jueves, 26 de febrero de 2015

Pensar el debate.


Uno de los mayores problemas de Argentina (además de los múltiples inconvenientes que tiene la vida en sociedad en este país) es la sordera ideológica que existe, no solo entre los políticos, sino entre todos los actores sociales. El debate político ideológico en una sociedad es más que un simple ejercicio futbolero en el que el único objetivo es ganar, es una necesidad acuciante que permite a los ciudadanos ejercer el control de todos los representantes (oficialistas y opositores) a partir de lo que en muchos artículos hemos definido como el pensamiento crítico reflexivo. Este pensar en términos futboleros implica cerrarse sobre un mismo, gratificarse con los propios argumentos, sin poder escuchar al “otro”, ese alter que necesariamente aporta puntos de vista a nuestro recorrido intelectual. Entre los políticos, esta ceguera ante los argumentos del otro, esconde un interés concreto, el de mantenerse en el poder o el de conseguirlo. Por ello es muy difícil que varios políticos puedan debatir reflexivamente, casi siempre debaten sin escuchar. Esto lo podemos ver en los programas políticos televisivos, allí, el conductor del programa le otorga la palabra a uno de los invitados, este comienza a exponer y en el mismo momento intervienen los que están en la vereda opuesta, y Ud., mi querido espectador, ni siquiera puede escuchar lo que dicen unos y otros, el debate se transforma en una vocinglería sin sentido, en puro ruido comunicacional, y por lo tanto todos se van como vinieron, convencidos que el “otro” no tiene un ápice de razón, y que a él lo asiste “toda la verdad”. Este modelo de debate se repite en los diferentes espacios públicos y semipúblicos, discutimos sin escuchar, no para pensar, sino para aniquilar a nuestro eventual contrincante. Con un agregado, si alguien dice “me parece que lo que hizo el gobierno en tal cosa es bueno” inmediatamente se lo tilda de oficialista y se lo encasilla en el bando enemigo al que hay que destruir, si en cambio el que enuncia dice “creo que la oposición tiene razón cuando critica tal cosa” pasa a ser un opositor al que hay que desechar. Lo tragicómico de la política argentina es que casi siempre opositores y oficialistas son, amigos o compañeros de ruta de ayer, enemigos de hoy. Vean sino a Carrió alabando a Macri, el mismo Macri que ayer denostaba, y denostando a Pino Solanas, con quien hizo una alianza que lo llevo a este último al senado. Vean a Masa que se cruza sin piedad con Aníbal Fernández o Randazzo, cuando no hace muchos años eran compañeros de gobierno cuando Masa era jefe de gabinete, y podríamos seguir con cientos de ejemplos, pero como decía la tía Veneranda, para muestra basta un botón. Los gobiernos no son ni enteramente malos, ni enteramente buenos, algunos tienen una inclinación hacia actos de gobierno que favorecen a los sectores más vulnerables, otros crean vulnerabilidad con políticas de estado. Existen gobiernos execrables que han realizado un genocidio como la última dictadura militar, que arruinaron la industria, que empobrecieron a los argentinos, pero aun así, no me atrevería a decir que todas las medidas que tomaron fueron incorrectas. Hay gobiernos populares, que gobernaron pensando en la gente, como el de Illía, Alfonsín, Néstor Kirschner o Cristina Kirschner, a los que seguramente podemos criticarles muchas cosas, pero lo importante es el balance que hacemos de cada gestión de gobierno. Y no solo pensar lo que un gobierno hizo, sino confrontarlo con largos períodos históricos de un país. Sería incorrecto e injusto adjudicar un mal gobierno a Raúl Alfonsín por la manera en que término su mandato, es necesario ver la situación en que tomó el gobierno, lo que hizo y finalmente los errores que cometió y la operaciones políticas que soportó. El Gobierno de Alfonsín se caracterizó por la transparencia, solo tuvo unos pocos hechos de corrupción denunciados (ej., Delconte en la Aduana) por el valor de enjuiciar a las juntas militares (algo que ningún gobierno democrático posterior a una dictadura había hecho antes) por intentar frenar el avance de las corporaciones (son memorables sus discursos silbados en la Sociedad Rural o el intento de gestar leyes que democratizaran a las organizaciones