lunes, 27 de octubre de 2014

Medios y realidad social.


Hoy más que nunca adquiere importancia el papel de los medios de comunicación de masas en la construcción social de las realidades. Nótese que utilizo el plural de realidad ya que vivimos en múltiples realidades según la óptica desde la cual se observe. En general ha existido una corriente de pensamiento que ha adscripto a los medios de comunicación de masas un rol preponderante, casi único en la construcción social de la realidad. Por otro lado están los que definen que la construcción social de la realidad es realizada por los actores sociales con escasa o ninguna participación de los mass media. Quiero participar en la polémica desde una perspectiva diferente a estas dos posiciones. Comenzaré por analizar algunas expresiones que recogí en mi vida cotidiana, expresiones de periodistas, intelectuales y de gente “común”. En un programa de radio, un periodista joven afirmó que no es posible hacer periodismo sin leer el diario Clarín que es el que define la agenda periodística. En otro programa la escritora Beatriz Sarlo dijo que ella al levantarse entra en Internet y lee los principales diarios del país y del mundo, para poder luego formarse una opinión respecto a los sucesos cotidianos, agregando además que lo que ella hace no esta al alcance de todos. En la polémica sobre los dichos de Axel Freyre, pude constatar cómo se desarrolló el furibundo debate entre Axel en soledad, atacado sin darle respiro, acosado (expresión del propio canal 13 solo que por elegancia usaron el término arrinconado) sin tregua impidiendo que formule una idea completa por los “periodistas” Eduardo Feinmann, Silvia Fernández Barrios y Luis Bremer. En el primer hecho notamos que el grupo Clarín ha logrado imponer su marca, para gran parte del mundo del periodismo y de la política la agenda de debate es la que instala este grupo con falsedades, mentiras, deformaciones, ocultamientos, formuladas por los empleados del grupo bajo las órdenes absolutas del Capo di tutti Capi Magneto. Se trata de un error muy peligroso que lleva a hacerse eco y difundir noticias que en no pocos casos son falsas, o que son solo una parte de lo que pasa, o manipuladas, o expresiones tergiversadas y por otro lado imponen el debate sobre ciertos temas ocultando otros como los actos delictivos por lo que está denunciado el Grupo clarín o sus principales directivos, Magneto, Aranda, etc., como el caso de las plantaciones arroceras en la Mesopotamia, la manipulación dolosa de la compra y venta de acciones del grupo a las AFJP controladas por ellos, la exacción dolosa y terrorista de Papel Prensa, la presentación ilegal para la adecuación del grupo a la ley de medios, etc. Por otra parte amparado por la impunidad que les da la acción democratizadora de la ley 24198 que anuló la figura de desacato los medios del grupo publican falsas informaciones, en general destinadas a desacreditar al gobierno actual, que en mucho casos tienen un marcado carácter cercano a la injuria. En una sociedad realmente democrática ningún medio debe marcar la agenda periodística o política, sobre todo los medios concentrados, y tal vez ese debería ser uno de los efectos beneficiosos de la ley de medios, que no existan actores preponderantes en el universo de medios. Uno podría pensar que esta actitud de los medios hegemónicos es única en nuestro país, y estaría en un error. Así como el capitalismo ha desarrollado las tecnologías para espiar a todos los ciudadanos del mundo (si Merkel se salva de que se intervengan sus correos o teléfonos) con lo que logra un mayor control de la sociedad pudiendo detectar a todos los que tienen ideas opuestas al sistema y realizar su seguimiento, también ha desarrollado a nivel supranacional una internacional de medios, básicamente voceros de los grupos más concentrados del capital, que responden a los intereses planificados por el neoliberalismo económico. Esta internacional mass mediática, liderada por la CNN y el grupo Prisa, está estructurada en América Latina en torno a la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) y a ella adhieren corporaciones multimediáticas como O Globo en Brasil, RCTV (Radio Caracas Televisión, Venevisión y Televen en Venezuela, Teleamazonas en Ecuador, los