacer su necesidad de alimentos, no matan en vano, no matan por placer, lo hacen ante una necesidad alimentaria concreta. El hombre en cambio mata por necesidad, para alimentarse, y en eso no se diferencia del resto de las especies, pero también lo hace por placer, como una actividad lúdica, por codicia, porque alguien se lo ordena o le paga, y en eso sí, el hombre se diferencia del resto de las especies. ¿Sería una hipótesis realista afirmar que la especie humana está condenada a la violencia, a la agresión, a destruir a todas las especies, al planeta y por lo tanto a sí misma? Podría serlo según el punto de vista desde el que se mire. Los filósofos han lidiado con este interrogante a lo largo de la historia de la humanidad, y la verdad es que los ejemplos en favor de la hipótesis anterior abundan. Desde los comienzos de la organización social, esto es, desde que el hombre comenzó a abandonar la horda, caracterizada por un espíritu nómade y sin más reglas que la ley del más fuerte, y empezó a vivir en sociedades más o menos estables, con reglas aceptadas por los integrantes de cada una de estas comunidades la violencia entre las distintas comunidades ha sido el signo distintivo de la historia. Cuando estudiamos historia vemos que en cada uno de los períodos históricos existieron cientos de guerras (guerras entre países, entre ciudades, entre miembros de un mismo país o ciudad), la guerra se constituyó en el medio por el cual el hombre buscaba expandirse hasta los confines del mundo civilizado (o conocido). Imperios como el de Alejandro, o el romano se construyeron sometiendo por la violencia a otras civilizaciones, más aún, la antropología nos muestra que el hombre de Neardhantal convivió durante algún tiempo con el homo sapiens y no es desatinado pensar que fue extinguido por este último. Según Freud, existen dos instintos fundamentales en el hombre, el eros y el tanatos (instinto de vida e instinto de muerte). Este par dialéctico de instintos ha pugnado por siempre en todas las civilizaciones y aun dentro de cada miembro individual de la especie. La cultura sería la domesticadora de la pulsión tanática que lleva al hombre a la violencia y a su propia destrucción. Sería a través del mecanismo de sublimación como logramos vencer la compulsión a la violencia y la destrucción. El arte, la creación espiritual, la filosofía, las ciencias, constituyen la contracara de la violencia y a través de ellas se pueden producir conceptos y constructos que no son innatos en el hombre sino culturalmente aprendidos e introyectados. Los mismos gobiernos que impulsan las guerras, son mecenas de obras artísticas, los mismos actores sociales que se enriquecen con el sufrimiento y el sometimiento de las grandes mayorías son los que preconizan la caridad, la solidaridad, el logro del bien común. En las clases dominantes, a lo largo de la historia hemos observado un doble discurso, por un lado toman decisiones que empobrecen a la gente y por el otro aquellos mismos avaros hablan de la necesidad de mayor igualdad social, de mayor inclusión. Ni aun el dictador más despiadado sería capaz (aunque lo piense) de decir en público que el objeto de su tiranía es incrementar la pobreza y la indigencia, por el contrario en todas las dictadura existe un discurso de reivindicación de los más pobres y vulnerables de la sociedad. Esta bipolaridad de la estructura de personalidad de quienes gozan de los privilegios en una sociedad se debe a que el discurso de la cooperación, de la solidaridad, de la igualdad, es funcional a los desarrollos de imaginarios sociales instituyentes que determinan que los pobres y desamparados se resignen a esperar su oportunidad en la vida. El capitalismo es el sistema social más flexible que ha desarrollado la humanidad, pero a la vez el que más ferozmente ha exacerbado las contradicciones entre poseedores y desposeídos, y el que con mayor profundidad ha generado un grieta infinita entre las diferentes clases sociales. Pero a la vez los capitalistas son los primeros en bregar por la libertad y en preconizar que la libertad conduce a la igualdad por vía de la meritocracia. Podríamos expresarlo de esta manera, todos nacemos iguales, todos somos iguales ante la ley, el hecho que un ínfima cantidad de humanos sean poseedores de la mayoría de los bienes existentes en el planeta y la gran mayoría no tenga ni un mendrugo para llevarse a la boca reside en las características individuales de cada persona. Hay personas que habiendo nacido en cuna pobre han ascendido a lo más alto de la escala social (ejemplos de estos abundan, aventureros, traficantes, contrabandistas, piratas, etc.). Por lo general la mayoría de las grandes fortunas de la sociedad capitalista actual tienen siempre gigantescas manchas negras por las cuales pudieron constituirse. Evasión de impuestos, corrupción, explotación salvaje, contaminación del medio ambiente, trata de personas, venta de armas, tráfico de estupefacientes, siempre encontraremos algo sucio que permitió que una familia rica exista. Solo como ejemplo podemos citar al uso de mano de obra esclava de parte de Ford Company en la Alemania Nazi, aun cuando esta empresa fuera de origen americano y EE.UU. le hiciera la guerra a Alemania. La guerra, las grandes matanzas se realizan por un móvil económico, la disputa de mercados entre los burgueses de diferentes naciones, la necesidad de las grandes compañías capitalistas de apoderarse de los recursos naturales de otros países por medio de la violencia, etc. Si analizamos todas las guerras veremos que tras de todas ellas hay móviles económicos, está la avaricia y el egoísmo de las clases dominantes por poseer cada vez más, de un afán de riquezas sin límites. Pero a la vez, las guerras constituyen una oportunidad de negocios muy importante para las clases dominantes, en el pasado y en la actualidad. En las guerras