sindicales, la convocatoria a la movilización popular ante las asonadas militares o su debate con el obispo de Buenos Aires en un Tedeum recordable). Se le puede criticar la falta de decisión en la lucha contra las corporaciones, la tibieza en la implementación del Plan Austral, u otras decisiones que lo llevaron a tener que abandonar el gobierno antes de tiempo por errores propios, pero fundamentalmente por las conspiraciones desestabilizadoras que llevaron adelante sectores corporativos mediáticos, sectores de la burguesía concentrada y sectores políticos funcionales al poder económico y mediático. En la Argentina los llamados gobiernos populares fueron permanentemente hostigados, destituidos, por poderes que se coaligaban bajo el liderazgo del llamado Partido Militar, que era quien a falta de apoyo ciudadano, tomaba el poder con las armas y llevaba adelante planes que tenían como objetivo la satisfacción de los intereses de la gran burguesía financiera, agraria e industrial, con modelos económicos profundamente neoliberales y con presupuestos sociales conservadores y reaccionarios. Los llamados sectores populares liderados por la burguesía mediana y pequeña (generalmente convocados por la Confederación General Económica, con el apoyo de una intelectualidad pequeño burguesa “progresista” y de los movimientos sindicales peronistas y radicales, por la Federación Agraria Argentina, etc.) tuvieron a lo largo del siglo veinte una doble representación política electoral mayoritaria (el peronismo y el radicalismo). Ante la debacle de Malvinas y la bancarrota del partido militar que demostró que además de su incapacidad para gobernar no podía cumplir con su objetivo institucional (la defensa del país) los sectores más concentrados de la burguesía asumieron una nueva táctica (por un lado tratar de crear un partico propio que confrontara electoralmente y por el otro ante las derrotas electorales infiltrar a los partidos “populares”) Este segundo camino será exitoso cuando logran infiltrar al gobierno de Menem e imponer un programa neoliberal traicionando la voluntad popular que lo había votado para hace una cosa distinta a la que hizo Menem. Lo mismo ocurrió con el gobierno de la Alianza, que ganó con un programa electoral e inmediatamente en el gobierno traicionó este mandato y decidió continuar las políticas menemistas. Esto dio lugar a una profunda crisis en la que los sectores dignos como el Chacho Álvarez se retiraron del gobierno y lo sumieron en una profunda debilidad que lo conducirían a su caída a mitad de mandato. Nuestra democracia, aun joven (solo tiene poco más de treinta años) no ha desarrollado mecanismos de control popular que eviten estas traiciones a los mandatos electorales (Menem decía que un político a veces promete lo que sabe que no puede cumplir y otras hace lo que nunca prometió), que limite el poder de las corporaciones, democratizándolas, evitando los monopolios mediáticos y económicos. El desarrollo de mecanismos como el plebiscito, el referéndum, las asambleas populares, la revocación de mandatos, etc., constituyen formas de ampliación de la democracia que es necesario preconizar en forma continua bajo un modo de producción capitalista como vía de incrementar el poder popular y crear herramientas defensivas al servicio de los intereses de los sectores más rezagados y vulnerables de la sociedad. Y es acá, en esta agenda política de reforma democrática donde se inserta la importancia del desarrollo de un pensamiento crítico y reflexivo, de incrementar la capacidad de escucha en el debate y desarrollar el cotejo de las diferentes informaciones que nos atraviesan a lo largo de cada día. La clase dominante, cuando no desarrolla mecanismos comunicativos adormecedores de la conciencia ciudadana (ej. Los programas de chimento, de Tinelli, etc.) impulsa que debatamos temas que son insustanciales, o que si tienen sustancia lo hagamos desde perspectivas que sirven a sus intereses de clase. Discutamos la inseguridad, o la corrupción, nos dicen, pero en el debate que impulsan los medios monopólicos de comunicación no aparecen (o si aparecen solo lo hacen de manera denominativa) la explotación a la que son sometidos los trabajadores, la pobreza y desigualdad que esa explotación genera, la marginación