grupos Clarín, La Nación y Editorial Perfil en Argentina, etc. El “modus operandi” de estos grupos mediáticos es muy similar en los diferentes países latinoamericanos, difunden noticias abiertamente falsas, o solo una parte de los hechos, o tergiversan declaraciones sacándolas de contexto, manipulan encuestas, ignoran las opiniones de los políticos oficialistas, o tapan las opiniones de los ciudadanos cuando no son funcionales a sus intereses, etc. Las recientes elecciones de Brasil son un ejemplo concreto, primero IBOPE Brasil afirmó que la candidata opositora Marina Silva sacaba más votos que Dilma Rouseff en primera vuelta y que le ganaba en segunda vuelta, Marina salió tercera cómoda, entonces inventaron el fenómeno del candidato de derecha Aecio Neves, se llegó a decir inmediatamente después de las elecciones que tenía una ventaja de alrededor del 15% sobre Dilma, con el correr de los días se la fue morigerando hasta que al final reconocieron que Dilma ganaba. Dilma sacó el 52% de los votos contra el 48 de Neves. En un intento desesperado por limar el caudal electoral del P.T. (Partido de los Trabajadores) la revista Veja, perteneciente a los multimedios opositores adelantó la salida de su número para denunciar un acto de corrupción en Petrobras demostrando su militancia contra el P.T. En Argentina son frecuentes la emisión de noticias falsas, las presiones sobre la justicia para que actúe contra el gobierno. Se ha llegado a un punto tal que se ignoran los avances tecnológicos de nuestro país como por ejemplo la puesta en órbita geoestacionaria de un satélite propio para desconocer logros del gobierno o denostar próceres porque son admirados por la presidenta como por ejemplo el N° 1471 del 4 de octubre de la revista Noticias (Editorial Perfil) donde en su portada dice “Manuel Belgrano. El héroe que no fue. Era incompetente, fantasioso, egocéntrico y sin sentido común. El historiador argentino más prestigioso del mundo, Tulio Halperin Donghi, redescubre al prócer favorito de CFK”. En realidad Halperin Donghi desmiente a la revista en el interior de sus páginas ya que de ningún modo él dice lo que se afirma en la portada, pero el impacto en la portada es lo sustancial para esta mediocre publicación. Por lo tanto seguir la agenda marcada por el grupo Clarín es seguir la ruta de la mentira y de la infamia. Sarlo realiza una afirmación muy interesante, solo los llamados intelectuales que viven de procesar la información y divulgarla digerida pueden tener el tiempo necesario para acceder a la multiplicidad de medios nacionales e internacionales, analizar, comparar y sacar conclusiones. Tal vez los empresarios tengan la disponibilidad de acceder a resúmenes realizados por asesores rentados y los políticos deban contar con esa lectura extensa de la información. Los ciudadanos comunes, los trabajadores que resignan una gran parte importante de su jornada en la lucha diaria por conseguir su sustento y el de su familia, solo acceden a lo sumo a un diario y alguna revista, no pueden realizar esa lectura extensa por lo que se les dificulta contraponer las informaciones. El vínculo con la información de estos sectores se realiza por lo general a través de la televisión y si la misma está monopolizada, resulta más fácil imponer la mentira, la injuria, el pensamiento único de parte de los medios concentrados opositores a los gobiernos populares. Además su tarea se ve facilitada por un ejército de intelectuales, periodistas, políticos opositores que ayudan a difundir las falsedades. Los políticos e intelectuales lo hacen para mendigar unos minutos de presencia ante las cámaras porque reconocen el valor de la pantalla chica y su penetración en los hogares populares. Los periodistas lo hacen solo por el servilismo de recibir un sueldo. Finalmente el último ejemplo, el de Axel vs Eduardo/Silvia/Luis y la complicidad de Mirta. Los puntos fundamentales de crítica al kischnerismo ha sido el autoritarismo (tener un discurso único), el generar enemigos ficticios, hacer terrorismo verbal para asustar a la gente, perseguir a los opositores, tratar de someter a la “prensa independiente”, etc. Todas estas impugnaciones al kischnerismo, ocultan la incapacidad de la oposición de poder vertebrar una propuesta de gobierno coherente y