viernes, 28 de mayo de 2021

El debate sobre la presencialidad.

Retomo con esta entrada el blog que había dejado hace casi cuatro años. Lo hago por varios motivos. Por un lado, dejé de publicar en el blog fascinado por la posibilidad de comunicación y debate que brindaban las redes sociales como Facebook. Luego de participar estos años en Facebook pude comprobar que no es un espacio de libertad. Facebook censura aquellos contenidos que no se corresponden con la línea editorial que ellos imprimen a su herramienta. Si pones algo que no les agrada te censuran, si polemizas con alguien que ellos protegen te censuran, te limitan la cantidad de contactos a los que podés llegar, en definitiva, es un fiasco que solo les sirve a los sectores de la derecha que Facebook protege. En Segundo lugar, creí que el blog estaba agotado, había publicado casi trescientas entradas y pensé que no era posible producir algún cambio por medio del blog, ese fue también un error, los cambios no se notan inmediatamente, lo que uno difunde tiene un peso que solo se puede ver a veces muchos años después. En tercer lugar, la tarea académica me exigía mucho esfuerzo, me dejaba poco tiempo libre para ocuparme del blog, ahora, que he accedido a la jubilación cuento con el tiempo para pensar y divulgar mi pensamiento entre los que quieran acceder a él, no importa que sean unos pocos, vale poder intercambiar ideas, aun con aquellos que piensan diametralmente diferente. En esta nueva era de, mi blog, aun cuando conservaré la base política del mismo, pienso trabajar con mayor esfuerzo en temas científicos y filosóficos. El debate sobre la presencialidad es un tema que esta penetrado tanto por lo político como por lo académico-científico. Es claro que, para la derecha, que a lo largo de la historia de nuestro país nunca le interesó la educación y que mucho menos en los últimos años cuando siendo gobierno en CABA o en el país, o en la Pcia. de Bs. As. hizo el mayor esfuerzo para reducir el presupuesto educativo, abandonó los programas de entrega de computadoras a los sectores más vulnerables, escamoteó lo construcción de escuelas y demás organizaciones educativas, redujo los ingresos de los docentes, etc., etc., hoy levanta la bandera de la presencialidad. Cuáles son los argumentos de la derecha para defender la presencialidad. Que los niños pobres si no se abren las escuelas no pueden aprender, que la escuela pierde en calidad, que los educandos necesitan del vínculo emocional que les brinda la concurrencia a las aulas, etc., todos estos argumentos falaces que aún son sostenidos por una cierta izquierda dogmática y conservadora en el campo de las ciencias de la educación. La escuela, al decir de Foucault constituye una de las grandes instituciones de encierro como lo son la cárcel y los manicomios. De los que se trata de de aislar a los que la sufren y en el marco del aislamiento "socializarlos" es decir convertirlos en sujetos pasivos y obedientes para que acepten las reglas del sistema de opresión y explotación que constituye el modo de producción capitalista. Si observamos el origen de la escuela, podemos constatar que la misma es inventada por Prusia con el objetivo de transformarla en un espacio de formación y disciplinamiento de los niños que pronto se convertirían en obreros, de manera de garantizar que tuvieran por un lado los conocimientos necesarios que la naciente sociedad industrial le requería a los trabajadores para poder insertarse en las fábricas y por el otra impregnarlos de la disciplina necesaria para que obedezcan sin protestar las condiciones y mandatos de la empresa industrial que los condenaba a una vida de trabajo y pobreza. No es casualidad que la disciplina imperante en la nueva institución fuera la férrea disciplina militar existente en el ejército prusiano. El aula bancarizada, con todos los asientos mirando al maestro, de manera tal que los alumnos no pudieran interactuar ni verse entre sí, la investidura de autoridad absoluta del docente y su connotación como el lugar donde estaba puesto el saber, los castigos corporales que existieron en nuestras escuelas hasta avanzado el siglo veinte demuestran el carácter represivo y autoritario de la escuela. De todas maneras, este sistema carcelario de la escuela fue aceptado por la sociedad y pronto se extendió a todo el planeta. Esto se debió a un beneficio significativo que para las clases desposeídas tenían los aprendizajes realizados, dado que los proveían de competencias que además de posibilitarles trabajar les permitían acceder a un universo mayor de conocimientos en tanto les posibilitaba acceder a los libros, prensa escrita, etc., y poder tomar contacto con un universo de acontecimientos mayor que el que le brindaba el campo estrecho delo conocimiento a través de sus sentidos. En la segunda mitad del siglo veinte la escuela diversificó su campo de actuación llendo más allá de su función conservadora y de adiestramiento de los futuros trabajadores. La caída del estado de bienestar inaugurado por el peronismo en argentina que a partir de la mitad de la década del setenta, dictadura genocida de por medio, sumió a un importante sector de la clase media en la pobreza y aun en la indigencia conformando una amplia franja de lo que llamamos NUPOS (nuevos pobres), los índices de pobreza e indigencia que desde la década del cuarenta habían descendido a menos de dos dígitos, comenzaron a trepar llegando a casi el cincuenta por ciento de pobres que existen en la actualidad. En la misma medida en que aumentaba la pobreza, lo hacia