a que son sometidos millones de compañeros que por no tener casa viven en condiciones casi infrahumanas. La corrupción por ejemplo, se denuncia la corrupción oficial, en el ámbito de la gestión de gobierno, y siempre que el gobierno sea kirschnerista (por ejemplo no hay o hay muy pocas denuncias de Clarín y TN de la corrupción del macrismo o de los miembros del masismo), pero nada se dice de la corrupción de los monopolios mediáticos, se ocultan los delitos económicos de los grandes burgueses que realizan operaciones ilegales de lavado de dinero o evasión fiscal por intermedio de bancos como el HSBC, poco se habla de apropiación violenta de empresas como el caso de Papel Prensa, o de sembradíos ilegales que arruinan el ecosistema como es el caso de los sembrados de Aranda (director de Clarín) en Entre Ríos. Pregunta ¿por qué los fiscales, jueces, políticos y ciudadanos que se movilizaron el 18F no pidieron justicia de estas cuestiones? En los jueces, políticos y fiscales es claro, defienden sus intereses corporativos, en los ciudadanos de a pie, en otros artículos explicamos cómo el poder mediático coloniza el imaginario de los mismos y les impone una manera de ver la realidad, de concebir lo que acontece, sin reflexión, mecánicamente. No es necesario ser kirschnerista para ver que este gobierno ha desarrollado una serie de cambios que favorecen a los sectores más vulnerables y medios de la sociedad. En los últimos 12 años ha crecido el salario real mejorando la capacidad de consumo de estos sectores. Esto ha llevado a ventas record de automotores, electrodomésticos, turismo (interno y externo) incremento de la compra de servicios privados de salud y educación, etc. Se han desarrollado políticas sociales como conectar igualdad, asignación universal por hijos, plan procrear, plan procreauto, etc. que le permitió a los sectores más empobrecidos acceder a bienes que antes les estaban vedados. Se ha respetado escrupulosamente la libertad de prensa y de expresión de manera que en los diarios opositores como el Grupo Clarín y la Nación entre otros se pueden comunicar los mayores disparates, insultar funcionarios, mentir, deformar las noticias sin ninguna limitación, y los ciudadanos se expresan en manifestaciones como el 18F sin sufrir ninguna represión. Cualquiera puede decir lo que quiera sin temor a ser sancionado o perseguido por sus dichos cualquiera sea su ideología política. No se reprime ni impide ningún tipo de manifestación, piquete, etc. Se han desarrollado derechos sociales de las minorías como el matrimonio igualitario, la defensa de las personas con capacidades diferentes, la sanción de la trata de blancas, etc. Se han re estatizado empresas señeras de nuestro país como YPF, Aerolíneas Argentinas, las jubilaciones y pensiones, el agua, etc. Se están reconstruyendo los servicios de tráfico de pasajeros en ferrocarriles, mejorando las comunicaciones viales (ej. Autopista a Córdoba), etc. Se ha logrado la independencia satelital con la construcción y puesta en órbita de ISAT el satélite de comunicaciones con el que Argentina accedió a un exclusivo club que comparte con un grupo de países menor a los diez. Se ha impulsado la ciencia y la tecnología con la creación de un ministerio propio y la divulgación del conocimiento mediante diversos mecanismos como el canal Encuentro o Tecnópolis, o la mejora de los espacios y medios educativos incluida la educación superior. En definitiva para no hacer una lista larga (que podría ser considerada una exégesis del gobierno) que pone de manifiesto que existe una obra que mejora las condiciones de vida y de convivencia de los ciudadanos. Existe aún indigencia y pobreza, existe corrupción estatal y privada, existe narcotráfico, existen muchas cosas que no se han resuelto y que quedan para próximas administraciones pero si comparamos los datos de la Argentina actual con los datos históricos del siglo veinte veremos que este país se parece mucho más a la década del 60´ cuando los argentinos tuvimos el mejor nivel de vida de nuestra historia que a la argentina de la década infame, de la dictadura genocida, del menemismo o de la alianza. El debate está abierto. Hasta la próxima.

lunes, 16 de febrero de 2015

El discreto encanto de la hipocresía pequeño burguesa.