creíble, al punto tal, que uno de los comunicadores estrellas vasallo del grupo Clarín, Jorge Lanata, llegó a decir que “los opositores no valen un cuarto de un tarro de mierda” y una política estrella de la oposición, Elisa Carrió que sus compañeros del FAU-UNEN eran unos imbéciles. En realidad, cuando la prensa y los políticos opositores hablan de autoritarismo, de no soportar las diferencias, de bregar por un discurso único, de violencia verbal contra los que piensan distinto, realizan lo que en Psicología se denomina proyección, ya que son ellos los que más frecuentemente utilizan esa violencia verbal insultando a oficialistas y a la propia presidenta, buscando un discurso único, tratando de enemigos a los que no piensan como ellos, etc., solo que los medios divulgan esto como propio del oficialismo. Por eso traigo el ejemplo de Axel Freire y Aníbal Pachano y el almuerzo en lo de la abuelita Mirta, tan conservadora como reaccionaria, pero que a sus 87 años sigue militando en la causa del conservadurismo recalcitrante, como lo hizo junto a tantos periodistas “independientes” durante la dictadura asesina y genocida y hoy empleados por los grupos mediáticos hegemónicos. Es cierto que los dichos de Axel no fueron muy felices, y menos aun políticamente correctos, pero si se los puede considerar violentos, porque no criticar como violentos los dichos de Pachano que dijo que Freire era un idiota, una rata inmunda, un animal rastrero, o los de Feinmann que dijo que era un sorete, un hijo de puta, etc. Los periodistas de las corporaciones mediáticas opositoras se apuraron a denunciar a Freire, por lo que definieron como violencia verbal, pero nada dijeron de la tremenda violencia de Pachano-Feinmann hacia Freire que fueron mucho más agresivos, injuriantes y asquerosos que lo que pudo decir Axel, que por lo demás pidió perdón, cosa que ni Pachano, ni Feinmann tuvieron la dignidad ni el valor de hacer. El almuerzo de Mirta fue un ejemplo perfecto de acoso moral sobre una persona, allí se vio a un grupo acosador integrado por Feinmann, Fernández Barrios y Bremer acorralar (arrinconar en el lenguaje elíptico de la página del canal) a Axel, no lo dejaron hablar, no le permitieron hilvanar una idea, los tres saltaban como animales furiosos sobre a Axel cada vez que intentaba contestar, todo ello con la complicidad, cuando no con la participación activa de la abuelita conservadora que se deleitaba viendo como sus secuaces aniquilaban a golpes a Axel. Esto sí que fue agresión verbal y más aun viniendo de personas que como Silvia Fernández Barrios y Eduardo Feinmann no tienen estatura moral para juzgar a nadie, ni siquiera al motochorro mediático porque son peores que él. En definitiva, no podemos decir que la realidad sea una construcción solo de los mass media, pero podemos decir que ellos tienen las herramientas para influir sobre los ciudadanos de manera importante, sobre todo en aquellos ciudadanos que, como dijimos, se encuentran dificultados para disponer del tiempo necesario para reflexionar y analizar lo que estos medios difunden y más aún, contrastarlo con otros medios que opinan diferente. Por suerte las redes sociales se están convirtiendo en un fuerte competidor de estos gánster de la comunicación, de estas mafias mediáticas, y los ciudadanos tienen nuevos medios para poder pensar y no comerse las mentiras de los grupos concentrados Aun a pesar de los medios de comunicación de masas brasileros Dilma ganó en Brasil, Tabaré en Uruguay, Correa en Ecuador, Bachelet en Chile, Evo en Bolivia, Nicolás Maduro en Venezuela, Ollanta Humala en Perú, y América Latina continúa resistiendo a la derecha asesina y reaccionaria que apoyada en golpes de estados cívicos militares asesinó a miles de obreros, estudiantes, trabajadores sociales, intelectuales, etc. para imponer sus planes de hambre y miseria dictados por el consenso de Washington, el Fondo Monetario Internacional, el capital financiero internacional y las multinacionales burguesas. Hasta la próxima.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Campo


