lunes, 18 de marzo de 2024

Sobre la desocupación

En el debate social existen una multiplicidad de temas que son urgentes para la vida cotidiana de los trabajadores, lo principales temas que nos agobian hoy son: la inflación. la caída del poder adquisitivo de los trabajadores como producto de la licuación de sus ingresos, el precio de los servicios (luz, gas, transporte, agua, tasas municipales, etc.), la inseguridad, la corrupción de las organizaciones del estado (políticas, de seguridad, de salud, etc.) pero de todas ellas hay una que nos afecta mucho y que abarca todas las necesidades de la vida cotidiana: la desocupación ¿Porque la desocupación es un tema de gran importancia en el debate social?, porque sin trabajo nuestra capacidad de adquirir lo necesario para sobrevivir se reduce a cero, y si queremos comer, pagar el alquiler de la casa, atender nuestra salud, mandar nuestros hijos a la escuela, etc., necesitamos contar con los ingresos que nos permitan cubrir esas necesidades. Por lo tanto, referirnos a la desocupación nos remite al concepto de trabajo, que ha significado el trabajo a lo largo de la humanidad. Desocupación y trabajo remunerado son diferentes partes, pero estrechamente relacionadas, en la realidad capitalista, en tanto el hombre es sujeto del mercado al que debe concurrir para garantizar su producción material y su reproducción, el trabajo se convierte en una necesidad en el marco del capitalismo. Como se puede definir el trabajo. Según Marx en la ideología Alemana: "El trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que éste realiza, regula y controla mediante su propia acción su intercambio de materias con la naturaleza. En este proceso, el hombre se enfrenta como un poder natural con la materia de la naturaleza. Pone en acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos y las piernas, la cabeza y las manos, para de ese modo asimilarse, bajo una forma útil para su propia vida, las materias que la naturaleza le brinda. Y a la par que de ese modo actúa sobre la naturaleza exterior a él y la transforma, transforma a su propia naturaleza, desarrollando las potencias que dormitan en él y sometiendo el juego de sus fuerzas a su propia disciplina”. Marx, C., Engels F. (1973) La ideología alemana. Ed. Pueblos Unidos. Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida, paso éste que se halla condicionado por su organización corpórea. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material. Pero a diferencia de lo que afirman muchos "marxistas", el trabajo no constituye la principal actividad del hombre, la centralidad del trabajo en la vida social es un rasgo aportado por la ideología del capitalismo que necesitaba y necesita que el trabajador considere así al trabajo. En cambio, en Marx encontramos una conceptualización negativa del trabajo cuando nos dice en los Manuscritos Económicos Filosóficos (Alianza 1969, págs. 108 y sucesivas): “¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente, en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que, en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. (...). En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. (...) Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo. Esta consideración del trabajo la encontramos en la vida cotidiana cuando preguntamos que es para Ud. el trabajo, las principales respuestas más populares que recibimos son: es perder la vida, ganándosela, conseguir los medios para vivir, el trabajo es producir algo a cambio de dinero, el trabajo es la capacidad de producir del hombre, trabajamos para satisfacer necesidades, porque es un mandato social y también hallamos respuestas más cercanas a la ideología capitalista del tipo: el trabajo permite autorrealizarnos, trabajamos por placer o diversión, para mejorar en forma continua nuestra forma de vida. El primer tipo de respuestas las encontramos en los trabajadores manuales (obreros industriales, albañiles, peones rurales, trabajadores administrativos, etc., el segundo tipo de respuestas son más típicas de sujetos pertenecientes a la llamada clase media como directivos de empresas, profesionales liberales, educadores, etc. Dada esta comprensión de la naturaleza humana como la de un ser que sólo puede encontrar su perfección en el trabajo, el tema central de la filosofía marxiana es la transformación del trabajo sin sentido, enajenado, del trabajo como un mero medio, en un trabajo enriquecedor, en un trabajo libre. En sus primeros escritos, llamó “actividad personal” a la realización de esta inclinación al movimiento, y cuando criticó la forma concreta de darse esta actividad en las sociedades de explotación pidió la “abolición del trabajo”. En escritos posteriores estableció la diferencia entre trabajo libre y trabajo enajenado y su crítica a la alienación se expresó en su preocupación por la “emancipación del trabajo”. Es importante en nuestro análisis reconocer la diferencia entre la existencia del trabajo como tal y el trabajo asalariado que es un producto típico de las relaciones de producción capitalista. Como decíamos, todo ser humano tiene una capacidad de acción y nuestro