La pequeña burguesía ciudadana es por su práctica un sector de clase básicamente hipócrita. Digo esto porque ella oscila entre sus veleidades “progresistas” vinculadas a una moral ficticia de conmiseración con los pobres y abandonados del sistema, reclamando justicia, palabra vana en el capitalismo, exigiendo democracia y libertad de expresión y en su práctica nos muestra a un sector de clase profundamente egoísta, al que solo le interesan sus intereses particulares (comprar dólares, viajar al exterior, cambiar de auto cada uno o dos años, autoritario, ya que no soporta el disenso y agrede a todos los que piensan distinto que ella (cosa que se ve claramente en el odio manifiesto en las movilizaciones de este sector que no admiten nada por fuera del libreto de los medios hegemónicos), poco interesada por lo que le pasa al prójimo y afecta a vincularse a cualquier actor que arrime agua a su molino, como la aceptación de Biondini, Cecilia Pando y tantos otros fascistas en las movilizaciones, incluso en la de 18/F que además es convocada por muchos jueces y fiscales del poder burgués que encubrieron el caso AMIA y muchos otros. Estos actores sociales hablan de libertad de expresión mientras agreden a golpes de puños y con palos a los periodistas que ellos definen como oficialistas (que aunque lo sean tienen el derecho democrático de cubrir las marchas tanto oficialistas como opositoras): Son lo que cuando uno discute con ellos, sino critica todo lo que hace el gobierno, lo tildan inmediatamente de kirschnerista y no lo escuchan más. Son los que dicen (siguiendo el razonamiento de TN) que la presidenta es una hija de puta que ofendió al pueblo chino porque en un Twitter afirmo que habían 1000 personas en la reunión sino-argentina de intercambio comercial e industrial y se preguntó que iba a decir la oposición, que era por el “aloz” y el “petloleo”, forma común que tenemos los argentinos de considerar el habla chino, sin pensar como hieren ellos los sentimientos de los que siguen a la presidenta y a todos los argentinos, porque les guste o no Cristina es la representante de todos los argentinos. Son los que hacen cola en los restaurantes de moda, los que compran autos de media y alta gama, los que veranean en el exterior llenando de dólares a los países vecinos y no tan vecinos, los que (siendo un poco menos acaudalados) llenan los destinos turísticos del país y a la vuelta se quejan de la crisis, que ya no se puede vivir así, que no hay plata que alcance. Son los que dicen que en argentina tenemos miedo a decir lo que pensamos, que hay una dictadura (como afirmó el impresentable de Fernando Iglesias por televisión y que yo sepa nadie lo encarceló por su manera de pensar), o que afirman que esto es fascismo (lo dijo el mismo energúmeno) porque mataron a un fiscal, entonces el fascismo es una ideología orbe et urbi ya que en diferentes países mataron y matan presidentes, periodistas, fiscales, etc. (acaso los franceses viven en una dictadura por lo que pasó con Charlie Ebdo) y dicen lo que quieren en cualquier lugar, haciendo correr las mentiras y difamaciones de las usinas de Clarín, La Nación, Perfil, etc. sin siquiera pensar el contenido de realidad que tienen. La pequeña burguesía es un sector social que ama a sus verdugos. Aman a Magneto del Grupo Clarín, a Macri (del grupo SOCMA), que además de sostener el pensamiento más retrógrado en este país, es parte de un conglomerado industrial y comercial que ha vivido a expensas del Estado, haciendo negocios, muchas veces non santos con el Estado. Son los que como Fernando Iglesias, acompañaron al campo, esa entelequia que durante la 125 reunió a los sectores más reaccionarios y regresivos de la sociedad para enfrentar al gobierno que pretendía establecer una política más justa y equitativa en materia de distribución de los excedentes que genera la renta agraria (en este sentido a estos “progresistas” pequeño burgueses les recomiendo leer a Ricardo quien ya en los albores de la economía burguesa denunciaba los mecanismos de explotación y apropiación de la renta agraria). La pequeña burguesía ama a Carrió y Bullrich y su travestismo político, destruyendo cuanto intento existe de organizar un partido que defienda los intereses de este mismo sector, sino, pregúntenle a Binner y Cobos que paso con el FAU-UNEN. Son los que dicen condolerse de la pobreza y la miseria y cuando algún pibe chorro les toca una rupia de su bolsillo, primero intentan lincharlo (haciendo gala de la democracia que pretenden) o claman porque haya una “justicia” más dura que los meta a todos