Que la producción agraria juega un papel importante en la economía de nuestro país es indudable. También es justo reconocer que la Argentina constituyó desde sus orígenes un país de base agraria, primero como productor ganadero y luego se fue incorporando cada vez más la producción cerealera. Recién a fines del siglo XIX comienza a desarrollarse en la Argentina la producción industrial. La Unión Industrial Argentina fue fundada el 7 de febrero de 1887. Su primer presidente fue el senador nacional Antonino Cambaceres. Entre sus precursores se encontraban: Agustín Silveyra, Juan Videla, Joselin Huergo, Francisco Franchini, Cayetano Hachá, Fernando Martí, Casimiro Gómez y Aquiles Maveroff. Por esa época en Argentina habían 400 empresas que contaban con 11.000 trabajadores (consideremos que la población del país era de 4.094.011 habitantes). La mayoría de las empresas eran producto del emprendedurismo de los inmigrantes como Bieckert, Terrabussi, Canale, y tantos otros. Resulta obvio que los momentos de mayor desarrollo de la industria fueron durante los dos grandes períodos bélicos de los que nuestro país no participó. En esos momentos, y sobre todo alrededor de 1940 se profundizó lo que se denominó la política de sustitución de las importaciones. Con el golpe de 1943 accede al control del estado un sector nacionalista interesado en desarrollar la industria nacional, y efectivamente se produce un salto importante, sobre todo de las pequeñas y medianas empresas. El peronismo constituye un movimiento social hegemonizado por el sector industrialista de la burguesía nacional que aunque es consciente de que su mayor fuente de recursos está en el campo, ve claramente que si no se diversifica la matriz productiva el país camina hacia el estancamiento. Por lo tanto se abre un período de acumulación en el que se impulsa el desarrollo de la pequeña y mediana industria y se pretende modernizar lo que comúnmente se conoce como el campo. El proceso de modernización del campo ya había empezado en la década del 20´cuando la matriz ganadera comienza a ceder posiciones frente a la produccción agrícola. La agricultura constituye un sector mucho más dinámico que el ganadero por cuanto requiere mucho más de productos industriales. Mientras que la ganadería ocupa poca mano de obra y no requiere de maquinarias, la agricultura en la primera mitad del siglo XX ocupaba mano de obra extensiva y requería de cada vez más maquinarias. Se produce un doble efecto, el desarrollo de comunidades agrarias en las que la población del interior se ocupa de la recolección de granos, y el desarrollo de las llamadas agroindustrias que comienzan a brindar trabajo cientos de miles de trabajadores industriales. La agroindustria no solo ocupa mano de obra de los trabajadores directamente vinculados a ella, también es un motor de desarrollo de diversas ramas de la industria como el metalmecánico, la industria química, etc. Este proceso lleva dentro de sí una contradicción, en tanto el agro incorpora servicios industriales, son cada vez más los trabajadores agrarios que sufren su expulsión del medio rural. Las maquinarias mecanizan las tareas agropecuarias y por ello los campos requieren cada vez menos trabajadores, los que emigran hacia las grandes ciudades, particularmente Bs. As. y el conurbano. Un país que tenía una población diversificada en su gran extensión, comienza a concentrarse y agregado a esto las corrientes migratorias aumentan la concentración urbana de la población. Es precisamente por ello que el peronismo encara un proyecto industrializador, solo que su modelo muy rápidamente choca con los límites de la baja industrialización de nuestro país. En efecto para desarrollarse industrialmente el país requería de insumos que la argentina no producía, me refiero a las industrias siderometalúrgicas, petroquímicas, etc. Para ello era necesario el desarrollo de una política económica que posibilitara el crecimiento de las grandes inversiones privadas, especialmente extranjeras, cuestión que chocaba con el pensamiento nacionalista del peronismo. Por otra parte los grandes recursos que Argentina había obtenido durante la guerra exportando alimentos comienzan a hacerse más escasos y el desarrollo industrial pone de manifiesto el talón de Aquiles de nuestro país, la insuficiencia energética que obligaba a invertir grandes recursos en importación de combustibles y otras formas de energía. Por lo tanto, la idea de que un país puede desarrollarse solo en base a