cuerpo constituye una caja de herramientas (nuestros dedos pueden ser tenazas, nuestro puño cerrado un martillo, nuestro cerebro el centro de comando, nuestros pies son nuestra locomoción, nuestro aparato masticatorio una trituradora, etc.) con las que ponemos en acción nuestra capacidad de producir. Es decir, de realizar un trabajo. En la lengua inglesa el trabajo tiene dos acepciones, en algunos casos es el work o capacidad general de trabajo, de producir valor en general. En cambio, cuando se menciona el “labor”, se está hablando de una capacidad especifica de producir, por ejemplo, la capacidad del carpintero que produce muebles. El trabajador puede realizar un trabajo, pero no cobrar salario porque no pertenece a una organización, este es por ejemplo el caso de los trabajadores independientes (Vg. Un plomero) Cuando alguien se inserta en una organización mercantil o industrial, lo que hace es ofrecer su capacidad de producir a cambio de un salario, es la capacidad de producir para crear valor. Es decir que el trabajo asalariado es una transacción entre privados donde se formaliza un contrato que estipula que el empleador y el empleado acuerdan en que el primero compra la fuerza de trabajo y los conocimientos para aplicarla, de un trabajador por un determinado período de tiempo (1 día, un mes, etc.) y el segundo a cambio de su fuerza de trabajo recibe un salario. Pero en los orígenes del dominio burgués el trabajador tenía una relativa estabilidad en el empleo, al punto tal que solo cambiaba una o dos veces de empleo. El problema surgió cuando las máquinas conducidas por trabajadores comenzaron a reducir el tiempo de trabajo, y además cuando el capitalismo se constituyó en una herramienta de los empresarios para licuar los ingresos de los trabajadores vía el uso de la inflación como herramienta, ya que como decía el General Perón, en el capitalismo los precios suben por lo0s ascensores y los salarios por las escaleras. El modelo de producción colectiva a cargo de los trabajadores y apropiación individual de lo producido por el burgués, que además tiene la posibilidad de aumentar los precios de sus mercancías y congelar los de los salarios llevo a las condiciones de pobreza extrema del capitalismo actual. Y por otro lado esta contradicción entre producción social y apropiación privada provoca crisis periódicas del capitalismo por lo que Marx denominó la tendencia declinante de la tasa de ganancia. Cada vez que surge una de estas crisis la solución de los burgueses es ajustar olas economías vía expropiación de los trabajadores y demás sectores subordinados (jubilados, campesinos pobres, pequeñas empresas, cuentapropistas, etc.) generando procesos inflacionarios que contraen la demanda y generan estancamiento e inflación, con lo que los trabajadores de todo tipo son en cada crisis más pobres y los burgueses más ricos. Pero existe una segunda receta para expoliar a los trabajadores y es la desocupación, a mayor desocupación menor es la resistencia obrera a ser explotada salvajemente. Esto fue claro durante el periodo 1990-2002 durante el cual los trabajadores aceptaban condiciones degradantes de empleo as cambio de conservar el mismo. Portantiero enunció un interesante concepto, el ejercito industrial de reserva, es decir una fuerza laboral sin ocupación remunerada que presione a las puertas de fábricas, comercios, etc., para disciplinar a los trabajadores, Margaret Thatcher lo aplico durante el período que estuvo al frente del gobierno británico. Por ello es importante estudiar los procesos de desocupación, porque la desocupación constituye un drama social. El desocupado ve afectada además de su economía, su salud y su identidad. El trabajador a diferencia del ciervo feudal (que era dueño de sus herramientas) en el capitalismo ingresa al establecimiento desprovisto de las mismas (cosa que no ocurría en los primeros momentos de la manufactura, cuando el trabajador era evaluado por su futuro patrón por el contenido de su caja de herramientas) y utiliza en su desempeño diario el instrumental que le provee el empresario. Por lo tanto, lo único que posee el trabajador en su fuerza de trabajo (no posee ni la tierra, ni los medios de producción y en muchos casos ni es dueño de su vivienda, a la que alquila). Esta situación hace más penosa la vulnerabilidad del trabajador desocupado, dado que cuenta con escasos medios materiales para paliar la situación de desempleo, y debe enfrentar su crisis laboral con su único valor, el capital intelectual, es decir sus conocimientos. Cuando ese capital incluye competencias laborales requeridas por los mercados de trabajo, el actor puede tener mayor margen de maniobra en la situación de crisis, este es el caso de obreros calificados, técnicos y profesionales. Pero cuando esas competencias están sobresaturadas en los mercados laborales, el trabajador fracasa en sus intentos de reinsertarse laboralmente y lentamente se desliza por la pendiente del fracaso de sus planes para solucionar su crisis y se recluye en el estado de inactividad que conlleva la aceptación de la ayuda de los planes sociales y el abandono de la idea de futuro.