en la cárcel de por vida (y si es posible –piensan- que los ahorquen, para que no hagan más daño). Es que la pequeña burguesía está en un lugar incómodo. Por un lado, siente terror de que los vaivenes de la economía la depositen en el tan temido infierno de la pobreza, como ocurrió en otros momentos con la aparición de los NUPOS (nuevos pobres) sectores de la pequeña burguesía que al no tener trabajo ni redes de contención social migraban hacia las villas miserias. Por otro lado sueña con poder sumarse a lo que ella, en sus significaciones sociales imaginarias, define como los ricos, y trata desesperadamente de copiar usos y costumbres de la burguesía, sin notar que “aunque se vista de seda la mona queda” Y a medida que pasan los años se vuelve más reaccionaria, odia más a los de abajo y se identifica más con los postulados de los que la condenan a su estado de pobreza intelectual y desdicha material. Cada vez que veo en la pantalla a esos desaforados violentos e intolerantes miembros de la pequeña burguesía, cada día que los escucho en los bares y en las calles repetir como cotorras los eslogan difamadores de TN y el grupo de periodistas mercenarios al servicio de los grupos mediáticos monopólicos, cada vez que destilan su odio de sector desclasado por el infortunio de no poder ser, al menos, parte de la base social de la burguesía, me invade un sentimiento de amargura y tristeza, sobre todo cuando son jóvenes lo que asumen esta actitud, ya que los más viejos difícilmente puedan cambiar, pero en los jóvenes está el futuro de nuestro país, por usar una frase hecha. Me pregunto, como puede una persona siquiera creer lo que un insano fiscal como Nisman trató de hacer con su denuncia de encubrimiento, si tan solo leyeran algunas páginas de la presentación verían lo ridículo de la misma, ello si son capaces de pensar, cosa que a ojos vistas, para la pequeña burguesía es cada vez una misión imposible, porque están conformados en una manera de concebir la realidad que les bajan enlatada desde los medios de comunicación. Como pueden apoyar a una “Señora” como Carrió que lucha contra el derecho de las mujeres a disponer de su cuerpo, que ha mentido en todas sus denuncias falaces, ya que nunca alguien fue condenado por una denuncia de Carrió, porque a ella lo que menos le importa es conocer la verdad o hacer justicia y sí le importa perseguir a los que no piensan como ella. Como pueden apoyar a Macri que hizo escuchar ilegalmente a sus parientes, o a Masa, que tras un ropaje seudo populista esconde a un neoliberal convencido y ambicioso que puede hacer cualquier desastre con tal de garantizar su poder y privilegio. En muchas oportunidades he dicho que no soy kirschnerista, pero que apoyo en líneas generales un proyecto político que a partir de un modelo neokeynesiano que hizo base en el consumo y la expansión del mercado interno, ha posibilitado que muchos compañeros que estaban en condiciones de pobreza pudieran salir de esa situación, un gobierno que se preocupó por los jóvenes, por los jubilados, por las mujeres, en definitiva por los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Es cierto que su política fue de medias tintas, que debió haber transformado el sistema impositivo regresivo y cambiarlo por uno progresivo, que debió ser más inflexible con la corrupción, no solo de políticos, sino también de los empresarios, que si bien se atrevió a sancionar leyes como el matrimonio igualitario, no avanzó sobre cuestiones como la despenalización del aborto y el consumo de estupefacientes. Tal vez algunas leyes no fueron las que necesitábamos, como por ejemplo la ley de inteligencia que se debate en este momento, ya que, no es necesario el espionaje interno en una democracia real, basta con crear una Oficina Federal de Investigaciones de carácter autárquico, pero no es con marchas de silencio que endiosan y elevan a la categoría de héroe a un fiscal mediocre que en doce años no avanzó para nada en la causa AMIA, y que solo supo cultivar su imagen y dilapidar los fondos reservados con los que contaba, como se logra debatir que sociedad queremos. El camino es, como dije hasta el hartazgo, pensando, debatiendo, exigiendo al poder de turno, cualquiera sea su color político, las reformas políticas que necesita nuestro país. Esto no significa pensar que la marcha debe impedirse, que la hagan, es su derecho, solo que con ello no vamos a ninguna parte. Una marcha del silencio que no dice nada y no lleva a ninguna parte, ese no es el camino. Hasta la próxima.

domingo, 1 de febrero de 2015

Cuánta razón tenés Graña.