un sector productivo es falsa. Ni el agro puede crecer sin el aporte de los insumos industriales, ni la industria puede desarrollarse sin el crecimiento del agro. Durante los últimos años se ha registrado una tendencia a sacralizar a eso que genéricamente se denomina el campo. Ahora, sociológica y económicamente, ¿qué es el campo?. Como en toda la economía el campo no constituye un bloque homogéneo. En este sector encontramos una diversidad de sectores que muchas veces tienen intereses divergentes, por no decir contrapuestos. En el sector agrario la lucha de clases se ha manifestado con fuerza tanto por los enfrentamientos entre las patronales explotadoras y asesinas reunidas en torno a la Sociedad Rural Argentina, como entre los propios patrones del campo divididos en diversas categorías según su concentración y su interés productivo. Como dijimos más arriba, los ganaderos y los agricultores son dos sectores claramente diferenciados. Esto no significa que sean compartimientos estancos, a veces los ganaderos cultivan, o los cultivadores crían ganado, pero según donde pongan el acento sus intereses divergen. Los cultivadores se enfrentaron históricamente a la gran burguesía terrateniente, y luego del Grito de Alcorta nació la llamada Federación Agraria Argentina que agrupaba a pequeños y medianos agricultores sometidos a la explotación feroz de los terratenientes. Será el peronismo el que vía créditos blandos posibilitará el acceso a la propiedad de la tierra de los arrendatarios. Existe un sector que sin ser trabajadores rurales, no son ni grandes ni medianos propietarios, son los denominados campesinos pobres que poseen parcelas de tierras insuficientes para garantizar su sustentación y que deben emplearse para ser explotados por los grandes propietarios. Por lo general este sector tiene sus exiguas tierras en las provincias donde los terrenos son menos provechosos, como las del norte argentino, y las mismas por su capacidad de producción requieren grandes esfuerzos para lograr una mínima renta. Son parte de las llamadas economías regionales entre las que encontramos los citrus de Entre Ríos, ciertos cultivos del norte Argentino, etc. Además por estar alejadas de los grandes centros de producción tienen precios muy bajos con lo que el productor a veces se encuentra bajo la línea de indigencia. Ricardo fue un gran economista clásico que enunció el concepto de la renta diferencial de la tierra. Ricardo partía del supuesto que los agricultores se lanzan a la colonización de los territorios y cultivan en primer lugar los terrenos de mayor fertilidad y mejor calidad. Como la tierra es un medio de producción rígido, no tiene ninguna elasticidad y tiene límites físicos precisos, las mejores tierras se agotan rápidamente y los agricultores deben trabajar tierras de menos calidad. La renta diferencial aparece cuando, ante el incremento de la demanda alimentaria, se hace necesario ampliar las áreas de cultivo, los productores agrarios se desplazan a tierras de menor calidad y fertilidad, por lo cual, a iguales cantidades de capital invertido, el valor de la producción será menor. La Teoría de la Renta Diferencial podría enunciarse así: cuando estas tierras de menor rendimiento comienzan a cultivarse, los poseedores de las tierras de primer orden comienzan a exigir una renta mayor a los productores. Esta renta está determinada por la diferencia entre el rendimiento entre la tierra de mayor y menor calidad y fertilidad. Esta teoría se fundamenta en que el uso de tierras de menor calidad implica un costo mayor, por lo que los capitalistas deben vender el cultivo a un precio mayor, para poder pagar los sueldos de sus trabajadores y seguir obteniendo beneficios. En consecuencia, el precio del producto está determinado por la productividad de la última parcela de tierra. A medida que el precio aumente, los propietarios de las mejores tierras comenzarán a recibir una renta diferencial, ya que los costos de producción en esas tierras no se han incrementado. Ricardo concluye que la renta no es una parte componente del precio de las mercaderías, los precios no se elevan porque existe una renta, sino al contrario al elevarse los precios, los capitalistas que trabajan las tierras más fértiles, reciben un beneficio extra, una