quienes más rédito obtienen de las mismas son el complejo militar industrial que provee de armas de exterminio masivo a ambos bandos. No es una novedad que las armas que utilizaba Japón en la segunda guerra mundial le eran vendidas por empresas de armamentos inglesas y americanas. Por lo tanto las guerras, y fundamentalmente las guerras en el capitalismo, son una excelente oportunidad de negocios para la burguesía, tanto por la posibilidad de apoderarse de recursos naturales como de desarrollar su industria armamentista. Los genocidios, las matanzas, las brutalidades de la guerra son un subproducto de la guerra misma. En la guerra el hombre ve liberado su instinto tanático y sin el control de la cultura y de la ley se convierte en una fiera asesina en busca de sangre, y el sufrimiento del otro no hace más que aumentar su apetito voraz. A pesar de que existe una convención de Ginebra que trata de tipificar delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra, nunca se ha conocido una guerra humana (en la guerra la espiritualidad no existe) y aunque al final de las guerras se constituyan tribunales de juzgamiento de los criminales de guerra, por lo general los que son juzgados son los vencidos, aunque en la guerra las atrocidades siempre son cometidas por ambos bandos en pugna. La pregunta que flota es: ¿Si el ser humano es violento y destructivo como pudieron existir hombres como Ghandi, Jesucristo, Buda, que a lo largo de su vida enseñaron la no violencia, la necesidad de bregar por la concordia entre los hombres? En este punto es necesario hacer una aclaración, los seguidores de estas personas (de cuya nobleza nadie duda) generaron estados o instituciones de profunda violencia, la iglesia cristiana tiene en su haber millones de muertos por cruzadas, inquisiciones, guerras religiosas, etc. La India (estado fundado por Ghandi) es uno de los pocos países que posee tecnología nuclear de exterminio masivo, y ha protagonizado guerras (bajo la dirección de los discípulos de Ghandi) en las que se asesinó a millones de personas y aun dentro de sus límites estatales se explota salvajemente a sus ciudadanos y las asimetrías sociales son vergonzosas. Tampoco es un ejemplo la vida en los llamados Estados Socialistas como la URSS, China, Viet Nam, etc., dado que en ellos al ahogo por el despotismo de los dirigentes se suma la desigualdad vergonzosa en términos de oportunidades de vida. Los ciudadanos de la URSS prefirieron el calvario de volver a un capitalismo salvaje antes que seguir viviendo en el infierno en el capitalismo monopolista de estado instaurado por Lenin. Inhibe este relato la posibilidad de bregar por una sociedad en la que sus miembros puedan convivir en igualdad. Por supuesto que no, es posible (aunque no a corto, ni a mediano plazo) que la humanidad llegue alguna vez a un estado social en el que todos puedan ser felices. Esa sociedad fue imaginada por Marx en uno de sus libros (La Ideología Alemana) un texto poco visitado por los marxistas en el que describe una sociedad de placer y concordia, la sociedad comunista, en la que cada uno aporta según su capacidad y recibe según su necesidad, donde, al decir del Che Guevara, los estímulos para la creación y la producción no son de corte material, sino que son estímulos espirituales. Pero para que esa sociedad llegue debe existir un cambio profundo en la estructura de pensamiento y en la conciencia de los hombres, no basta con tomar el poder en un país (como en Cuba por ejemplo) porque si el cambio de conciencia no ocurrió, estaremos construyendo un estado autoritario en el que unos pocos disfrutaran del trabajo del colectivo como en el capitalismo. La construcción de una nueva sociedad comienza en las entrañas mismas de la vieja -así lo hicieron los burgueses- y el cambio tiene lugar cuando la conciencia de la clase revolucionaria se hace carne en todos los ciudadanos. Pero a las vez también supone la necesidad de que el cambio no sea el producto de un líder, tampoco de un grupo de iluminados (el partido revolucionario), ni de una generación, el cambio de pensamiento que posibilita la transformación social se da por la Acumulación de cantidad a nivel de la conciencia social para que en algún momentos se produzca el salto en calidad que es la transformación misma. Y esa acumulación en cantidad es lo que diariamente se hace en la educación (tanto escolar como en la vida misma) enseñando a pensar críticamente, a ver al otro como uno mismo, a solidarizarse con el sufrimiento ajeno. Educar para el futuro es enseñar a reflexionar, formulando una ética trascendental que hace que el hombre sea honrado porque así lo siente, que no responda a las agresiones, que predique la paz con sus actos de vida, que su honestidad sea hacer lo que dice como indicaba Platón a sus discípulos, es enseñar a amar al semejante y ese acto de amor debe ser tal que me lleva a despojarme del egoísmo y las vanidades, a producir bienes materiales o espirituales para mejorar a la sociedad en su conjunto porque si la sociedad mejora, yo que soy parte de ella también lo hago, a no ser codicioso deseando tener bienes que en mi vida podre disfrutar, a cooperar con mis semejantes, porque las grandes obras son el producto de la cooperación que no pide nada a cambio, solo la satisfacción de haberlo hecho. Solo si todos los seres humanos son capaces de sobreponerse a las mezquindades, a la violencia, y en ese camino son capaces de resistir los actos despiadados de quienes son los beneficiarios de la sociedad de clases, imponiendo la voluntad a la represión, la resistencia civil a la injusticia, de convocarse por encima de las diferencias entre quienes tienen la voluntad de un cambio real, estarán sembrando las simientes que madurarán algún día y producirán el árbol fecundo que alimentará a todos los espíritus en una sociedad de concordia. Hasta la próxima