Cuánta razón tenés Graña, Carrió no solo tiene repodridos a políticos, periodistas, jueces, sino también a quienes como yo, son ciudadanos de a pie. Carrió siempre miente (bueno casi siempre, por no ser categórico), hasta cuando dijo que ella no tiene la culpa de que todo el mundo la quiera, en realidad debió decir que todo el mundo (o casi todo el mundo) la detesta, solo la quieren los que dependen económicamente de ella (sus empleados) o los pelotudos que no se animan a decir lo que vos dijiste, que Carrió es una denunciadora serial, lo cual no estaría mal, sino fuera porque invariablemente las denuncias de Carrió son falaces, son Mise-en-scène una puesta que Carrió hace como parte de una forma desagradable de hacer política. A Carrió no le importa lo falaz o verdadero de la denuncia que hace, sino el efecto político que tiene esa presentación judicial o mediática y los réditos que ella puede lograr para su persona. Es interesante observar que Carrió permanentemente habla de conceptos abstractos como honestidad, veracidad, desprendimiento, solidaridad, democracia, pero en su práctica estos conceptos no aparecen nunca. Habla de honestidad y hace denuncias falsas, lo que la constituye en una persona profundamente deshonesta; dice buscar la verdad y miente en la mayoría de sus aseveraciones políticas; pregona el desprendimiento y la ayuda a los demás y su estructura egocéntrica solo le permite pensar en ella misma y en nada más que en sus intereses; llama ser solidarios y jamás se ha solidarizado con los que piensan distinto que ella cuando son atacados por los medios de comunicación monopólicos, dice defender el interés de la nación y trabajaba a favor de los fondos buitres que quieren rapiñar el país, habla de democracia y es profundamente autoritaria, como lo demuestran sus ataques (el ataque a Graña incluido) a periodistas, políticos, pensadores que no piensan como ella. En definitiva la estructura autoritaria y reaccionaria de Carrió ni siquiera le permite llevar adelante una convivencia democrática con quienes trata de “construir” algo. De ello dan cuenta los cientos de personas que trabajaron políticamente con ella y que luego se alejaron y tuvieron que soportar las diatribas de esta mujer nefasta. Aun estando en el mismo espacio político atacó sin piedad e insulto a sus compañeros de ruta como Binner, Cobos, Solanas, etc. Pero lo que más indigna de Carrió es la ligereza con que hace denuncias que luego no puede sostener con pruebas pero que perjudican notoriamente a los que piensan distinto que ella. El ejemplo de Graña es uno de los más actuales y notorios, ataca a uno de los mejores periodistas de argentina, caracterizado por su independencia política y su criterio amplio, un periodista que sabe entrevistar, que no se amilana en la crítica y que reconoce los aciertos del gobierno. Sin embargo para Carrió son buenos periodistas los de los monopolios concentrados como Daniel Santoro, Jorge Lanata, Marcelo Bonelli, Luis Majul, Eduardo Van der Koy, Julio Blanc, Nelson Castro, Joaquín Morales Solá, todos ellos al servicio del Grupo Clarín o la Nación, que no le hacen críticas porque el grupo tiene en Carrió su principal empleada para decir los exabruptos que los otros “periodistas” del grupo no se animan a decir, aun cuando hacen gala de deshonestidad, falsedad y falta de ética profesional. Estos periodistas tampoco son orgánicos de los servicios, como dice Carrió de otros, pero si lo fueran seguramente no lo diría, porque a Carrió solo le interesa denunciar para descalificar a los que la critican o no son de su “palo” político. Y miente en forma grotesca porque sabe que tiene la complicidad de los periodistas de los grupos mediáticos monopólicos, o acaso el lector escuchó a alguno de los periodistas más arriba nombrados criticar a Carrió. Las denuncias de Carrió nunca prosperaron porque eran y son obviamente falsas o sin sustento, solo que para Carrió no prosperan porque hay jueces kirschneristas que no les in teresa la “verdad”. A lo largo de los años se acumularon denuncias altisonantes, con gran impacto mediático y que nunca prosperaron en la justicia, como la denuncia de la diplomacia paralela en Venezuela a raíz de la cual, ella y el otro denunciante Eduardo Sadous ex embajador en Venezuela fueron procesados por falso testimonio, también denunció que Aníbal Fernández era el jefe del narcotráfico en Argentina cosa que nunca probó porque es falsa, como tampoco probó que Massa esté vinculado al narcotráfico o Cobos al tráfico de la efedrina, tampoco nunca se pudo probar la supuesta bóveda de Báez, en la que según sus dichos acumulaba millones de dólares mal habidos, denuncia también levantada por otro esbirro de Clarín Jorge Lanata. Otro fiasco fue la desestimada denuncia contra Lorenzetti, Carrió se presentó incluso en la OEA para denunciar un pacto entre Lorenzetti y la Presidenta