parte de la cual se la deben pagar al propietario de la tierra. Si además estas tierras se encuentran en puntos geográficos que abaratan el traslado de la producción (ríos navegables, existencia de carreteras seguras y rápidas, tendido de vías férreas, etc.) y están ubicadas en una región de clima privilegiado la renta tenderá a ampliarse. En la industria si un productor logra un producto competitivo tiene que lidiar con la competencia de quienes al ver la mayor ganancia que obtiene se incluyen en este sector de la producción. Por ejemplo si alguien fabrica y vende computadoras es seguro que ante su empresa exitosa aparecerán en el mercado muchos otros fabricantes produzcan computadoras. En cambio no ocurre lo mismo en el sector agropecuario, dado que la tierra como medio de producción constituye un monopolio de carácter finito que no puede duplicarse. Nadie puede entrar a producir dentro de las tierras de un propietario si este no lo autoriza. En Argentina la mayor parte de las tierras cultibables está en manos de terratenientes (no por ser propietarios de grandes extensiones sino porque poseen una extensión territorial en la cual nadie puede ingresar sea esta de una hectárea o de cientos de miles de hectáreas). La mayor parte de las tierras cultivables está concentrada en pocas manos. Según Marcelo Sili y Luciana Soumoulou, en “La problemática de la tierra en Argentina. Conflictos y dinámicas de uso, tenencia y concentración” (IFAD 2011); el 2% de las explotaciones agropecuarias controlan el 50% de la tierra en el país, mientras que el 57% de las explotaciones agropecuarias controlan el 3% de la tierra. Considerando que la producción agraria en el quinquenio 2009/2013 participó en el PBI en un 7% (en los países industrializados como la CEE y EE.UU no supera el 3%) se deduce la importancia que hoy tiene la distribución de la propiedad de la tierra en nuestra economía, sobre todo porque ubica a la Argentina entre los países que tienen ventajas comparativa por ser exportadores de comódities, y porque pone de manifiesto lo mucho que falta para desarrollar nuestro país diversificando su economía. En general el sector agropecuario sufre el mismo carácter de inequidad entre grandes terratenientes y pequeños propietarios, pero esta distorsión se ha incrementado con el ingreso al mercado de nuevos jugadores como los pool de siembra que aprovechando el boom de la soja han rentado grandes extensiones de tierra para transformarlas en monopolios de explotación capitalista. Estos grandes propietarios no casualmente son descendientes de quienes arrebataron grandes territorios a los pueblos originarios a través de la campaña del desierto que llevara adelante la derecha reaccionaria y conservadora de la mano del General Roca. Desde la época de la colonia nombres como Menéndez Betty, Patrón Costa, Anchorena, Alzaga Unsué, Martínez de Hoz, son los nombres que han controlado a las principales entidades gremiales del campo como la Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentina, etc., y han impulsado las políticas más explotadoras, reaccionarias y genocidas que llevaron adelante las dictaduras militares y muchos gobiernos “democráticos”. Estas patronales, aun en la actualidad explotan mano de obra semi esclava condenando a la miseria a los trabajadores rurales. Por eso cuando desde los medios de comunicación se pretende vender a los propietarios rurales como un bloque se miente, cuando se pretende hacernos creer que los patrones agrarios son el pilar de la economía se ofende nuestra inteligencia, cuando se dice que a la Argentina le va bien si le va bien al campo se falsifica la realidad. En la década del veinte, los agrarios viajaban en barco a Europa con todo lujo y boato llegando al extremo de llevar en los barcos vacas para tener leche fresca, y sin embargo a la Argentina, a esa Argentina trabajadora y explotada no le iba bien, muestra de ello son las huelgas de la Patagonia y la represión genocida y la Semana Trágica en Bs. As. El campo, como toda la sociedad no es un sector monolítico, sino parte de una sociedad dividida en clases donde los propietarios de los medios de producción viven de lo producido por los trabajadores de las ciudades y del campo. Hasta la próxima.

sábado, 11 de octubre de 2014

Decisión.