la carencia alimentaria que afectaba fundamentalmente a los niños. La escuela tiene que comenzar a cumplir el rol de comedor comunitario y los maestros comienzas a diversificar sus competencias teniendo que constituirse además de educadores, en alimentadores de esos niños. Por otra parte, un importante fenómeno social nuevo impacta en la escuela, las llamadas amas de casa deben dejar de ser esas señoras que criaban a sus hijos y le brindaban a ellos y a sus maridos la asistencia higiénica y alimentaria, comienzan a emanciparse de ese rol pasivo al que las había sometido la sociedad patriarcal y machista de los siglos XIX y XX y comienzan a volcarse al mercado laboral, aun en las condiciones de desigualdad salarial a las que eran sometidas. En la estructurada familia patriarcal, en la que el hombre era el proveedor de dinero y la mujer la administradora de los mismos en el hogar, los niños comienzan a ver como la madre ya no es más la que los levanta, higieniza, lleva a la escuela, los espera a la salid y se convierte en otra figura parental ausente durante largas horas del día en las que tiene que cumplir con sus obligaciones de trabajadora asalariada. La mujer comienza a sufrir una doble carga laboral, la de mantener la casa y la de su empleo. Los padres, sobre todo los de menores recursos y empleos peor pagos, comienzan a ver a la escuela como un espacio de cuidado y guardería de sus hijos mientras ellos permanecen en sus trabajos, y la escuela inventa las extracurricular para aumentar el tiempo de permanencia de los niños en la misma. Se agregan (sobre todo en las escuelas públicas de gestión privada) nuevas competencias co9mo computación, idiomas, educación física las que se realizan en contra turno. El beneficio de la presencialidad es precisamente este, que los padres sepan que sus hijos están encerrados en la escuela mientras trabajan y supuestamente preservados de los riesgos de la calle. Todas las otras invocaciones para justificar la presencialidad como ser los problemas de maduración emotiva del niño, la ruptura de la trama vincular que la escuela provee y la contención afectiva que les permite estar con sus pares en este espacio de encierro que constitu8ye la escuela son nada más que pretextos para justificar la razón más importante delo interés de los padres por la presencialidad. La virtualidad educa tanto como la presencialidad, el niño aprende tanto en el aula como frente a una pantalla de una computadora, y más aún el niño aprende más con la computadora que con los aburridos y obsoletos contenidos de la enseñanza áulica. Todos los que pasamos por la escuela sabemos del sufrimiento que significaba esos domingos por la tarde porque sabíamos que el lunes a la mañana debíamos concurrir a la escuela, sabemos de la angustia de febrero cuando finalizaban las vacaciones y de la alegría y el desahogo que teníamos y tienen los niños y niñas cuando llega la hora de abandonar cada día la escuela para poder ir con sus compañeritos a los parques y plazas a jugar a la pelota, u otros juegos colectivos. Pregúntesele a un niño a niña si prefiere estar en la escuela en los juegos de una plaza o parque, o con los jueguitos de su teléfono celular o su computadora y verá que la respuesta es a favor de lo segundo por muy amplia mayoría. La escuela ha dejado de tener sentido porque no se ha adecuado a los cambios tecnológicos que han acontecido en los últimos años. En mi infancia competíamos por saber cuál era la capital de un país, cuáles eran los ríos más importantes, etc. Hoy ese conocimiento es innecesario porque contamos con nuestra percepción ampliada que son los celulares en los que tenemos a disposición todos los conocimientos necesarios e innecesarios desde una capital, la población mundial o la teoría de la relatividad. Todo está en internes y Google te lo pone a disposición con tan solo un clic. Hoy contamos con los conocimientos en tiempo real al mismo momento que se están produciendo, Ud. quiere saber la composición química de un medicamento o una vacuna basta con pregúnteselo a internet, quiere saber cuántos muertos hubieron en la primera o según da guerra mundial, internet se lo dice, por eso aprender poesías de memoria, formulas como el binomio cuadrado perfecto o el trinomio cubo perfecto son un desperdicio de memoria, sin embargo la escuela, que todavía cuenta con los contenidos que tenía cuando la diseñaron, continúa con sus pedagogías y didácticas aun a costa de lo absurdo en que se constituye la enseñanza así socializada. Un ejemplo de irracionalidad de la escuela es el debate sobre la educación de calidad, es frecuente escuchar a políticos, funcionarios y aun educadores definir la calidad de la educación por el logro de los ciento ochenta días de clases en el año. La calidad de la educación está determinada por cuan actualizadas son las competencias formativas que desarrolla que posibilidades laborales habilita en el egresado, cuanto logra desarrollar el pensamiento crítico reflexivo en el educando, cual es el manejo del alumno de las nuevas tecnologías como la informática, la robótica, la inteligencia artificial, etc. Por eso no es casual que la derecha argentina esté interesada en la presencialidad en la escuela en tiempos de pandemia, es por una especulación oportunista, porque sabe cuan el el verdadero interés de los padres en la presencialidad y por una especulación electoral porque los encuestadores le dicen que defender la presencialidad les suma votos a su proyecto de poder para continuar explotando a los sectores populares en Argentina.