Cristina Fernández, los hechos demostraron la falsedad de esta denuncia. Tampoco se salvó de sus denuncias su actual aliado, según ella el político más probo y eficiente, sin embargo no hace mucho tiempo decía que “Macri es un delincuente,…Tiene una Side privada, ese cuasi mafioso que es su padre, miren lo que será que hizo, escuchar a sus propios hijos”. Sería larga la lista de desopilantes denuncias de Carrió, que por supuesto nunca incluye en sus denuncias a los grupos mediáticos que la amparan, ya que en los hechos funciona, como dijimos más arriba, como una empleada del grupo Clarín. Recientemente dijo que el gobierno estaba lleno de terroristas, que eran Montoneros que se habían entrenado en el Líbano con terroristas árabes. Es importante observar que lo que Carrió pretende hacer es desempolvar la vieja y maquiavélica denuncia de los dos demonios, como si los guerrilleros de los 70´ hubieran sido lo mimo (aunque de distinto signo) que los militares genocidas de la última dictadura militar. En primer lugar, (y es importante destacar que nunca fui Montonero, es mas en los setenta los critiqué tanto por su política como por su pensamiento de poder), los Montonero no cometieron delito ya que con el advenimiento de la democracia en 1973 depusieron las armas y se integraron al gobierno democrático de esos años. Si usaron las armas, como otros grupos guerrilleros, contra las dictaduras. Más allá de la asimetría que significa el ejército usurpando el poder soberano del pueblo y avasallando la constitución contra un pequeño grupo de jóvenes mal armados que se levantaron contra las dictaduras cívico militares, es importante considerar dos artículos de la Constitución de 1853: Art. 21.Todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la patria y de esta Constitución Art. 22.El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución. Toda fuerza armada o reunión de personas que se atribuya los derechos del pueblo y peticione a nombre de éste, comete delito de sedición. ¿Pude criticarse a los jóvenes revolucionarios de los 70’ y 80’ por luchar con armas contra quienes habían avasallado la constitución?, ¿Cometían delito Montoneros, ERP, FAR, FAP al organizar la lucha armada contra las dictaduras cívico militares, cuando como vemos la constitución nacional establece como obligación armarse en defensa de la misma? Es evidente que no y entonces porque Carrió trata de igualar el delito de sedición de las dictaduras militaras a la legítima lucha armada de los grupos guerrilleros y del conjunto del pueblo argentino. Para ello es necesario saber qué hacía Carrió durante la última dictadura militar. En la página de Taringa se afirma que "Lilita" (Carrió) fue FUNCIONARIA DEL GOBIERNO MILITAR. El 7/2/78 el interventor del Chaco, General de Brigada Antonio Serrano, por decreto provincial 72, la nombró asesora de la Fiscalía de Estado a los 21 años. Según el ex Director del Diario La Razón, José Pirillo, Carrió, quien se opone contundentemente a que se conozca la identidad de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, le consiguió los hijos al propio Magnetto cuando trabajaba en el juzgado chaqueño. Desde su cargo podría haber investigado los hechos de Margarita Belén que se produjeron en diciembre de 1978, año del nombramiento de las Carrió. Desde la Fiscalía, "Lilita" podría haber investigado lo sucedido y no lo hizo, ya que estaba sometida al gobierno militar. Fue Secretaria de la Procuración del Superior Tribunal de Justicia de esa provincia, con nivel y jerarquía de Juez de Cámara. Ese cargo lo obtuvo el 21/8/80, por resolución 522 del Superior Tribunal de Justicia, más tarde fue premiada, (el 25/10/82) con un rápido ascenso, pese a la objeción de varios jueces por no haber respetado la carrera judicial en dicha promoción. El mentor para que fuera silenciosa Fiscal de la Justicia Militar, fue el Teniente Coronel Ormaechea, entonces Jefe del Regimiento Chaco, y tío de la "Jefa" espiritual de la República. Es evidente que mientras los Montoneros (a quienes critica por haber tomado entrenamiento militar en el Líbano) combatían a la dictadura ella se beneficiaba con cargos públicos obtenidos en base al clientelismo político y familiar. ¿Puede Carrió presentarse ahora como fiscal de la república y denunciar falsamente a oficialistas, sin siquiera mencionar los delitos de opositores y miembros de los grupos mediáticos?, si puede, la democracia se lo permite, solo que un pueblo maduro, crítico e informado la destinará al basurero de la historia del que nunca debió haber salido. Por eso Graña, no solo a vos te tiene podrido Carrió, me animaría a decir que al 95% de los argentinos, en el otro 5% están Macri, Magnetto, Saguier, Fontevecchia, los periodistas de esos medios y toda la sarta de bandidos que cree en Carrió, que la sustenta y sostiene sus mentiras y difamaciones Hasta la próxima