Nuestra vida, vista desde un determinado ángulo, es una sucesión de toma de decisiones. Cuando salimos a la calle, cuando cruzamos una esquina, cuando manejamos un auto, cuando hacemos una compra, en cada momento estamos decidiendo. Hay decisiones cotidianas y grandes decisiones que comprometen nuestra vida futura. El problema es que cuando tomamos una gran decisión o una pequeña no siempre lo hacemos con el conocimiento milimétrico de cuáles serán sus consecuencias. Tampoco somos conscientes en un ciento por ciento respecto a los motivos por los cuales tomamos una decisión y no otra, aun cuando en una intersección de calles decidimos tomar por un camino a veces no sabemos porque tomamos ese y no otro. Podríamos decir que existen dos concepciones respecto a la toma de decisiones, una está basada en lo que se llama el libre albedrío que definiría que nuestras decisiones son un producto exclusivo de nuestra conciencia. El libre albedrío o libre elección es una creencia sostenida por ciertas doctrinas filosóficas que preconizan que los humanos pueden elegir y tomar sus propias decisiones. El libre albedrio se encuentra vinculado a las ideas religiosas, muchas religiones han apoyado dicha creencia, ya que según ellas el ser humano tiene el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. Para las religiones en general y para el cristianismo en particular, Dios dotó al hombre de la capacidad de elegir el camino. El concepto es comúnmente usado y tiene connotaciones objetivas al indicar la realización de una acción por un agente no condicionado íntegramente, estando su acción ligada a factores precedentes y subjetivos que hacen que la percepción de la acción del agente sea inducida por su propia voluntad. Como vemos desde esta perspectiva cada decisión que tomamos es un producto de nuestra acción deliberada, consciente. Frente a este punto de vista se yergue la crítica impugnadora que parte de considerar que somos seres socialmente situados y que por lo tanto cuando tomamos una decisión, lo hacemos en función de un conjunto de factores que pueden ser o no ser conocidos por quien toma la decisión. Muchas de nuestras decisiones las tomamos aun sabiendo que pude acarrearnos problemas o inconvenientes, a veces tenemos que optar entre dos decisiones y elegir aquella que consideramos menos mala. En la película “La decisión de Shopie” la protagonista, que se encuentra en una estación de ferrocarril donde se transportan prisioneros que serán llevados a los campos de exterminio, ante la exigencia de un oficial nazi se ve en situación de decidir cuál de sus dos hijos salvará y a cual condenará a una muerte segura en un campo de concentración (los hijos son un niño y una niña), primero se niega e implora diciendo que no puede tomar tal decisión, pero ante la orden del militar de que se lleven a los dos niños, la madre entre gritos y sollozos de angustia y dice “que se lleven la niña, que se lleven la niña”. Podemos realizar mil y una interpretación de porque la madre decide condenar a la hija y salvar al hijo, pero lo real es que cualquiera de las dos decisiones eran letales, esta madre se encuentra en un campo de poder en el que ella puede decidir salvar a uno de sus hijos, pero a la vez otro poder determina que el hijo no salvado debe morir. Decidir es un término latino “decidere” que significa separar cortando, es un vocablo compuesto por el prefijo de (de, dis) que significa separación y el verbo caederé que es pegar, cortar. Su significado más preciso sería cortar separando, cortar selectivamente. Esta palabra tiene una carga imperativa, decidir es optar por uno de los puntos en debate. Otra palabra, elegir, no tiene esa connotación tan imperativa, ya que se puede elegir sin optar, “elijo la amistad”. Por lo tanto estamos ante un término muy fuerte que nos compulsa a escoger un camino desechando otros. No siempre las decisiones se toman pensando en el bien común, ni tan siquiera en el bienestar familiar. Las decisiones pueden ser individuales o colectivas. En las decisiones individuales, aquellas que el sujeto toma en soledad, debe soportarse una carga mucho más pesada ya que la responsabilidad de la misma compete solo al sujeto individual. En cambio en las decisiones colectivas esta responsabilidad es repartida entre varios actores. Por lo tanto tenemos diversos tipos de decisiones, pequeñas y grandes, nimias y determinantes, individuales y colectivas, cotidianas y estratégicas. Por otra parte la importancia de las decisiones también se evalúa por diversos parámetros, a quienes afectan, que consecuencias conllevan, que campo de libertad tenemos para tomarlas, que conocimientos tenemos sobre sus efectos, etc. En todos estos tipos de decisiones el que decide debe poner en juego una serie de valores y conocimientos. Somos responsables de nuestras decisiones, aun de aquellas que tomamos en situaciones problemáticas o dilemáticas. Solo que las responsabilidades no son equivalentes en todos los miembros de la sociedad. En una organización la responsabilidad de los operarios no es igual que la de los supervisores o de la dirección de la empresa. Mientras que los primeros pueden decidir sobre aspectos operativos puntuales, en la medida en que se asciende en la escala jerárquica aumentan las responsabilidades y consecuencias de las decisiones que se toman. Una mala decisión de un operario a lo sumo causa un trastorno en la producción, en cambio una mala decisión de un CEO de una organización puede llevar a la quiebra de la empresa y afectar el destino no solo de quienes trabajan en ella, sino de quienes tienen relación con ella y más aún, muchas veces del conjunto social del que la empresa es tributaria. En el campo de la política esta cuestión adquiere caracteres más determinantes. Un funcionario del Estado (presidente, ministro, legislador, etc.) cuando decide lo hace poniendo en juego un patrimonio que no le pertenece y que administra eventualmente, y por otro lado, sus decisiones afectan a sectores muy amplios del espectro social. Las decisiones que se toman a nivel de gobierno (sean estas del oficialismo o de la oposición) nos afectan a todos, y no son más responsables los oficialistas que los opositores, porque, en una democracia, los opositores son parte del sistema de toma de decisiones, Massa, Macri, Binner, no pueden decir que las cosas van mal en el país porque el gobierno toma malas decisiones, porque ellos participan de la maquinaria de toma de decisiones, aun cuando pierdan una votación. Pero peor aún, en nuestro país los políticos opositores actúan tomando decisiones que no son producto de evaluaciones serias de los elementos de juicio, sino que se trata de decisiones espasmódicas, si el gobierno propone algo ellos se oponen, desde hace muchos años no vemos que un opositor acompañe una decisión del gobierno. Entonces, el razonamiento simple nos lleva a pensar que este gobierno no ha tomado ni una medida que sea positiva, y si es así, ¿los argentinos somos tan estúpidos que votamos a un gobierno de incompetentes? Porque, que yo sepa el oficialismo ha ganado tres elecciones presidenciales, muchas de gobernadores, más de intendentes, diputados y senadores, etc. En muchas cuestiones se ha votado por la negativa sin conocimiento de lo que se trataba, o por mandato del principal político de la oposición (Magneto el CEO de Clarín) y su perro faldero Lanata. También tenemos el caso de defensa a ultranza a quienes les dan espacio en los medios. Por ejemplo cuando el gobierno actúa contra una corporación que comete actos delictivos, como es el caso del AFSCA con la adecuación del grupo Clarín, los opositores ponen el grito en el cielo porque se ha tocado a su amo y señor. Otras veces actúan irresponsablemente como en el caso de quienes exigieron que nos sometiéramos como país al salvaje, corrupto e irracional fallo del juez títere de los fondos buitres (Griesa) y pagáramos la deuda tal como dice el juez. Otros prometen el oro y el moro si son gobierno como derogar el impuesto a las ganancias y las retenciones al agro sin decirnos como van a financiar el Estado. Está el caso de quienes dicen que van a revisar (eufemismo por derogar) todas las leyes promulgadas en estos doce años, es decir van a volver al saqueo de la jubilación privada, anular el matrimonio igualitario, la ley de medios, la asignación universal por hijos, la estatización de Aerolíneas e YPF, etc., etc. Decidir no solo es hacer, decidir es tomar partido también, por sí o por no. Quien decide no debe ver solo el presente o el futuro inmediato, debe tener, sobre todo si pretende gobernar, un horizonte de visibilidad, capacidad crítica y espíritu de cooperación, cosa que muchos políticos de nuestro país carecen en absoluto. Hasta la próxima.